15 reboots del universo Marvel que explican las Secret Wars
¿Es este el reinicio de Marvel que tanto temíamos?
15 reboots del universo Marvel que explican las Secret Wars. Tras el anuncio de ayer en el que la editorial de los Vengadores, Spider-Man, los X-Men y tantos otros personajes nos citaba en las nuevas Secret Wars para presenciar la destrucción del universo Marvel y la creación de uno nuevo, sus fans se encuentran en estado de shock sin saber bien como reaccionar. ¿Es el momento para bajarse del barco o para mostrar entusiasmo en la incertidumbre de lo que nos depara el futuro?
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Difícil pregunta, ante lo que solo cabe ir a lo obvio de que -sea lo que sea- será algo nuevo. Para no caer en el alarmismo y digerirlo adecuadamente para tener claro las implicaciones de estas Nuevas Guerras Secretas tendrán para la editorial y poner las cosas en perspectiva, os ofrecemos un repaso que hace pensar que quizás no sea la primera vez que la editorial se plantea o hace algo similar, con resultados dispares en cada una de ellas.
Estos son los 15 reboots del universo Marvel que explican las Secret Wars:
Los Cuatro Fantásticos #1: Tras 22 años trabajando para la compañía, Stan Lee marcó un antes y un después al unirse con el veterano dibujante Jack Kirby para crear a los Cuatro Fantásticos. El primer cómic de las aventuras de la familia Richards marcaba el comienzo de la era Marvel, dando carpetazo a las historias que habían sido publicadas durante los años 40 y 50. Personajes como la Antorcha Humana, La Viuda Negra, Ghost Rider o la Visión eran presentados con nuevas encarnaciones completamente diferentes a las que conocieron los lectores de la II Guerra Mundial, mientras que personajes como el Capitán América, Namor o Patsy Walker eran reintroducidos, retconeando de la continuidad buenas parte de los cómics que habían protagonizado antes de Reed y su familia pusieran rumbo al espacio. Y aunque muchas de aquellas historias se recuperaron de forma “libre”, fue un reboot en toda regla que dejó a la mayoría de los cómics de la Golden Age fuera de la continuidad oficial.
La Saga del Fénix Oscuro / Inferno: Al comienzo de los ochenta, Marvel atravesaba una etapa de madurez envidiable, cuando las cosas comenzaron a complicarse. Jean Grey acababa de sacrificarse heroícamente para proteger a los X-Men, marcando un antes y un después en el cómic de superhéroes. Sin embargo, un grupo de guionistas nostálgicos la echaban de menos y decidieron traerla de vuelta afirmando que aquella Jean Grey que se había erigido como una de las mayores heroínas de la historia del cómic nunca fue ella, sino una impostora. Al responsable de la saga del Fénix le costó vida y obra arreglar aquel desastre haciendo que los tres personajes que habían pasado como Jean Grey (Fénix, la propia Jean y una tercera que llegó después) convergieran para quedar como un único personaje.
El Lugar Peligroso: Sin embargo, ahí no acabaron las extrañas aventuras de los X-Men, y a finales de los ochenta el grupo vivió una extraña aventura en el que se disolvieron, para regresar completamente renovados. Por arte de magia, Mariposa Mental pasaba de ser un inglesa de pelo rosa a una ninja asiática, Tormenta se convertía en una niña de ocho años y Kaos se convirtió en uno de los malos. Por suerte para todos, la mayoría de estas reinvenciones de personajes quedaron olvidadas.
La Era de Apocalipsis: En lo noventa, el editor Bob Harras estaba reunido con los responsables de la serie de dibujos de los X-Men, cuando se dio cuenta de que uno de los guiones que tenían sobre la mesa era oro puro. Parcialmente inspirado en Días del Futuro Pasado, en él, el hijo de Xavier viajaba al pasado con la intención de matar a Magneto antes de que se convirtiera en un terrorista. Sin embargo, la ironía quiso que matase a su padre en su lugar, dando como resultado una nueva realidad en la que Xavier nunca fundó los X-Men y Apocalipsis lo gobernaba todo. Y aunque no fue hecha para durar, engañó a los lectores lo suficiente como para que pensaran que Marvel se había marcado un reboot al mejor estilo de la Crisis en Tierras Infinitas. La saga dejó tanta huella que posteriormente fue homenajeada en varias ocasiones con sagas como Las Eras de Apocalipsis, Dinastía de M o La Era de X.
