Brooklyn Nine-Nine: 5 personajes que más han cambiado (y 5 que menos)

A lo largo de ocho temporadas, muchas cosas pueden cambiar en una serie de televisión. Eso es lo que ha ocurrido con Brooklyn Nine-Nine. Este equipo de detectives inadaptados de la policía de Nueva York ha producido algunos de los momentos más divertidos de las comedias de todos los tiempos, así como algunos de los más emotivos.

Muchos de estos personajes han pasado por grandes cambios en su vida que les han hecho evolucionar de forma espectacular. Al mismo tiempo, otros han pasado por grandes cambios vitales y han salido del otro lado casi idénticos a como entraron. Hitchcock y Scully serían los principales ejemplos.

Sin duda, Charles Boyle es uno de los mejores detectives de la policía de Nueva York. El hombre simplemente machaca cada caso que se le asigna hasta que está hecho. No es llamativo. No es elegante. Charles es simplemente un trabajador duro que también es inteligente e increíblemente perspicaz.

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A medida que la serie ha ido avanzando, Charles se ha encontrado con una relación seria y se ha convertido en padre adoptivo. A pesar de todo eso, sigue siendo el mismo amigo leal que pone a Jake por delante de todo lo demás y que dice cosas excesivamente inapropiadas constantemente.

El doble de Boyle, por otro lado, se ha convertido en una persona significativamente diferente, y no necesariamente para mejor. Bill Hummertrout fue introducido como parte de uno de los atracos de Halloween. Jake lo trajo debido a su asombroso parecido con Charles, lo que influyó en sus planes.

Cuando apareció por primera vez, se dio a entender que Bill era un trabajador sexual. Luego pasó a formar parte de una estafa/culto piramidal y finalmente terminó viviendo una vida totalmente destruida. Cada vez que los fans veían a Bill, las cosas parecían empeorar un poco.

La simple realidad es que el teniente Terry Jeffords es la columna vertebral del Nueve-Nueve. Su liderazgo y orientación han sido clave para el departamento durante años, especialmente una vez que recibió su ascenso de sargento a teniente.

A pesar de haber conseguido ese ascenso y de haber tenido otro bebé, Terry es en gran medida el mismo hombre que era al comienzo de la serie. Sin embargo, eso no es necesariamente algo malo. Terry es un padre y un marido ejemplar, el tipo de persona que cualquiera se esforzaría por ser.

Cuando los fans conocieron a Jake Peralta por primera vez, era un detective inmaduro cuya vida entera giraba en torno al trabajo. Jake era muy bueno en su trabajo, pero eso era todo. No era un buen amigo, ni un buen hijo, ni nada por el estilo.

Dos momentos le cambiaron por completo. El primero fue la llegada del capitán Holt, que exigió a Jake algo mejor y lo consiguió. El segundo fue enamorarse de Amy Santiago. El deseo de Jake de ser la persona que ellos veían lo convirtió en una mejor persona en muchos aspectos.

Nadie sabe exactamente cuánto tiempo lleva Norm Scully en la policía de Nueva York. O cuánto tiempo ha estado vivo. Francamente, nadie sabe siquiera cómo sigue vivo. El hombre parece estar tomando todos los medicamentos conocidos por la ciencia médica moderna y tiene ataques al corazón con tanta regularidad que los relojes podrían estar ajustados a ellos.

Scully es exactamente la misma persona que era al principio de la serie. Es competente en las situaciones más extrañas y es perezoso hasta proporciones épicas. Pero Scully no sería un personaje tan bueno si hubiera cambiado. Hay algo tranquilizador en que Norm Scully sea Norm Scully.

En la primera temporada de Brooklyn Nine-Nine, quedó muy claro que a Amy no le gustaba nada Jake. De hecho, parecía que lo despreciaba hasta el punto de que apenas toleraba trabajar con él. La vena competitiva entre ellos era difícil para ambos detectives en ocasiones.

Pero esa misma vena competitiva se convirtió en algo muy diferente. Ahora, están casados y tienen un hijo. Más que eso, Amy ha aprendido a confiar en Jake y a tomarse la vida un poco menos en serio. Sigue siendo increíblemente fastidiosa, pero antes era mucho peor, lo que da un poco de miedo.

Como dijo una vez Gina Linetti sobre Michael Hitchcock, el hombre es una atrocidad. Teniendo en cuenta sus inclinaciones anticuadas y porcinas y sus hábitos repugnantes, hay un montón de razones realmente sólidas para mirarlo de esa manera. Y nada de eso ha disminuido desde la primera temporada.

En todo caso, Hitchcock podría haber empeorado un poco, si es que eso es posible. Pero al igual que su mejor amigo y compañero de vida, Norm Scully, nadie que vea la serie querrá que Hitchcock cambie lo más mínimo. Es perfectamente terrible tal y como es.

El incidente incitante de toda la serie fue la llegada del capitán Raymond Holt a los Nueve-Nueve. Holt, un veterano gay y negro de la policía de Nueva York, luchó durante varios años por conseguir su propio mando debido a su etnia y orientación sexual. Y cuando lo consiguió, se tomó el papel muy en serio.

Ha sido increíble ver cómo Holt se ablanda y empieza a divertirse más. Eso ha incluido una obsesión sorprendentemente malsana con los ya mencionados atracos de Halloween. Pero ese fue el portal que permitió que saliera el lado más suave y entrañable de Ray Holt.

Hapasado un minuto desde que Gina Linetti era miembro del reparto principal de Brooklyn Nine-Nine. Tuvo un bebé y luego dejó la policía de Nueva York para cumplir su sueño de convertirse en una exitosa e influyente gurú del estilo de vida. Y lo consiguió, aunque también dejó de lado a sus antiguos amigos.

Puede que el trabajo de Gina haya cambiado radicalmente, pero la persona que lo hace no. Vivió su vida como gurú del estilo de vida que marca tendencias mucho antes de convertirlo en su carrera. Es difícil culparla por apostar por sí misma dado su éxito. Gina siempre ha sido así.

Llamar a Rosa Díaz cerrada podría ser uno de los mayores eufemismos de todos los tiempos. Hace que Ray Holt parezca un oso de peluche que da rienda suelta a sus emociones, y eso es mucho decir. Pero su crecimiento ha sido asombroso.

Rosa se ha convertido en una persona más abierta, tanto con sus amigos como consigo misma. Ser capaz de admitirse a sí misma que era bisexual fue un momento difícil para ella, uno que la antigua Rosa nunca hubiera podido hacer. Que Rosa fuera más honesta con ella misma fue un gran momento.