Crítica de 'Capitán América: Civil War', acción y consecuencia
Nos ponemos en pie de guerra con la crítica de 'Capitán América: Civil War' de los hermanos Russo, Christopher Markus y Chris McFeely
En el año 2005, Mark Millar y Steve McNiven publicaban Civil War, una ambiciosa saga concebida junto al staff editorial de Marvel Comics, en la que dieron pie a una guerra fraticida entre superhéroes a merced de una pugna ideológica de gran calado moral. El Acta de Registro Superhumana obligaba a los héroes a actuar bajo la supervisión gubernamental o ser declarados criminales, derivando en un encarnizado conflicto cuando Iron Man se convirtió en el estandarte de los que apoyaban el gobierno, y el Capitán América se puso al frente de los que lo desafiaban. Repleta de momentos álgidos unidos por un tenue hilo narrativo, y con unas caracterizaciones completamente pasadas de rosca, la Civil War original fue una de esas obras imperfectas que tuvieron la virtud de llegar en el momento justo adecuado.
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Arrastrados por una marabunta de debates, tie-ins y una agresiva campaña promocional inédita hasta la fecha, los fans sucumbimos irremediablemente al primer gran evento Marvel del presente siglo, importando poco que -vista en retrospectiva- la contundente propuesta de la maxiserie de Millar y McNiven apenas ocultase el nulo desarrollo tras una colección de escenas creadas para molar por molar. ¿Qué Spider-Man se desenmascaraba públicamente, a pesar de que nunca ha habido otro superhéroe más celoso por su identidad secreta? Ya se ocupará otro de justificarlo. ¿Que no tenía el más mínimo sentido que los Vengadores enviasen a un grupo de sanguinarios criminales detrás de sus antiguos amigos? Eh, mirad, ahí está Punisher. ¿Que si a alguien se le ocurriese trasladar de forma literal al cine su anticlimático final, le estarían dando palos hasta que se nos olvidase el nombre de la madre de Batman? ¡Cómics!
Como bien comentó un compañero aficionado en su momento, la mejor forma de disfrutar de la Civil War de Marvel era asumiéndola como un what if en el que todos los superhéroes iban cargados de coca y speed hasta las cejas. Una saga histriónica y exagerada donde lo mismo los experimentados Nuevos Guerreros se convertían en la versión enmascarada de Jackass, que el Capitán América proclamaba orgullosamente “Ahora juego sucio” o Iron Man terminaba poniendo a Norman Osborn al frente de un grupo de superhéroes. Todo sea por el espectáculo. Mientras eso sucedía, la editorial publicaba el Capitán América de Ed Brubaker, una colección igualmente centrada en complots políticos alrededor de los superhéroes Marvel, pero con un estilo mucho más sobrio con el que el guionista de 'Sleeper' expandía la mitología del Capitán América con la solidez y extremo cuidado de una novela por entregas. ¿Que a que viene todo esto? A pesar de que temáticamente la película de la Civil War no podría ser más similar al cómic original y que los hermanos Russo emulan muchas de sus escenas, tonalmente no podría ser más diferente, estando más próxima a lo que habría sido esta saga de desarrollarse en la colección del Capitán América de Brubaker que a cualquier cosa escrita por Mark Millar.
La consistencia interna de la trilogía del Capitán América
Muy lejos de las excentricidades e histrionismos del cómic, además de muy poco dada a forzar el conflicto entre los personajes a favor del sensacionalismo, si por algo sorprende 'Capitán América: Civil War' no es tanto por su desmesurada acción como podría haber imaginado antes de acudir al cine, sino por la seriedad con la que se toma su premisa básica para desarrollar una historia con la consistencia de un escudo de vibranium. Segunda película de los hermanos Russo tras la aclamada 'Soldado de Invierno', los cineastas muestran una sinergia perfecta con los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely, articulando un relato tan claro como fluido, y que a pesar de la enorme cantidad de información que maneja nunca ve perjudicada su narración. Esto a priori podría antojarse como un detalle sin demasiado mérito. Es lo mínimo que se le puede exigir a cualquier film, al fin y al cabo. Pero teniendo en cuenta el gran número de personajes que manejan a lo largo de la trama, lo complicado que resulta gestionar esto a lo largo de secuencias que mueven a los protagonistas a través de diferentes puntos de un mismo escenario -y que para colmo requieren un arduo proceso de postproducción- la película de Civil War deja intuir un proceso de realización titánico como nunca se había visto en el género hasta la fecha.
