Crítica de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' de James Gunn
Acercándonos al universo cósmico de Marvel no con la mente, sino con el corazón en la crítica de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2'. La nueva película de James Gunn.
'Guardianes de la Galaxia' (2014) de James Gunn supuso un arrollador vendaval de aire fresco para el cine de acción, aventura y superhéroes. Lo fue tanto por romper el molde respecto a las aproximaciones más tradicionales al género -recordando que los personajes de Marvel y DC podían dar más de sí que el enésimo arquetipo de Superman, Batman o Spider-Man-, como la propia forma febril y desprejuiciada con la que pel propio directo aborda el cine. Una montaña rusa de emociones de ritmo insesante en la que el drama, la épica y el humor más irreverente se daban la mano, como un chute ultracondensado de descaro irresitiblemente funky. A ritmo de 'Hooked on a Feeling', la primera película de los Guardianes de la Galaxia fue un festival sensorial de color sin descanso, equivalente a asistir a un macro-concierto en vivo de esa banda a la que llevabas siguiendo un tiempo -'Slither', 'Super'...-, y acabar encontrándote con el espectáculo de tu vida.
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Aparentemente renegando de ese crescendo que nos haga volar la cabeza -y que parece obligartorio en las segundas partes desde 'El Padrino Parte II' a 'El Soldado de Invierno', pasando por 'El Imperio Contraataca' y 'El Caballero Oscuro', la secuela de los Guardianes de la Galaxia que ha llegado a nuestros cines se antoja como una película tan continuista como extraña. Continuista, en el sentido de si no te gustó la primera, es muy probable que lo vayas a tener complicado con la secuela (o viceversa). Y extraña, en el sentido que si uno esperaba un bis con otra fanfarria más grande, con más ruido, ritmo y pirotecnia... la película opta por la dirección opuesta, como una acústico entre amigos, en el que los miembros de la banda parecen tener tanta confianza y falta de presión, que no buscan otra cosa que pasárselo en grande.
Como quedarse después del gran concierto y asistir “actuación” VIP entre colegas, en la que el tío que pone la pasta ha traído alcohol, y la banda sigue sobre el escenario más por diversión nocturna más que cualquier otro motivo. Siguen siendo los mismos hits que la última vez, sí. Pero de vez en cuando se marcan algún alarde que los convierten en algo más. Eso, cuando no es alguno de ellos el que se baja del esecenario para recargar la copa, y al final acaba enredándose con alguien a quien conocía. Uno de esos festivales trasnochados que nadie parece tomarse del todo en serio, y en los que tan pronto el frontman y la bajista hacen una escapada para tomarse algo con el padre del primero, como que el del sonido comienza a montar bronca con unos heavys. Puede que incluso haya un crío suelto liándola por donde pasa. Adorable para algunos. Un incordio para otros. ¿Y no es ese el hermano del mager el que se acaba de subir al escenario? ¿Qué hace ahí berreando junto al viejo rockero que venía con él, y porqué da la impresión de que el batera está aporreando las cajas con claros signos de ir pasado de rosca?
Algo dentro de ti te dice que lo mismo el chiste se alargado demasiado. Que quizás lo mejor sería dar la noche por terminada. Que mejor se vuelva cada uno a su casa antes de que alguien termine liándola y lo que podía haber sido una gran fiesta acabeen desastre. Pero resulta que el hermano del manager tampoco lo hace mal. Resulta que el viejo roquero que le acompañaba era un virtuoso de la guitarra. Resulta que la segunda bajista que les ha acompañado en otras ocaisones también se ha sumado al escenario, y está dando guerra de la buena. Resulta que por allí anda una gruppie en pleno frenesí de jubiló, y aunque nadie sabe bien de donde ha salido les esta animando la noche a todo con el que se cruza. Empiezas a pensar que quizás aquello tampoco está tan mal, y entonces la banda vuelve al escenario y se marca un final por apoteósico que os deja a todos con la mandíbula por los suelos y el corazón en un puño.
