Crítica de 'La Teoría del Todo', mucho más que la vida de Stephen Hawking
Crítica de 'La Teoría del Todo', Stephen Hawking alfa y omega
Detrás de todo hombre hay una gran mujer. Una verdad demasiadas veces cierta, que no solamente reivindica la nunca suficientemente agradecida labor de todas las sufridas madres, abuelas, novias y esposas que decidieron renunciar a su papel activo dentro de la sociedad para convertirse en las piedras angulares de sus familias, sino que ilustra como durante miles de años estas se han visto condenadas al más cruel de los anonimatos. Porque sí, revolucionar el campo de la física mientras estás atrapado dentro de tu cuerpo víctima de la temible esclerosis lateral amiotrófica (ELA) tiene un gran merito. Pero ser la mujer que sacrifica su vida para cargarse sobre sus espaldas -no solo los cuidados del afectado, sino también la crianza de vuestros tres hijos- durante más de 25 años es directamente sobre-humano.
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Muy probablemente a causa de la enfermedad de Hawking, no han sido pocos los que han señalado a 'La Teoría del Todo' como una atrapa-Oscars que busca a aprovecharse de la desgracias de los afectados por ELA para ablandar el corazón de la Academia de Hollywood. Sin embargo, cualquiera que se moleste en verla, descubrirá que el tercer largometraje del británico James Marsh fuera del terreno documental va mucho más allá, brindándonos uno de los dramas más sólidos que nos ha llegado desde las islas durante los últimos años.
A pesar de que pasará a la posteridad como la película de Stephen Hawking, 'La Teoría del Todo' está apoyada en realidad en dos pilares sobre cuya unión se levanta toda la película. Llevando a cabo un gran esfuerzo físico e interpretativo para ponerse en la piel del físico desde sus primeros días en la universidad hasta la actualidad, el Marius Pontmercy de 'Los Miserables' -Eddie Redmayne- es Stephen Hawking, a quien se nos muestra como un genio algo desastre. Un relativista para el que no hay más verdad que la que se pueda expresar con números, la cual será inmutable hasta que se descubra otra que la contradiga. El momento en el que le diagnostican la enfermedad limitando drásticamente su esperanza de vida, es crucial no solo como detonante de su deterioro físico, sino también para entender su visión de la vida, para la que no hay nada más importante que el aquí y ahora.
Sin embargo, la entrega de Redmayne para dar vida a su personaje no eclipsa a la de la Gata Negra de 'Amazing Spider-Man 2' Felicity Jones como Jane Wilde, esposa de Stephen Hawking. Filóloga educada en la fe anglicana, Jane se nos muestra como una persona entregada a los grandes totales universales como la fidelidad o el amor imperecedero más allá de su propio bienestar, como si hubiera una suerte de recompensa final por entregarse a ellos.
Basándose gran parte de la película en los estudios de Hawking sobre la existencia de fuerzas contradictorias que dan forma a nuestra realidad, es imposible no ver como dichas teorías son plasmadas a través de la colisión de sus protagonistas. Dos polos completamente opuestos que por alguna razón terminaron uniéndose, y que incluso cuando todo estaba en contra de su relación las circunstancias solo sirvieron para aproximarlos todavía más.
Más allá del interés que pueda tener como escaparate a la vida personal de Stephen Hawking o de lo que implica luchar contra el ELA -cuestiones que de por si ya son suficientemente interesantes-, la gran virtud de 'La Teoría del Todo' es la sentida y a la vez compleja aproximación que ofrece del matrimonio Hawking-Wilde. Una simbiosis perfecta en la que visiones completamente opuestas de la vida se convirtieron en complementarias por necesidad, siendo difícil que Hawking hubiera llegado a contribuir al campo de la astro-física tanto como lo ha hecho, de no contar a su lado con alguien de la determinación de Jane.
Un retrato que va más allá de sus protagonistas, escapando de la hagiografía, para ofrecer un retrato lleno de matices, en el que se abordan las alegrías y dramas de esta unión fruto de la vicisitud sin exaltar ni vilipendiar a ninguna de las dos partes. Y sí, Redmayne firma una gran actuación que va mucho más allá del mero hecho de permanecer sentado en una silla durante dos horas, construyendo a un personaje capaz de expresar gran mucho sentimiento a pesar de su inmovilidad.