Conscientes de las expectativas con las que se aguardaba esta historia y el camino que les espera hasta 'La Guerra de Infinito', la pareja de hermanos decidió entregarlo todo, mirando más allá de la saga en la que se inspiraban, para construir una fuerte madeja argumental compuesta por multitud de hilos narrativos centrados en los diferentes personajes de la trama. Lejos del síndrome X-Men donde un puñado de personajes sustentan la trama y el resto ya tiene suerte si llega a pronunciar un par de líneas, todos y cada uno de los protagonistas tienen su propio arco argumental, y en todos y cada uno de los casos este está estrechamente ligado al tema central de la historia. Lejos de necesitar enviar a nadie a darse un baño en una cueva o de tenerlos danzando de fiesta en fiesta hasta recibir el correo apropiado, los Russo y sus aliados aprovechan la amplitud de su elenco para dar forma a todo un crisol de posturas, decisiones y consecuencias alrededor de un problema que llevaba amenazando con emerger en la saga del universo Marvel cinematográfico, y que en esta entrega termina por estallarles a los Vengadores en las narices.
Cómo hacer la película con más superhéroes de la historia
y que no juegue en tu contra
Aquí es donde sería conveniente hablar de la naturaleza episódica de la nueva película del Capitán América, ya que si bien funciona a la perfección por si misma, donde verdaderamente destaca es como penúltimo capítulo del universo cinematográfico de Marvel Studios. Una comparativa que tradicionalmente se suele usar de forma peyorativa -y yo mismo lo he hecho, al hablar en su día de 'Los Vengadores' de Joss Whedon como un episodio de televisión con duración y presupuesto hipertrofiados-, pero que en esta ocasión difícilmente podría ser más halagüeña: Con Civil War, Marvel ha conseguido trasladar al cine la fórmula de series como 'Juego de Tronos' o la misma narración a través de sagas de sus cómics con tal grado de perfección, que es imposible no sucumbir ante esta macrohistoria que no deja de expandirse. Un universo en crecimiento continuo y que alcanza uno de sus eslabones más sólidos hasta la fecha en esta cinta. Cinta que sirve tanto como entrega final de la trilogía del Capitán América de Chris Evans, tanto como lo hace como tercera película de Los Vengadores aprovechando las consecuencias de La Era de Ultron, así como una más que loable historia de presentación tanto para Black Panther como nuevo Spider-Man.
En esta era en la que Netflix y HBO son las reinas del entretenimiento audiovisual, Marvel ha sabido dar un golpetazo sobre la mesa reclamando su lugar como una de las grandes forjadoras de la fórmula, alcanzando su mayor grado de perfección en este episodio XXII de su universo cinematográfico -XXVII si incluimos los cortometrajes-, en el que todo lo que se ha estado desarrollando desde que Tony Stark se revelase al mundo como Iron Man colisiona. Desde la crisis de Hulk a el Capitán América despertando en nuestro tiempo, pasando por la guerra contra los Chitauri, la irrupción de Hydra o la batalla de Sokovia contra Ultron... 'Capitán América: Civil War' se presenta como un punto de inflexión en un viaje de ocho años, en que los Vengadores se enfrentan a las consecuencias de sus actos planteándose la legalidad de organizaciones de justicieros que imponen su voluntad sin rendir cuentas a nadie. Que entre sus numerosos cambios respecto a la obra original la película de 'Civil War' haya hecho mucho más próxima la catástrofe que sirve como evento de no retorno ayuda a hacer la situación más tangible, presentando un debate mucho más complejo de resolver.
Equal Capitán América 3
Equal Vengadores 2.5
Equal Black Panther 1
Equal Spider-Man prologue
Aquí no hablamos ya de un grupo de adolescentes descerebrados que la han liado parda por hacer el cabra, sino de unos superhéroes plenamente establecidos que únicamente estaban tratando de hacer lo correcto, pero que por un cúmulo de circunstancias han terminado dando pie a una catastrófica tragedia. Esto hace realmente difícil tomar partido por un bando u otro, siendo conscientes de que las intenciones de estos héroes son plenamente altruistas, pero también de unas consecuencias que la película aborda con el más duro de los dramatismos. Si estuviéramos en la Civil War original, esta discusión habría sido suficiente para que los personajes comenzasen a lanzarse reproches sobre “Torres de marfil” y comenzar a darse de hostias entre ellos. Pero no. La película de los hermanos Russo se toma su tiempo para establecer un debate real en el que se abordan diferentes posturas, siendo todas y cada una de ellas entendibles, mientras se produce el continuo in crescendo termina dando lugar al enfrentamiento entre unos y otros.