Marcando muy claramente el terreno para que nadie tenga duda de que la trilogía de 'Los Guardianes de la Galaxia' es mucho más que un mero engranaje de cara a 'La Guerra de Infinito', James Gunn aborda su segunda película Marvel con tal falta de complejos y tal falta de preocupación por las espectativas ajenas, que no puede decirse que se lo haya puesto precisamente fácil ni a la compañía que paga sus facturas, ni al fan que solo acude al cine en busca de nuevas pistas del que vendrá después. El tipo está abordando la saga como su parcela personal. Esta es su película, y su historia. Si estás dispuesto a entrar en el juego, bienvenido a bordo. Si no, ten cuidado al saltar la verja. El mapache muerde.
Entre la narración dispersa que hace que en más de una ocasión de la impresión -subraye esa palabra- de que los personajes se limitan ir de un lado a otro de forma azarosa, así como esa tendencia tan habitual del posthumor de prolongar los gags hasta que la gracia de los mismos sea el caer en lo enervantemente incómodo, 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' no es ni mucho menos la película que vaya a reconciliar a aquellos que exigen más seriedad a Marvel Studios con la compañía de los Vengadores. Eso por no hablar de que los Guardianes prácticamente parezcan secundarios de su propia película, desperdigándose mientras se va cediendo protagonismo a otros más secundarios como el Yondu Udonta de Michael Rooker o la Nébula de Karen Gillan. Que hasta el Kraglin que interpretara el hermano de James Gunn -Sean Gunn, actor que también presta su cuerpo a Rocket en el proceso de captura de movimiento- parezca gozar de más minutos en pantalla que alguno de los protagonistas principales ya debería ser razón más que suficiente para plantearle al director si no se le ha ido la mano.
Sin embargo, en cuanto uno mira más allá del envoltorio de ese crío enervante al que se le ha reído demasiado la gracia y esos protagonistas que ceden espacio a favor de una cinta más coral, se encuntra con que Gunn sigue manteniendo intactas las virtudes que hacían grande a la primera. En ocasiones puede que incluso de forma demasiado lanzada a la cara, con la que se nota que esta película ya no cuenta con la frescura de la original. Da igual si es repitiendo fórmulas como tirar de guiños a los ochenta para apelar a ideas ancladas en el imaginario del espectador -en la primera fue el Kevin Bacon de 'Footloose', ahora desde conductores solitarios a institutrices británicas, pasando por amores de barra-, o con esos gags hilados, con los que una broma previa reaparece más adelante con una vuelta de tuerca (y que en esta ocasión no faltan las veces en las que se ven venir).
Pero a la hora de manipular las emociones del espectador, logrando que la risa, la emoción, la tensión o el llanto convivan de forma simultánea en pantalla, Gunn sigue demostrando que está muy por encima de la mayoría de cineastas del cine blockbuster de la actualidad. Tanto, como lo está el cariño que derrocha por sus personajes, hasta el punto de que es imposible sumergirse en 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' sin empatizar con cada uno de sus protagonistas.
Se está poniendo mucho de moda hablar -como ya ocurrió tímidamente con su predecesora- de que la película no tiene historia o que la trama deja mucho que desear. También parece que hay mucha gente para la que obras como 'Cinco Horas con Mario', 'En la Cama', 'Enterrado' o 'Mad Max: Furia en la Carretera' serían obras sin historia. Tanta, como la que seguramente no vea una historia más que como una sucesión de acontecimientos que tengan a los protagonistas ocupados hasta que lleguen los créditos. No olvidar en ese caso que el desarrollar a unos personajes, un entorno o las consecuencias de una serie de acontecimientos también es contar a una historia, y es a eso precisamente a lo que dedica James Gunn dedica buena parte de la secuela de 'Guardianes de la Galaxia'.
Encontrando como resultado una primera mitad mucho más pausada y menos vertiginosa que la película que dejamos atrás, si de alguna forma podría decirse que 'Guardianes de la Galaxia' (2014) era la extensión del 'Hooked On A Feeling' que la acompañase -siempre funky, constantemente con ritmo y buen rollo, pese a alguna pincelada de melancolía-, 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' hace lo propio con 'The Chain' de Fleetwood Mac. Tras un sonoro golpe de percusión -ese fabuloso despliegue de inventiva que son los títulos iniciales-, la película se asienta para pasar a cocerse con fuego lento, íntimo y paisajista, no siendo hasta el clímax cuando llega el estallido en forma de estatosférico final. Una estructura que aleja a la saga de la necesidad de epatar al espectador tan habitual en las segundas entregas, y que le concede a James Gunn el espacio necesario para dejar claro que su intención con esta trilogía no es convertirla en un tren de la bruja en el que cada nueva vuelta solo sea otra más, en un suma y sigue en el que el único misterio sea ver por donde aperece el tío de la máscara. Director y guionista de la saga, Gunn quiere ofrecernos una historia, y el citado desarrollo de los personajes es la base de ella.