La Saga Clon: En plena fiebre matrimonial de los ochenta, Marvel tomó una decisión de la que se arrepentiría buena parte de su existencia: Casar a Spider-Man con Mary Jane. Pensando que esta situación dificultaría que los lectores jóvenes empatizaran con él, ya que se perdía todo el aspecto romántico de sus días de gloria, a no ser que pretendieran mostrarlo como un cabrón adultero. Así que para solucionarlo, decidieron aprovechar una historia de los setenta en la que era clonado por su profesor de bioquímica de la universidad -lo típico- para sacarse de la manga un nuevo Spider-Man que pretendieron como verdadero, mientras aseguraban que el que habíamos leído durante las anteriores décadas y estaba casado con Mary Janes era un clon. Sobra decir que los lectores recibieron aquella decisión furiosamente, obligando a los editores a recular asegurando que todo había sido un ardid de Norman Osborn (cargándose al nuevo Spider-Man en el proceso). La ironía querría que en el momento de su muerte hubiera varios lectores que se habían encariñado con el personaje, dando lugar a nuevas críticas contra la editorial.
Héroes Reborn: Aunque parezca extraño a estas alturas, en los noventa los Vengadores y los Cuatro Fantásticos apenas vendían, y eran los X-Men y Spider-Man los que de verdad triunfaban. Para solucionarlo, Marvel decidió entregar sus personajes más populares a los más aclamados artistas del momento, con una extraña decisión: Matarlos a todos y reimaginarlos en una nueva continuidad al margen del resto del universo Marvel. Y aunque al principio vendieron, terminó resultando en un desastre que hubo que deshacer, y que hoy solo sirve para hablar con sorna y choteo de aquella infame década repleta de músculos hinchados y personajes extremos.
Héroes Returns: Para deshacer lo anterior, Marvel le encargo a Kurt Busiek la tarea de traer de vuelta a los Vengadores al universo Marvel oficial, devolviéndolos a su gloria de antaño. Y así lo hizo, pero por el camino arregló varias de las barrabasadas que se habían hecho con ellos en los noventa, incluyendo la conversión de Iron Man en un adolescente con armadura o de la Avispa en una especie de monstruo insectoide. Aquellas historias fueron borradas de la continuidad, devolviendo a los personajes a la imagen con las que se hicieron populares.
Chapter One: Viendo el éxito de aquella vuelta a los orígenes, John Byrne, uno de los artistas más importantes de la casa, decidió adaptar el origen de Spider-Man para el lector moderno, recontando sus historias cambiando los microscopios por ordenadores y cosas por el estilo. Limitándose en muchos casos a volver a contar exactamente lo que ya habían hecho igual y mejor Stan Lee y Steve Ditko, este reboot de los primeros días de Spider-Man fue un sonado fracaso que puso fin a la relación de Byrne con Marvel.
Ultimate: Sin embargo, a uno de los grandes jefazos de la Marvel de aquella época le pareció que la idea tenía potencial, y que simplemente Byrne no había sabido conectar con el público del siglo XXI. Así que volviendo a intentarlo de nuevo, salvo que en una continuidad aparte para que no perjudicara al resto de colecciones si tampoco salía bien, creó la línea Ultimate en la que artistas como Brian Michael Bendis y Mark Millar reimaginaron por completo a los personajes clásicos de Marvel, narrando sus aventuras desde cero. Siendo la línea responsable de convertir a Nick Furia en Samuel L. Jackson, el Iron Man frívolo de las películas, el Triskelion o locuras como un Hulk caníbal, aquella exitosa línea pudo ser el reboot del universo Marvel que con tanto ahínco se buscaba, pero quedó como una suerte de sello de alto riesgo en el que la editorial experimentó con algunas de sus ideas más alocadas, y que acabó expoliándose para enriquecer al original.