Jugando el Soldado de Invierno de Sebastian Stan un importante papel en este aspecto, incluso cuando el primer choque entre los diferentes bandos tiene lugar, la película de Marvel Studios entiende lo suficientemente bien a los personajes como para no hacer que de repente se odien a muerte, dejándose ver un progresivo recrudecimiento sobre el que no deja de orbitar la idea de que -por muy bien intencionados que sean sus actos- los supertipos no dejan de ser armas en movimiento condenadas a causar daños colaterales. Una idea muy propia de la trayectoria de Garth Ennis, y sobre la que sobrevuela cierto sentimiento de autocrítica resignada respecto al papel de los Estados Unidos como policías mundiales, siendo imposible no plantearse si realmente estamos ante un grupo de héroes o una caterva de inconscientes más peligrosos que necesarios.
Las consecuencias de nuestros actos
El regreso del ahora Secretario de Defensa Trueno Ross (William Hurt) -con un papel similar al de Henry Gyrich en los cómics de los Vengadores a finales de los setenta- potencia todavía más esa sensación de debate armamentístico del uso de la fuerza como herramienta de pacificación, llegando a proclamar sobre la desaparición de Hulk un contundente “Si yo perdiese un misil nuclear, tenga por seguro que tendría que dar explicaciones”. Fruto de tiempos más simples con una idea muy clara del bien y el mal, los superhéroes aterrizan de lleno en el complejo entramado de grises del mundo actual, reflejándose como algo incómodo que necesita ser abordado por la opinión pública antes de que la escalada de poder en la que están sumiendo al mundo culmine en completo desastre.
Con el debate sobre la mesa, la película de los hermanos Russo sabe explotar la evolución del Capitán América (Chris Evans) y el invencible Iron Man (Robert Downey Jr.) para convertirlos en los líderes naturales de cada uno de los bandos, ya sea con la desconfianza de Steve Rogers a la gestión externa tras la debacle de SHIELD en 'El Soldado de Invierno' o la crisis de consciencia de Tony Stark con el síndrome de estrés post-traumático abordado en 'Iron Man 3' y 'La Era de Ultron' de fondo. Sin embargo, Civil War está lejos de ser una historia de dos, reflejando una amplia disparidad de posturas donde tenemos desde al Black Panther de Chad Boseman actuando a través de su propia agenda -la cual puede recordar vagamente al rol de Wolverine en la Civil War original- o la Viuda Negra de Scarlett Johansson manteniendo su condición de superviviente nata que se adapta a las circunstancias tal como vienen, mientras trata de ejercer como voz de la cordura entre Rogers y Stark.
¿Simil entre los Vengadores y las acciones de los USA fuera de sus fronteras?
Incluso hasta un personaje tan desaprovechado en anteriores entregas de la compañía como es Máquina de Guerra (Don Cheadle) goza de un papel destacado desde su perspectiva de hombre del gobierno tan fiel a su lealtad al cumplimiento de la ley, como un retirado Ojo de Halcón (Jeremy Renner) se muestra a sus antiguos aliados. Mención especial merecen tanto la Bruja Escarlata de Elizabeth Olsen como la Visión de Paul Bettany, quienes no solo comienzan a dar los primeros indicios de una relación que sin duda va a calar hondo entre los seguidores más clásicos, sino que juegan un papel muy orgánico en la trama ya sea con la primera flirteando con las diferentes crisis que ha tenido a raíz de sus poderes -recordemos que tanto Desunidos como Dinastía de M fueron vitales para allanar el terreno para Civil War-, o con el sintezoide ejerciendo como voz de la lógica analítica haciendo suyas varias escenas de Reed Richards y Hank Pym en la obra original.
Si a ello sumamos el desarrollo de la camaradería entre Bucky y Rogers o la soltura de Anthony Mackie como un Falcon que -con el extra de un cibernético Redwing- se eleva como un eficaz segunda espada del Capitán América, poca queja se puede esgrimir contra la película de la Civil War en su tratamiento a los personajes. Un aspecto en el que tampoco cabe olvidar al nuevo Spider-Man de Tom Holland, con el que quizás tanta alabanza comienza a sonar exagerada, pero lo cierto es que no solo da el tipo como ese superhéroe primerizo a medio camino entre el Hombre Araña original y la versión Ultimate de Brian Michael Bendis, sino que su dinámica con el resto de superhéroes resulta endiabladamente divertida. Son él y el Hombre Hormiga de Paul Rudd, ambos completamente superados por las circunstancias, los que protagonizan algunos de los más memorables momentos de la cinta en su rol como elementos externos usados para aliviar la tensión en uno de los momentos clave de la cinta.
Ant-Man, contra todo pronóstico una de las estrellas del film
Habiendo dado pie a multitud de memes cargados de sorna en los que se ridiculizaba el que todo se redujese en un puñado de tipos partiéndose la cara en un aeropuerto, la escena en cuestión deja cerradas las bocas de cualquier detractor pasando a formar parte ya de las mejores peleas del cine de superhéroes. Con una perfecta combinación entre uso de especialistas y CGI, los hermanos Russo dejan claro de forma completamente incuestionable su soltura a la hora de manejar grandes elencos de individuos con superpoderes en espacios tangibles de una forma que nunca habíamos visto en pantalla, independientemente de si nos referimos a Marvel, Warner o Fox.
No toda la acción está por desgracia a la misma altura, fundamentalmente a causa del uso de la cámara en mano y una edición repleta de cortes que hace que en ocasiones las escenas en movimiento resulten un tanto confusas y caóticas. Sobre todo, al verla en pantalla grande mientras estás pendiente de los subtítulos. No es que caigan en el desastre, ya que los Russo siguen mostrando tiento a la hora de desarrollarlas con el mejor uso de la dinámica de grupo que haya dado el cine de superhéroes hasta la fecha, pero aun así es imposible no tener la sensación de que se ha perdido claridad respecto a 'El Soldado de Invierno'.
Black Panther entra fuerte
Un aspecto que por fortuna no afecta a las dos grandes set pieces del film, dejando para el recuerdo dos apabullantes escenas de acción a las que la única queja que se le puede poner es el reducido número de superhéroes que participan en ellas. Pero al contrario que la Civil War original, donde muchos de los personajes aparecían únicamente como figurantes para adornar la viñeta -¿alguien recuerda el papel de Bishop, Cable, Hulka o el Capitán Marvel en la maxiserie central?-, la película de los hermanos Russo aprovecha a conciencia las habilidades, particularidades y bagajes personales de cada uno de sus protagonistas, logrando un colofón tan festivo, que los responsables del departamento de merchandising de Disney Marvel deben estar frotándose las manos. Mucho contribuye a ello el grado de fidelidad con el que se representa a los personajes, donde incluso en aquellos más diferentes a sus contrapartidas originales -caso Ojo de Halcón-, nos regalan escenas prácticamente sacadas de los cómics como puede ser el encaramiento del arquero con Stark.
Aquí se nota que la película de Black Panther esta próxima, dado que -si ya 'La Era de Ultron' nos dejaba atisbar un pequeño aperitivo del entorno de Wakanda-, Civil War se muestra repleta de referencias a ella, entre su cultura de tradición egipcia, su devota entrega a la memoria de los ancestros, la mezcla entre tecnología futurista y tribalismo espiritual y hasta algún cameo en forma de Dora Milaje. Pero como no solo de justicieros enmascarados vive el cine de superhéroes, la nueva película del Capitán América es consciente de que para abordar su base argumental debe contar con una fuerte presencia del punto de vista de tanto de diplomáticos como de altos gubernamentales y ciudadanos de a pie. Lejos de reducirse al suelo americano como ocurrió con el Acta de Registro Superhumano de la Civil War original, los Acuerdos de Sokovia afectan a toda la Organización de las Naciones Unidas, otorgando al conflicto una mayor sensación de globalidad.
Vivir en tiempos de superhéroes
Si a ello sumamos el contar con secundarios de la talla de Martin Freeman, Marisa Tomei, Hope Davis o Emily VanCamp y que los protagonistas nunca son el centro único del conflicto, sino una de las muchas partes del mismo, lo cierto es que nunca se llega a echar en falta una mayor presencia de personajes, a no ser que quisieras ver trasladada alguna escena concreta. Dentro de los personajes civiles de la cinta, cabría destacar especialmente la contribución de una contundente Alfre Woodard como Miriam Sharpe, quien con una sola participación consigue hacer muy real la necesidad del control de los metahumanos, dejando mucha más huella de la que su contrapartida original lograse en los cómics.