A veces irresistiblemente divertida y tontorrona, otras haciendo gala de una incendiaria carga de mala leche, otras cuantas golpeando fulminantemente donde más duele -cuando no se entretiene siendo entrañablemente ñoña y cartoon-, 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' muestra una cuidada sensibilidad a la hora de saber cuanto toca ser frívola y alocada, y cuando se ha ganado la implicación necesaria para ponerse seria. Con esta fórmula, se abordan cuestiones como la incógnita en torno a la identidad del padre de Star Lord, no como un MacGuffin con el que tenernos engatusados hasta la resolución del misterio final, sino para explorar lo que supuso para Peter Quill crecer sin saber quien era su progenitor, así como la duda que genera en él la entrada en escena del personaje de Kurt Russell. Tema central de la cinta, el Ego del actor de 'Tango & Cash' y 'Rescate en Nueva York' se presenta como una suerte de combinación con los J'son de Sparta, Glorian y el Amo del Sol de los comics, al que tampoco le faltan ni sus raíces kirbianas ni cierta influencia del 'Starman' de John Carpenter.
Presencia que llena la pantalla cada vez que está en ella -a veces de forma literal-, Russell se nos muestra como una suerte de mesías cósmico que ha viajado por el universo a lo largo de siglos, y que básicamente viene a ser ese cool guy que a todos nos habría gustado ver en nuestro padre cuando eramos jóvenes. Pero a la vez, se le retrata como una figura ambigüa que ofrece a Quill tantas nuevas oportunidades como preguntas, con una ambigüedad que da pie a momentos inquietántemente perturbadores para lo que viene a ser habitual en Marvel / Disney.
Inundando al protagonista de 'Guardianes de la Galaxia' con cuestiones sobre su pasado, como define a quién es, cómo es y cómo se relaciona con los demás, el Ego de Kurt Russell es sin duda una de las estrellas principales de esta función, como también lo son el citado Yondu y la Mantis de Pom Klementieff. Adueñándose entre los dos de buena parte de la función, en el caso del líder de los Ravagers interpretado por Michael Rooker, son las tablas del actor de 'Henry, Retrato de Un Asesino' y 'Clifhanger' las que le permiten aprovechar de forma superlativa el protagonismo extra que le concede Gunn. Ahondando en la cultura de los Ravagers, la relación de Yondu con otros clanes y que le llevó a privar a Quill de su destino, si en la primera entrega de la saga Rooker ya brilló, con su contribución en esta cinta se las ingenia para dejar claro a través de varios momentos de gloria de que estamos ante uno de los papeles de su carrera.
Tampoco es realmente que sorprenda, teniendo en cuenta la pasión que ha puesto el actor siempre a la hora de brindar secundarios carismáticos. Quizás lo sea más en el caso de la Mantis a la que da vida la canadiense de rasgos asiáticos a la que a penas habíamos visto en otra producción hollywoodiense que no fuera el 'Old Boy' de Spike Lee. Potenciando Gunn su condición de empata para hacer de ella algo más que la enésima chica dura que fuera el personaje en su primera aparición en los comics -rol más que cubierto con Gamora y Nébula-, la Mantis de Klementieff demuestra ser algo más que una cara bonita, revelándose como un foco de amor y candor que llena de luz la sala cada vez que entra en escena. Tan divertida como capaz de reflejar momentos de fuerte carga emotiva, su dinámica con el Drax de Dave Batista brinda alguna de las escenas más memorables y genuinas de la cinta.
