Crítica de 'Mustang' de Deniz Gamze Ergüven
Crítica de 'Mustang', los últimos días de la doncella
No importa lo terrorífica que pueda ser una película de horror. Por mucho que nos hagan sufrir, somos capaces de resistir a todos los serial killers, niñas poseídas de pelo interminable y criaturas infernales que nos arroje, conscientes de que una vez se enciendan las luces perderán todo poder sobre nosotros. Sin embargo, hay historias de terror que van más allá de la pantalla. Historias que ocurren a diario, y que son tan monstruosas y sobrecogedoras que ni siquiera al abandonar la sala nos sentiremos a salvo para tranquilizarnos.
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De la misma forma que en que en 2012 el austriaco Michael Haneke nos demostrase en 'Amor' que el verdadero horror no se esconde tras ningún Caradecuero, Jason o Michael Myers que pueda hacernos sobresaltar en el cine -sino en la vida, ese asesino implacable que aplasta sueños y hace que todo lo que alguna vez amamos se convierta en nuestra condena y verdugo-, la directora francesa de origen turco Deniz Gamze Ergüven ha creado una historia tan terrorífica, que todo el mundo parece haber decidido poner distancia de por medio. No sea que nos alcance.
Aclamada en el extranjero porque -eh- esto es algo que sucede en Turquía, mientras en la capital de su país se apresuran a señalar que en realidad es algo de las zonas más rurales -y en ellas que es la propia directora la que tiene el problema, que esto ya hace tiempo que no pasa-, uno no puede ver 'Mustang' sin tener la incómoda sensación de que lo que aquí se narra suceden en mayor o menor medida todos lo días en todas las partes del mundo, y que todo lo que hayamos podido lograr para que no sea así es todavía tan frágil que incluso aquí estamos a escasos centímetros de dar un paso en falso y volver a precipitarnos por el abismo.
Protagonizada por cinco huérfanas que disfrutan plácidamente de las vidas que uno podría esperar para cualquier niña de su edad, la cálida belleza de las playas del Mediterráneo y la complicidad de las sonrisas adolescentes no tardan en esfumarse de una sonora bofetada en cuanto la realidad entra en escena. Y hablo de realidad porque no me refiero a ningún tipo de principio físico o ley inmutable impuesta por una entidad superior, sino a la que nosotros mismos hemos decidido construir, ya sea de forma consciente o echando la cara a otro lado cada vez que ocurra algo que contribuya a que el ciclo se perpetúe.
Tan cruel, irracional y difícil de entender que no sorprende que la primera reacción de las muchachas sea la de la incredulidad del esto no me puede estar sucediendo a mi o ¿de verdad es esto real? lo que sigue es un intenso camino empedregado en el que las protagonistas tratantan de aferrarse a lo poco que tienen, mientras su mundo se hace cada vez más y más pequeño y -como en toda buena película de terror- van quedando cada vez menos de las muchachas. Todo lo que pueda aportar a partir de ahí sobre las similitudes con 'Cadena Perpetua' o el cine de Coppola apenas rasga la superficie, porque en ellas al menos había espacio para la belleza o la mitificación. Viendo 'Mustang' lo único a lo queda es la certeza de que el mundo sigue siendo un lugar desolador y terrible, de lo angustiosamente frágil que es nuestra libertad, y cómo por muchos iPads, conexiones de fibra óptica y YouTube que tengamos el destino de la doncella continúa siendo como durante los últimos miles de años el sacrificio, y más le vale acatar de forma servil y que no proteste.
Envuelta con la triste belleza de la fotografía de David Chizallet y Ersin Gok y con la música de Warren Ellis para acompañar en su calvario a estas cinco muchachas que no han cometido más crimen que el de haber nacido, 'Mustang' es un relato tan absorbente como trágicamente descorazonador, que nos convierte en parte de la odisea de sus protagonistas por no ser una más en esa interminable lista anónima de cadáveres y fantasmas vivientes que no deja de engrosar. Injustamente ignorada en los Oscars cuando no es que tenga méritos para haber alcanzado el oro en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa -es que los tiene para haber estado incluida en la lista de candidatas a Mejor Película sin más añadidos-, no dejes que te engañen con 'Mustang'.
Esta no es la historia de algo que le ha ocurrido a cinco chicas con nombre y apellido en un lugar concreto a varias horas de avión de las que tu vives. Esto no es algo que pasa en Turquía. Esto no tiene nada que ver con la religión ni es imprescindible ser mujer para poder meterse en la piel de sus protagonistas. Si hubiera que describir de qué va 'Mustang', la mejor forma de hacerlo es como un alegato por la libertad. Sobre su aterradora fragilidad y lo enloquecedora que puede ser la desesperación para escapar de una monstruosa máquina de fabricar muertos en vida. Una historia melancólica, terrible y a la vez engrandecedora que sirve tanto para recordarnos mantener cierta perspectiva, como a nunca dejar de luchar por mantener todo aquello que tenemos en estima. Si no, quien sabe si seremos los próximos en tener que vestir trajes de color mierda.
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