Pero lo de Felicity Jones es algo de otro mundo, otorgando una sobrecogedora fuerza a una mujer capaz de entregarse a su familia con una tenacidad implacable, como de plasmar el desmoronamiento de su mundo a través de un simple gesto. Y aunque la película tiene logros tan remarcables como la fantástica banda sonora de Jóhann Jóhannsson, un guión cuidadamente construido que ofrece varias capas de lectura, así como las florituras técnicas de un director capaz de llenar de energía pasajes como la conversación en la cocina con la nueva amistad de la pareja o el momento de la entrega del conocimiento, son las enormes interpretaciones de sus dos protagonistas quienes convierten 'La Teoría del Todo' en un suculento manjar para los amantes del drama a la mejor tradición británica.
Un drama que elude su cara más melosa, y que únicamente en su tercio final se deja seducir por el almíbar, brindándonos una fascinante historia sobre el contexto personal de una de las personalidades más importantes de los últimos 100 años. Un contexto personal al que acertadamente se le ha otorgado la subtítulo de “La Increíble Historia de Jane y Stephen Hawking”, no olvidándose de que para que pudiéramos disfrutar de los hallazgos del segundo, hubo una mujer dispuesta a ofrecerlo todo más allá de su propio bienestar.
En otras palabras, dejar pasar 'La Teoría del Todo' por prejuicios puede suponer perderse drama de los que dejan huella, con dos de las interpretaciones más entregadas del pasado año. Un drama en el que todo el que aprecie las grandes historias humanas verá mucho más que un simple biopic de la celebridad retratada, ofreciéndonos un relato cargado de sentimientos complejos y momentos de gran intensidad con los que emocionarnos o vernos deslumbrados.
Resumiendo, ¿de qué va 'La Teoría del Todo'? Más allá de una interesante aproximación a la vida personal de Stephen Hawking y un necesario tratamiento de las penurias que padecen los enfermos de ELA después de todo el aluvión de 'Ice Bucket Challenges' que nos llegaron el pasado año, supone la plasmación de una fórmula magistral más antigua que la vida misma, por la que dos personas con visiones completamente opuestas del mundo pueden verse irremediablemente unidas a través de las circunstancias.
El viejo lema de “Aquello que nos une es más fuerte que lo que nos separa” puesto en entredicho a través de un territorio en el que hasta los más cotidianos actos se convierten en una titánica lucha, y en el que los implicados se ven arrojados a un continuo mar de incertidumbres, miedos y dudas. Las dos formas distintas de ver el mundo de Jane y Stephen -él un hombre de ciencia forjado en la certeza de la futilidad del relativismo, ella una mujer cuya fe se deposita en el arte y los grandes ideales universales-, está cuidadosamente reflejada a través de cada una de las decisiones que toman a lo largo de la cinta, mientras se enfrentan a sentimientos imposibles de congeniar.
Escenas como las que tienen lugar en la escalera de su hogar, con la mirada de él -sintiéndose a un mundo de distancia de sus seres queridos a causa de la enfermedad- o la determinación de ella a llevar sobre sus hombros los padecimientos de su esposo ilustran la cuidada sensibilidad de una historia, que sabe concederles las pequeñas alegrías del día a día, sin negar lo irónicamente cruel que llega a ser en ocasiones la vida.
Poniendo a prueba los sentimientos de forma en que tanto ellos mismos como el espectador no puedan evitar dudar de sus opciones vitales -entre lo correcto y lo incorrecto, el amor incondicional frente asumir la naturaleza cambiante de los sentimiento, el martirio altruista como sublimación de la persona y ataúd de la felicidad-, a pesar de amoldarse a las normas del biopic, 'La Teoría del Todo' nos ofrece todo un huracán de sentimientos, en los que la alegría, la tristeza, el dolor, tesón, desengaño, sonrisas furtivas, melancolía y emoción conviven como ese gran todo que es la vida.
Y si todavía no tenéis claro que es una película a la que merece la pena darle una oportunidad más allá de su nominación o no nominación, aquí tenéis 10 razones para ver 'La Teoría del Todo' (libres de Spoilers), por los que esta aproximación a la vida de Stephen Hawking podría interesaros, tras este clip musical: