CrÃtica de 'Whiplash'
Crítica de 'Whiplash', la gran no-favorita de los Oscars
Es imposible escapar de 'Whiplash'. Desde el momento en que comienza a sonar la percusión y Damien Chazelle desliza su cámara a través de los pasillos del conservatorio, nos vemos arrastrados al espectáculo cinematográfico más voraz, salvaje e irresistible que este todavía joven 2015 pudiera haber ofrecido. Tomando como base sus propias experiencias cuando aspiraba a convertirse en batería de jazz, el director y guionista serpentéa por el pedregoso camino en busca de plenitud a través del arte. De trascender y dejar huella, elevándose como un dios de carne sobre el rebaño de la multitud. Un sendero que ha sido recorrido en multitud de ocasiones, pero pocas veces con la fuerza arrolladora que podemos ver en la cinta protagonizada por unos descomunales Miles Teller y J.K. Simmons.
El director de 'El Hombre Invisible' critica la crÃtica publicada por el cómico Limmy hace más de dos años
CrÃtica de Stoker
Nacida desde lo más profundo de las tripas, como un hipnótico vórtice musical envuelto entre sangre, sudor y fragmentos humanos, 'Whiplash' pone patas arriba el modelo clásico de la relación entre alumno y profesor, para transformarlo en un relato tóxico que se abre paso zarpazos y dentelladas.
Con el futuro Mr. Fantástico Miles Teller como discípulo que busca desentrañar los secretos del jazz a través de las baquetas y nuestro J. Jonah Jameson J.K. Simmons como implacable mentor que se mueve entre lo espartano y lo más genuinamente psicótico, la sombra del pájaro Charlie Parker oscila sobre ellos como un prometido Nirvana por el que se justifican las más atroces muestras de brutalidad física y mental. El resto de notas en este continuo in crescendo no son más que víctimas colaterales de una batalla campal con aires de combate mitológico, en la que no hay más camino a la notoriedad que mediante la autodestrucción personal y el asesinato figurativo del maestro.
Complejos dentro de unas ambiciones tan básicas como insonsables en su inabarcable inmensidad, los personajes de 'Whiplash' son asperos como el papel de lija, e imposibles de digerir en totales tan imposibles como héroes o villanos, triunfo o fracaso. Nunca terminas de tener claro cual es el destino que quieres que les depare la historia, mientras no puedes evitar verte arrastrado, como si King Kong y Godzilla acabasen de entrar en Nueva York a golpe de Jazz.
Engalanada con un ritmo tan endiablado que incluso cuando parezca decaer, será para golpearnos todavía más fuerte, y con un sonido magnético con el que resulta imposible levantarse de la butaca hasta que los créditos llegan al final, 'Whiplash' es con toda probabilidad una de las propuestas más estimulantes y cargadas de energía de todos los nominados a los Oscars 2015. Tanto, que probablemente sea completemante ninguneada como ya ocurriera con 'Django Desencadenado' o 'El Lobo de Wall Street'.
El hecho de que un Miles Teller que se deja la piel, la carne y el alma en cada golpe sobre la batería ni siquiera esté nominado, ya hace presagiar por donde irán los tiros. Demasiada película para la Academia. Para los que disfrutemos de este cine atrevido, desafiante y hasta peligroso, 'Whiplash' es un chute de adrenalina audiovisual diabólicamente irresistible.
Pero, aparte de disfrutar de un visceral tour de force en este cara a cara acompañado de música que se te mete en las arterias y no te suelta hasta varias horas después del final, ¿de que va 'Whiplash'? Del todo o nada. De la cara más monstruosa y a la vez fascinante de entregarse al completo para trascender a través del arte. El lado más kamikaza y fanático de lo que supone perseguir un sueño en esta encarnizada batalla que es la vida. Una batalla que no conoce de rehénes, en la que no hay más maestro que el enemigo, y no se completa la enseñanza hasta su completa aniquilación.
Y si todavía no lo tenéis claros, estas son nuestras diez razones para ver 'Whiplash':