21 Blackjack, una apasionante historia real de casinos
El Blackjack es uno de los juegos de cartas más populares del mundo. Como suele ocurrir en la mayoría de los juegos de casinos, sus orígenes todavía no están claros, aunque los historiadores coinciden en que el nacimiento de todos ellos tiene lugar en las Cortes de los Reinos durante el siglo XVII. En cualquier caso, la primera referencia escrita sobre el Veintiuno es la obra picaresca ‘Rinconete y Cortadillo’ de Miguel de Cervantes, perteneciente a una serie de novelas escritas conocidas como Novelas Ejemplares (1613). En este relato, los dos personajes se divierten con un juego conocido como la veintiuna, que consiste en sumar veintiún puntos sin pasarse, además se describe que el valor del as de picas puede sumar 1 u 11.
La popularización del juego de cartas en Europa, especialmente en los casinos franceses, impulsó su desembarco en Estados Unidos sobre el año 1800. En sus inicios, el juego no alcanzó la aceptación esperada por los salones de juegos norteamericanos, por lo que decidieron hacerlo más atractivo para los jugadores regalando bonos adicionales. Cuando las cartas iniciales de un jugador eran un as de picas (carta de color negro, blacken inglés) o una jota (jack en inglés), bien de tréboles o picas, se regalaba un bono especial. De esta forma, los americanos bautizaron al nuevo juego como Blackjack.
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21 Black Jack (2008)
El cine siempre ha acercado a los espectadores al mundo del juego y los casinos, ya sea con un retrato más o menos fidedigno de la realidad. 21: Blackjack es una auténtica obra maestra dedicada al popular juego de cartas. Dirigida por el australiano Robert Luketic ('Una rubia muy legal', 'La madre del novio', ‘Killers’), la película está basada en el libro Bringing down the House: the Inside Story of Six MIT Students who Took Vegas for Millions, del escritor estadounidense Ben Mezrich. Una historia real donde un grupo de estudiantes del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), dirigidos por un profesor de matemáticas, crearon el conocido como MIT Blackjack Team. Un equipo que puso en práctica sus habilidades matemáticas en las mesas de los principales casinos de Las Vegas.
La historia de Bill Kaplan
Hay que remontarse a 1977 para encontrar el verdadero origen del MIT Blackjack Team. Con tan solo 18 años, Bill Kaplan decidió interrumpir sus estudios y aplazar su entrada a la Universidad de Harvard para acumular dinero apostando en los casinos. El joven genio de las matemáticas había leído el libro Beat the Dealer: a Winning Strategy for the Game of Twenty-One, de Edward O. Thorp (profesor de matemáticas en el MIT), que hablaba sobre el conteo de cartas. Una obra que le sirvió como guía inicial para diseñar un modelo matemático propio con el que conseguir dinero en el Blackjack.
La noticia del aplazamiento de su entrada a la Universidad de Harvard no fue bien recibida por su madre, que siempre había soñado con ver a su hijo estudiando una carrera. Sin embargo, su padrastro le desafió a que le demostrara que realmente podía ganar a este juego. Durante dos semanas seguidas, Kaplan derrotó a su padrastro convenciéndolo de que estaba preparado para ganar dinero con el Blackjack. Una demostración que le permitió instalarse en Las Vegas, una capital del juego donde convirtió 1.000 dólares iniciales en 35.000 dólares en apenas nueve meses.
Después de su aventura en Las Vegas, Kaplan ingresó en la Universidad de Harvard para continuar sus estudios. Sin embargo, su vida cambió radicalmente cuando J. P. Massar se enteró de sus hazañas en la capital del juego. Massar, líder de un pequeño grupo de estudiantes del Instituto de Tecnología de Massachusetts, contactó con Kaplan para pedirle que gestionara y entrenara a su grupo. Una propuesta que aceptó, aunque imponiendo una serie de requisitos: todos los miembros del equipo tendrían que aplicar su método y llevarían un registro detallado de todas las partidas jugadas en las mesas de los casinos.
El nacimiento del MIT Blackjack Team
El equipo del MIT comenzó su andadura en agosto de 1980. El modelo propuesto por Kaplan se basaba en contar cartas. Un principio sencillo que obligaba a los jugadores a una gran habilidad mental, aunque siempre con un objetivo establecido. La meta era conocer todas las cartas que faltaban por salir en la partida, ya que con ese dato se podía obtener una posición ventajosa para saber si se debía apostar más fuerte o bien retirarse. De esta forma, intentaban reducir la ventaja del casino, el cual también es uno de los secretos ocultos de los dados. Un sistema que en la práctica era realmente complejo, pero siempre contaban con algunas de las mentes más brillantes. Un equipo inicial que se componía de diez jugadores y un inversor, no obstante, el proceso de reclutamiento siempre se mantenía abierto para incorporar a los mejores.
Un MIT Blackjack Team que durante la década de los 80 estaba conformado por 35 jugadores. Sin embargo, entre ellos no se encontraba Kaplan, ya que era demasiado conocido por todos los casinos de la época. Massar se erigió como el nuevo líder del equipo ante la ausencia de Kaplan, aunque siempre siguieron utilizando el sistema implantando por el joven graduado en Harvard. Un método que ofreció al equipo un alto porcentaje de ingresos, con una estimación de unos 162 dólares y medio a la hora. Unas ganancias que se multiplicaron en 1992, con una industria del juego en auge y con el nacimiento de los megacasinos.
Strategic Investments
En junio de 1992, el MIT Blackjack Team se convirtió en una empresa, Strategic Investments. Kaplar, Massar y John Chang, un estudiante de la Universidad de Harvard que se había unido al equipo a finales de 1980, decidieron dar un paso más en el mundo del Blackjack y con un capital inicial de un millón de dólares fundaron la nueva sociedad. Una empresa cuyo principal objetivo era entrenar y desarrollar diferentes grupos de jugadores para ganar importantes cantidades de dinero en las mesas de los principales casinos de Estados Unidos.
Los grupos entrenados en Strategic Investements requerían la presencia de tres componentes: un observador para contar cartas y conocer cuándo el mazo era favorable, un controlador que se dedicaba a apostar en pequeñas cantidades de una forma prolongada y un gran jugador que realizaba la gran apuesta de la mesa para obtener el máximo beneficio posible. Una división de tareas imprescindible, ya que durante un tiempo los casinos prohibieron la entrada a sus salas a los contadores de cartas. A pesar de que llegaron a tener hasta 30 integrantes jugando al mismo tiempo en diferentes lugares de Estados Unidos, la presión constante ejercida por parte de los casinos acabó provocando la disolución del equipo en diciembre de 1993.