Extremis y los reboots silenciosos: Viendo que la línea Ultimate fue un éxito de ventas, Marvel comenzó a dejarse llevar atreviéndose a hacer grandes cambios en algunos de sus personajes más ilustres dentro de la continuidad oficial. ¿Qué hace un par de años aprobamos una historia que transformaba a Punisher en vigilante al servicio de Dios con armas angelicales? Llamamos a Garth Ennis, y que haga como si no hubiera ocurrido nunca. ¿Matar al Capitán América para reinventarlo dentro del entorno terrorista del 11 de Septiembre? Dale. ¿Que a Warren Ellis la guerra del Vietnam le parece de viejos y quiere recontar el origen de Iron Man en Afghanistan? Que no pare la música. ¿El productor de 'Django Desencadenado' quiere pasarse por el forro los orígenes de Pantera Negra y contarlos de nuevo? Ahí lo tienes. Lo mismo ocurrió para Spider-Woman con Brian Michael Bendis o el Doctor Extraño con Straczynski. Historias de las que -por fortuna- han pasado al olvido en la mayoría de los casos, quedando únicamente aquellas ideas que parecían funcionar.
Thor, Ragnarok: Más o menos por esas fechas, Marvel -aliada con el guionista de 'Walker' y 'Babylon 5' J.M. Straczynski- tomó una decisión todavía más arriesgada, cargándose a Thor y todo su universo. La intención era utilizar los ciclos de eterno retorno del Ragnarok, para reintroducirlos de nuevo en el Universo Marvel, usando libremente la continuidad pasada. Aquellas historias habían ocurrido, sí. Pero eran parte de “otra vida” y los guionistas elegían libremente como utilizarlas.
One More Day: Viendo que estaba en racha, Straczynski se alió con el por entonces editor jefe de Marvel para atreverse a lo que todavía nadie había conseguido: Deshacer el matrimonio entre Spider-Man y Mary Jane. Mediante un mefistotélico pacto para salvar la vida de su tía, guionista y editor llevaron a cabo un acto de precisión quirúrgica con la que el pasado del personaje fue cambiado sustrayendo tres historias concretas del mismo. Y aunque la reacción de los fans hizo arder la red y le costó a Straczynski sus relaciones con Marvel, con el tiempo terminó asimilándose, y el personaje continúa siendo el más vendido de la editorial a pesar de que hay un buen puñado de lectores que todavía no se lo perdonan.
Loki: Aquella forma de alterar la continuidad usando las historias para ello en lugar del clásico “por la cara” había gustado, y Marvel tomó nota para rebootear a Loki cambiando al desagradable dios de las mentiras por otro que generase más empatía con los lectores en la línea del Tom Hiddleston de Los Vengadores. Para ello recurrieron la los servicios de Kieron Gillen, escritor británico que se había empapado en las historias de Neil Gaiman y Alan Moore, urdiéndo una alambicada historia en la que Loki tramaba su propia muerte para renacer como una suerte de antihéroe. Su etapa es el mejor ejemplo de como "reinciar" a un personaje dentro de la continuidad sin perjudicar su pasado.
La Era de Ultron: Durante varios años, Marvel se dedicó a desarrollar una historia que afectaba al continuo espacio tiempo para concluir con el más cataclísmico enfrentamiento contra Ultron que se hubiera narrado nunca. En un escenario que los héroes no podían ganar, estos tomaban la desesperada opción de alterar el continuo tiempo dando como resultado unas inesperadas consecuencias que todavía siguen dejando huella. La cuestión es que durante mucho tiempo se rumoreó que esta sería la historia en la que se produciría la destrucción del universo Marvel original, para crear una nueva Marvel. Quien sabe si fue el que DC se les adelantase con sus apresurados Nuevos 52 lo que hizo que Marvel reculase para no ser segundo plato de nadie.
Secret Wars: Y aquí llegamos, a la historia en la que los Vengadores y el resto de Marvel se embarcará a partir de Mayo y que supondrá el fin del universo Marvel original y quien sabe hasta que punto reboot. Un reboot que según los implicados no desechará el enorme pasado de la editorial, sino que unirá todas sus realidades para crear la nueva Marvel. Hasta donde será esto posible es lo que todavía tenemos que descubrir, tras tantos años en los que Marvel ha estado flirteando con la idea de ofrecer un nuevo punto de partida sin nunca atreverse del todo.