CrĂtica de Llega de noche (It comes at night), terror humano
A veces las expectativas nos juegan malas pasadas, y en el cine, como en la música, el hype está a la orden del día. Uno de los últimos en llegar a nuestras pantallas es Llega de noche (It comes at night), una propuesta que se aleja del terror que están vendiendo pero que no impide que estemos ante una notable película. Crítica de Llega de noche (It comes at night), terror humano.
Cuando uno echa un vistazo al tráiler de la nueva película de Trey Edward Shults, director de Krisha, lo que espera es una vuelta de tuerca a terrenos tan conocidos como los de las pandemias apocalípticas. Y de eso estamos bien servidos, tanto en películas de alto octanaje como 28 días después (y su secuela), Children of Men y Fury Road, a productos tan insoportables como Carriers o la fallida Extinction, que partía de una soberbia novela de Juan de Dios Garduño.
CrĂtica de The Strangers: Prey at Night
VĂdeo âTake It As It Comesâ de Vivian Girls
Pero no, no van por ahí los tiros.
Ahí va una advertencia: si lo que estás buscando es terror tradicional, infectados, acción y sustos, este fin de semana tienes mejores opciones que esta, porque aquí no vas a encontrar nada de eso. La razón principal es que It comes at night no es una película de terror “tradicional”.
Algunos de nosotros ya tenemos una edad en la que el hombre del saco, Chucky o el puto Babadook dejan de darnos miedo porque, con los años, empezamos a temer a otras cosas bastante más cercanas, posibles y dolorosas. Y que, lo peor de todo, tienen explicación.
Y dan miedo. ¿O acaso no recuerdas aquella pesadilla que tuviste no hace mucho y que te jodió la cabeza un buen rato?
Esos miedos son los que usa esta peli como armas de destrucción masiva.
Y te machaca, te bombardea.
Terrores nocturnos, desconfianza, miseria y, el eje de la trama, los secretos que sacan lo peor del ser humano a flote.
Lars Von Trier lo hizo con su extraordinaria Dogville, una película de tres horas, sin decorados, que a priori pone al espectador en una situación nada favorable, pero la bajeza, el golpe bajo es tan impactante, que uno solo puede rendirse ante el director y admitir que los monstruos somos nosotros.
En It comes at night apenas hay un decorado y unos pocos personajes que (casi) puedes contar con los dedos de la mano, pero la realización, la fotografía, la banda sonora y el pulso de Shults convierten lo que podría ser un ladrillo en una de las películas más interesantes de la temporada.
Si La Momia, el esperado (y algo decepcionante) regreso de Universal a sus monstruos clásicos era, en realidad, la primera película de aventuras (¿por qué nos empeñamos todos en que La Momia debe ser de aventuras cuando sus más logrados retratos han sido horror clásico?) de la era post-Uncharted, podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la mayor influencia de Llega de noche la encontramos también en los videojuegos, en este caso en el aclamado popularmente The Last of Us.
El mayor reto aquí es presentar una película sin buenos ni malos, que se cocina a fuego lento y donde los enigmas (sin respuesta) dotan de una mayor crudeza a un relato que huye de convencionalismos y sustos fáciles para ahondar en lo más profundo de los terrores nocturnos que todos nosotros podemos llegar a tener en algún momento de nuestras vidas.
Un trabajo notable que no debería pasar desapercibido, aunque se hayan empeñado en pintarlo del color equivocado.