Volviendo al elenco original, lo cierto es que no cuentan con tanto peso como en la primera entrega, pero también que cuando vuelven a la pista central saben demostrar porqué son ellos y no otros los protagonistas. Aquí habría que destacar la solvencia de Chris Pratt como un Star Lord al que le toca hacer frente a un mayor peso dramático que en la primera entrega, constatando que habría sido un fantástico Han Solo Indijane Jones. Pudiéndose extender lo mismo al carisma socarrón del mapache Rocket al que pone voz Chris Cooper, así como el desarrollo que se da al arco argumental de la turbulenta relación de hermanas entre Gamora y Nébula, tanto el personaje de Zoe Saldana como los de Rocket y -sobre todo- Quill, son los que más peso tienen dentro de la historia de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2'. A veces como subtramas paralelas ligadas a la del padre de Star Lord, y en otras directamente como parte de la misma.
En lo que Drax y bebé Groot respecta, tanto el personaje de Dave Batista como al que pone voz Vin Diesel quedan relegados a una suerte de “banquillo argumental”. Lo cual no significa que no gocen de sus buenos momentos de gloria. Muchos en el caso del antaño wrestler, y no menos en el reducido compañero de Rocket. Pero si bien los otros tres tienen un desarrollo más palpable, a ellos dos les toca servir de alivio cómico y adorable respectivamente. A veces puede que incluso con demasiado enfasis. Aun así, tampoco es menos cierto que Gunn no se olvida de ellos, y tan pronto ofrecen perlas más allá del rol de patán cósmico con cuchillos -y que pueden estar entre los momentos con más carga emocional de la película-, que acaban adquiriendo relevancia tanto para la actual película como para lo que nos aguarda en 'Guardianes de la Galaxia Vol 3'.
Más allá de ellos, el resto del extenso elenco cumple sobradamente, ya sea Sylvester Stallone y panda, como el imagable Cara Calambre / Taserface de Chris Sullivan. Formando este último parte esencial de algunos de los momentos más hilarantes de la función, son la Ayesha de Elizabeth Debicki y el pueblo de los Soberanos los que quedan en un plano más secundario frente a Guardianes, Ravagers y Ego, ofreciendo apenas un aperitivo de lo que pueden dar de sí. Apenas escondiendo el uso que Gunn les da como acidísima sátira de las culturas supremacistas, está raza intergaláctica gobernados por una aristocracia elitista se mueve por una línea tan fina que a veces cuesta tener claro si se nos presentan como unos postulantes a Primera Orden de Star Wars o los pijos de Alpha Beta en 'La Rebelión de los Novatos'.
Su mundo habitado por seres de piel dorada que repudian las imperfecciones, unido a los diferentes escenarios que conforman la superficie de Ego o el planeta en el que asistimos a la reunión de los clanes de los Ravagers en una suerte de macro quedada de moteros espaciales, sirven de ejemplo -entre muchos de los otros lugares por los que pasan los Guardianes a lo largo de la cinta- de la desbordante y febril imaginación que despide la dirección artística de la película de James Gunn. Lejos de limitarse a tirar de universos de fantasía o ciencia ficción espacial ya establecidos como Star Wars, Firefly, Alien, Star Trek, Flash Gordon o Farscape, la nueva película de Guardianes de la Galaxia construye su propio lenguaje de mundos alienígenas, saltos hiperespaciales y tecnología imposible.
Si a ello sumamos una fotografía repleta de color y unos efectos especiales de ensueño, 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' es un caramelo a nivel visual, que aun con contendientes tan fuertes como las nuevas películas de 'Kong, La Isla Calavera' y 'Ghost In The Shell' amenaza con ser uno los grandes aspirantes a las categorías técnicas de los premios de este año. Podría incluso decirse que en terminos de creación de mundos, toda la imaginería que los rodea y fuerza visual, 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' es la película más espectacular de Marvel hasta la fecha. Pero contando con que dijimos lo mismo con 'El Hombre Hormiga' y su viaje al microverso o 'Doctor Strange' y su periplo por el multiverso, casi mejor vamos a esperara a ver 'Thor: Ragnarok' y 'Vengadores: La Guerra de Infinito', porque la compañía capitaneada por Kevin Feige no parece haber encontrado aun techo en ese aspecto.
