CrÃtica de Jane Eyre de Cary Fukunaga
Jane Eyre es una película peliaguda, siempre es muy difícil adaptar una novela tan conocida y adoradísima. Y puedo decir que más de un fan aférrimo de la historia literaria salió echando pestes de la sala de cine. Pero esta crítica está escrita por alguien que no se ha leído la novela, para bien o para mal.
En general es correcta, quizá se hace un poco larga y algo menos de metraje la haría más llevadera. Un gustazo para la vista para los que somos nostálgicos del cine químico, el 35mm y la imagen con grano. Suena a argumento recurrente, pero la fotografía es realmente bonita, con una frialdad que ayuda mucho a la historia.
Jane Eyre está encarnada por Mia Wasikowska más que correcta y que soporta sobre sus hombros el peso de toda la película con gran sobriedad. Eso sí, en los duelos dialécticos, gana Michael Fassbender. En estos diálogos o duelos dialécticos se ha conservado el estilo que utilizan los personajes de la novela al hablar. En bastantes momentos, es demasiado abrumados. Menos mal que existe el personaje de Judi Dench, maravillosamente cómica y sencilla, que ayuda a restar tensión en muchos momentos.
La película empieza bien, pero empeora con el giro de la trama, que desequilibra el ritmo y resta veracidad. A partir de ese momento pierde esa esencia que había mantenido de frialdad y rigidez para dejarse caer en lo emocional. Sí, como el personaje principal, pero aun así no funciona. Tampoco ayuda ese flashfordward del principio, cuya única misión es convencernos de que la cosa no va a salir bien.
Y el personaje pierde fuelle. Nos ha mantenido tan convencidos de su integridad y frialdad interior, que el final nos decepciona. Demasiado caritativo. Eso sí, puede ser un consuelo para aquellos que acudan al cine buscando una película de romance cortesano decimonónico y se encuentren con esto.
Pese a todo, la película se ve muy bien. Es bastante honesta y no ataca de forma innoble a las emociones buscando la lágrima fácil, algo que sinceramente se agradece.