Centrada fundamentalmente en el conflicto derivado de la nueva legislación, la película de la Civil War crea toda una compleja red que permite explorar las consecuencias de lo que se plantea como un efecto lógico del camino que ha andado este universo desde el estreno de Iron Man. Esto no significa que se olvide de los villanos, que en Civil War tienen un papel muy relevante aunque sea en un plano más secundario de lo que suele ser habitual en este tipo de películas. Así tenemos tanto a Calavera (Frank Grillo) e Hydra como conexión a la película anterior, como -sobre todo- a Daniel Brühl dando vida a un Helmut Zemo muy diferente a lo que cualquiera podría esperar, pero la cuestión es que en ninguno de los dos casos se sobreponen al verdadero objeto de la trama (el conflicto derivado de los Acuerdos de Sokovia), ejerciendo más como parte de las muchas fichas que hay sobre el tablero que como antagonistas que carguen sobre sus hombros el desarrollo de la cinta. Presentando en el caso del villano del Capitán América interpretado por Brühl una aproximación que -a pesar de tomar la base esencial del personaje original- se nos presenta completamente reimaginada con un trasfondo muy real, el gran acierto de la película de Civil War es que no se pueda hablar realmente de héroes y villanos, siendo fundamentalmente una historia de personajes en la que todos y cada uno de ellos tiene una motivación tan definida como comprensible.
El lobo solitario caza en la sombra
Todos y cada uno de los elementos dispuestos sobre la mesa forman parte de la compleja madeja tejida por los Russo, Markus y McFeely alrededor del eje central de la Civil War, dibujando una trama tan compacta como llena de múltiples matices y ramificaciones. Una trama en la que la compañía deja constancia de su claridad de ideas, entendiendo que una historia no es más compleja mientras más cosas sucedan y giros argumentales tenga, sino por lo bien que sepa explotar las diferentes posibilidades de su punto de partida. En ese aspecto, es de destacar el hecho de que Marvel no haya planteado la Guerra Civil de los Vengadores como un evento con principio y final, sino como un evento que afecta a los devenir de los personajes y cuyo resultado deja serias consecuencias para las futuras películas del universo Marvel cinematográfico.
Pero el que Civil War destaque por la solidez de sus trama y lo bien que aprovecha el uso de los personajes dentro de sus planteamiento no implica que sea perfecta. Ya hablamos antes de que a pesar de ser un gran espectáculo visual, algunas de sus escenas de acción no son tan claras como lo fueron en la entrega anterior. En lo que respecta al guión, es una película a la que no le faltan tramas argumentales como pueden ser lo gratuito de la inclusión de personajes a los que los protagonistas deben reclutar viajando al otro lado del mundo, a pesar de ir en contra de toda lógica teniendo en cuenta el escaso margen de tiempo que cuentan para llevar a cabo sus objetivos. No hay ninguna razón real para la inclusión de estos jugadores extra como tampoco la hay para el drástico cambio de tono que la película tiene al llegar a su clímax del aeropuerto, dejando una escena que -por mucho que sea francamente espectacular- no tiene ninguna razón de ser más que el mero fanservice como concesión al público.
Sacados de las viñetas
Lo mismo podría decirse con cierto momento en el que uno de los personajes decide ocultar a otro cierta información que podría haber evitado o -por lo menos- relajado el enfrentamiento, a pesar de no tener ningún motivo verdadero para hacerlo. Es más, minutos más tarde se la entrega a través de un mensajero a pesar de que su situación no ha variado, lo que hace pensar que los guionistas simplemente se limitaron a pasar de puntillas por ese aspecto para que la historia pudiera fluir hacia a donde a ellos les interesaba. También podría hablarse de cómo se fuerzan las relaciones entre dos personajes, o sobre la forma en la que los pro-regristro terminan provocando daños materiales mucho más graves que los de sus contendientes. Algo que en buenas manos podría dar pie a una interesante lectura sobre si el respaldo gubernamental garantiza la seguridad, pero que en la película no deja de tener más fin que propiciar explosiones para adornar el espectáculo. Puntos flacos que en la mayoría de los casos no afectan a aspectos cruciales de la cinta, por lo que nunca llegan a enturbiar el grado de disfrute de 'Capitán América: Civil War'. No cuando ofrece semejante grado de disfrute con el combo entre su incuestionable derroche visual, así como con la claridad y matices con los que desarrolla un argumento con mucho jugo y con un meritorio empleo de sus personajes.