Por lo demás, el guión escrito por James Gunn sigue teniendo muy clara su dirección, y si la primera entrega se centró en el sentimiento de perdida y la relación madre e hijo, esta nueva entrega lo hace en el reencuentro, la superación del dolor y la reconciliación padre e hijo. Como la franquicia 'The Fast & The Furious', la saga de los Guardianes de la Galaxia parece haberse lanzado de lleno abordar los lazos familiares forjados con sangre y sin ella, desde la optica de la space opera más febril y alocada. Pero si bien las películas de Vin Diesel en muchas ocasiones parecen usarlo más con una mera excusa para apelar al lado más sensible del espectador -ya que cualquier ínfula de seriedad la perdieron entre resurrecciones, amnesias, buenos que se vuelven malos y malos que se aceptan rápidamente entre los buenos-, James Gunn puede abordar con frivolidad ligera y choteo a los superhéroes, la sci-fi cósmica y el género de aventuras en general, pero nunca las relacioines entre los personajes.
Es esa la fórmula con la que, más allá de lo divertidas que puedan ser sus disparatas aventuras, todo lo relativo a la conexión interpersonal de los protagonistas de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' adquiere una gran credibilidad. Siendo una de las principales razones por la que sus personajes resultan tan fáciles de empatizar, ya sea a través de la relación padre e hijo, el abandono, la ausencia, las infancias traumáticas, la rivalidad entre hermanas, el instinto paternal, el aislamiento en corazas emocionales con las que blindarse ante los demás, la culpa, la amistad o el amor en cualquiera de sus formas, la película de James Gunn alcanza momentos de inusitada crudeza para lo que uno podría esperar en un divertimento de verano. El contraste con el lado más frenético y despendolado -así como la habilidad con la que el director de Guardianes de la Galaxia salta de uno a otro- es lo que logra que funcione incluso con más fuerza, en una película que cuando quiere golpear en las tripas del espectador lo hace con toda la dureza imaginable.
La sucesión de eventos en los que se ven atrapados los protagonistas quizás parezcan aleatorios y ante todo guiados por el azar. Pero cuando toca encarar el desarrollo emocional de los personajes, la cinta está milimétricamente medida y tiene muy claro qué tocar, y cómo hacerlo en cada momento para potenciar lo máximo posible lo que pretende contar. Aquí entra el tema de la banda sonora de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2', del cual se viene hablando mucho ya sea por los que alegan que los temas están peor encajados o que no luce tanto como el anterior. En lo que atañe a lo primero, difícilmente podría ser una afirmación más alejada de la realidad, ya que las canciones que van apareciendo a lo largo de la trama están tan ligadas a lo que se nos está contando en cada momento, que deberían estar todas subtituladas como bien hacen con el tema de Cat Stevens.
Dando cuenta de ser todo un melómano que ha elegido las canciones por algo más que por la fama o porque sonasen bien, si los temas musicales del primer volumen eran más joviales, optimistas y hablaban de cuestiones como el amor inquebrantable entre una madre y un hijo o el continuo apetito por llenar en vacío dejado, la de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' es mucho más melancólica, abordando otras como el desengaño, la despedida o el inevitable ciclo de la vida.
En general -como película independiente- 'Guardianes de la Galaxia Vol 2' peca de cierta autocomplacencia que hace que no sea tan redonda como su predecesora. Pero como secuela, probablemente sea una de las más sólidas que haya dado el género desde 'X2' y 'El Caballero Oscuro', dejando bien claro que más allá de servir de adoquín de cara a la trama de Marvel Studios con Thanos y sus Piedras de Infinito, James Gunn está aquí para contar su propia historia. Una historia donde la épica cósmica y el humor conviven con una incisiva y poderosamente emocional aproximación a los lazos familiares y vínculos que nos unen, como segunda entrega de una trilogía que -si mantiene el nivel- tiene todas las papeletas de de estar entre lo más satisfactorio que nos haya ofrecido el cine en su flirteo con los superhéroes.
Ingeniosa, repleta de acción imaginativa, dura cuando tiene que serlo y con mucho humor... Quizás no sea el parte aguas que pudieron ser en su día las secuelas de otras sagas del estilo como 'Regreso Al Futuro' o 'Gremlims'. Pero lo que sí es, es la continuación que ojalá hubiera sido 'Cazafantasmas 2'. Recomendando de paso que no salgáis del cine hasta haber visto las cinco escenas post-créditos de la cinta -puesto que hasta los propios créditos merecen la pena-, terminar con nuestra crítica de 'Guardianes de la Galaxia Vol 2'.