One Piece: Las 10 peores atrocidades de los Dragones Celestiales, clasificadas

Los Dragones Celestiales (también conocidos como los Nobles del Mundo) eran los descendientes de las naciones que componían el Gobierno Mundial en el universo de One Piece. En consecuencia, eran prácticamente inmunes a las leyes que la Armada establecía y estaban protegidos personalmente por los tres almirantes.

Debido a su arrogancia y a su incontrolado complejo de dios, infligieron una cantidad de dolor y sufrimiento sin precedentes a cualquiera que tuviera la desgracia de cruzarse en su camino. Al analizar sus peores crímenes, podemos apreciar mejor la necesidad de que el Ejército Revolucionario los derroque.

Después de que su barco fuera destruido, Saint Mjosgard se encontró varado en la isla de Fish-Man. Inmediatamente comenzó a hacer peticiones a los lugareños sin darse cuenta de lo fácil que era para ellos matarlo.

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Antes de que pudieran hacerlo, Otohime se interpuso en su camino, utilizando su cuerpo como escudo humano. Incluso cuando Mjosgard la retuvo a punta de pistola, se negó a permitir que el odio exacerbara la tensión entre su pueblo y la raza humana. A pesar de la traición de Mjosgard, el altruismo de Otohime daría sus frutos, ya que accedió a firmar un tratado que protegería a su reino y le permitiría interactuar con el mundo superior.

Tras darse cuenta de la naturaleza malvada de su hermano, Corazón desertó de la familia de Doflamingo y se llevó a Law con él. Estaba decidido a salvar al joven de su enfermedad e incluso lo arriesgaría todo para darle la fruta Ope Ope.

A Doflamingo no le hizo mucha gracia el conmovedor acto de humanidad de Corazón. Después de ser golpeado salvajemente por los otros miembros de la familia, mató a tiros a su propio hermano mientras Law sólo podía observar impotente desde la barrera. La barbarie del villano quedaría marcada durante más de una década.

Tras tropezar con San Charloss, Zoro no lo trató con la reverencia que el Dragón Celestial esperaba. Indignado por el comportamiento del espadachín, Charloss intentó matarlo a tiros en medio de la calle.

Temeroso de lo que pudiera ocurrir si Zoro atacaba a Charloss, la joyera Bonny ayudó a fingir su muerte. Aunque sospechó un poco sobre el destino de su objetivo, Charloss finalmente siguió adelante ya que estaba satisfecho de que la "arrogancia" de Zoro había sido suficientemente tratada. Su crimen en el Archipiélago fue peor que el de Doflamingo, porque en realidad no había sido agraviado en lo más mínimo.

San Rosward fue el padre de Charloss y un miembro veterano de los Dragones Celestiales. Demostró ser aún más retorcido que sus sucesores gracias a su variada colección de capitanes piratas esclavizados.

Rosward visitaba con frecuencia la casa de subastas de seres humanos en el Archipiélago Sabaody y era un descarado proveedor de tráfico de personas. Su complejo de dios y su apatía hacia los demás encarnan los peores aspectos de los Dragones Celestiales y demuestran por qué son tan odiados por el resto del mundo.

El día de la llegada de San Jalmack al reino de Goa, los funcionarios se aseguraron de que no hubiera barcos navegando hacia o desde ese lugar. Cuando parecía que iba a tener una llegada sin incidentes, Sabo se cruzó en su camino en un pequeño barco para comenzar su leyenda como pirata.

Por desgracia, Jalmack no encontró este gesto entrañable. Preparó un bazooka y abrió fuego contra la pequeña embarcación, hundiéndola en dos disparos ante una población horrorizada. El noble trató de complacerse en el asesinato de un niño por una ofensa insignificante, ilustrando lo depravado que era en realidad.

Tras ser capturada por los cazarrecompensas, Camie fue llevada a la subasta humana y presentada como un artículo de lujo. Dada la rareza de las sirenas, Charloss se sintió inmediatamente intrigado por ella y realizó una enorme oferta inicial que los Sombreros de Paja no podían esperar superar.

Declaró a sus compañeros que quería meterla en el mismo tanque que los feroces monstruos acuáticos para ver si las sirenas podían realmente nadar tan rápido como decían las leyendas. Afortunadamente, Luffy consiguió liberarla antes de que pudiera ser sometida a un destino tan cruel.

En sus primeros años, Boa Hancock fue prisionera y esclava de los Nobles del Mundo. La obligaron a vivir situaciones extremas para saciar sus propios deseos retorcidos, como obligarla a comer una fruta del diablo y marcarle la espalda como señal de su propiedad.

Tras ser salvadas por Fisher Tiger, Hancock y sus hermanas siguieron traumatizadas por lo ocurrido durante años. El comportamiento atroz de los Dragones Celestiales incluso las convenció de que estaban resentidas con todos los hombres.

Doflamingo fue el responsable de usurpar el reino de Dressrosa y tomarlo para sí. Para sabotear la reputación de Riku, lo chantajeó para que cobrara impuestos insanos al pueblo bajo pena de muerte de sus súbditos.

Una vez que lo hizo, Doflamingo utilizó su fruta del diablo para titiritar el cuerpo de Riku y atacar a los civiles de todos modos. Intervino para poner fin a la masacre una vez que Riku había causado suficiente caos y se proclamó el nuevo héroe y líder de la nación.

Aunque Doflamingo tenía muchos puntos en común con los piratas, su objetivo no podía ser más diferente. En lugar de conquistar los mares y obtener tesoros, quería destruir el mundo entero.

El motivo de su agenda era simple. Dado que se sentía traicionado por los Dragones Celestiales por negarse a dejarle volver a su ciudad tras la denuncia de su padre, la única forma en la que creía que podía vengarse de forma significativa de ellos era provocando el mayor caos posible. Por desgracia, eso significaba que todos los que le rodeaban se verían envueltos en su desquiciado plan de venganza.

Los Cinco Ancianos eran una de las autoridades más destacadas del universo de One Piece. Aplicando su genial intelecto en conjunto, comandaban las fuerzas de los marines y las utilizaban para oprimir al mundo entero. Nada se les escapaba, y su único objetivo era acabar con la vocación de la piratería por completo, por muy inofensiva que fuera.

Sin su gran diseño, los Dragones Celestiales nunca habrían podido salirse con la suya en sus atrocidades. Además, la institución de la Marina en su conjunto no sería tan horriblemente corrupta.