En líneas generales, se puede acusar a la nueva película de Marvel Studios de no inventar nada nuevo y de ir a lo seguro, pero como episodio dentro de una serie a gran escala, todo lo que hace lo sabe hacer espectacularmente bien. Civil War es ante todo un film notablemente dirigido, interpretado y producido, consciente de que los aficionados que crecieron con sus primeras películas ya no tienen la misma edad que entonces, esforzándose en ofrecer una trama mucho más compleja y con muchos más matices que las anteriores entregas de los Vengadores, sin por ello renunciar a la catarsis lúdica que les venía caracterizando. Continuando la línea ascendente de la trilogía de El Capitán América, algunos echaran en falta la épica sin descanso de El Soldado de Invierno, como otros lo harán el cinismo desmadrado del cómic original. Pero como producto con identidad propia, el film es enteramente consecuente de su tono y propuesta, reivindicándose como una de las películas de superhéroes más sólidas hasta la fecha.
Un arranque para la Fase 3 que sin necesidad de reinventar nada se presenta como un entretenimiento muy sólido y con un claro empeño a superarse así mismo. Algo siempre de agradecer incluso cuando se trata de producciones de estudio sin más fin que ofrecer entretenimientos pasajeros como es el caso. Ni con todo lo que se pierde en cuanto a efectismo respecto al cómic de Millar es posible cuestionarla a no ser que uno sea muy purista en el tema de las traslaciones, ya que -en todo lo que la supera- la película de la Civil War lo hace por goleada. Sobria, plenamente consciente del universo en el que se desarrolla, fabulosamente narrada, con una factura técnica impecable y sorprendentemente madura para un film de estas características a la hora de abordar su conflicto y el desarrollo de los personajes, la tercera entrega del Capitán América se presenta como una película ejemplar, que destaca especialmente por lo bien balanceada que está en cada uno de sus aspectos. Entrando de lleno entre lo más elevado de la compañía y del cine de superhéroes en general, si aun con todas buscas un film más alejado del terreno seguro y más cercano al espíritu desatado del cómic original, quizás te interese probar mejor suerte con 'Batman v Superman'.
Pero vayamos a lo importante, ¿de qué va 'Capitán América: Civil War'? Siendo ambas prácticamente la misma película, pero con tonos diametralmente opuestos, si en la espídica 'El Amanecer de la Justicia' se abordaba el conflicto entre superhumanos como un altisonante conflicto titánico entre dioses y hombres, la película de la Civil War mantiene constantemente los pies en el suelo refiriéndose en todo momento a las personas. Fin de un camino iniciado con aquel muchacho espigado que era incapaz de dejar de pelear por una causa que consideraba justa, la tercera entrega del Capitán América habla sobre la responsabilidad, las consecuencias y las relaciones entre personas, y lo dramáticamente que se pueden llegar a truncar cuando el conflicto entra en escena. Una historia de amistad, de camaradería más allá del tiempo, de traición y venganza donde tras todo su despliegue de thriller de acción lo verdaderamente importante es como afecta a los personajes y en la que se recalca la idea que no hay acción sin consecuencia, y que incluso los actos más desinteresados podrían dar pie a terribles repercusiones de las que nos es imposible escapar.
Tirando de hilo fino, Capitán América: Civil War es el final de una trilogía sobre dos amigos que combatieron juntos durante la II Guerra Mundial, pero que se vieron inevitablemente separados durante los años posteriores. Vestidos con el uniforme de las barras y estrellas el uno y la estrella soviética el otro, al final del largo camino los veteranos con mil cicatrices se reencontraron siendo cuestionados por su rol como policías y vigías internacionales, pasando a la clandestinidad cuando los burócratas y diplomáticos decidieron tomar las riendas ante la concienciación de los muertos que habían dejado en el camino. ¿Es la trilogía del Capitán América la historia de amor definitiva sobre el auge y caída conjunta de los Estados Unidos y la Unión Rusa de Repúblicas Soviétias? Quizás sea mucho suponer, pero la idea era demasiado sugerente como para no compartirla.
Y si con esto aun no os habéis decidido a que bando queréis pertenecer, tras el trailer tenéis 25 razones para ver 'Capitán América 3: Civil War'.