Crítica de Pacfic Daydream, el nuevo disco de Weezer

LA BANDA DE RIVERS CUOMO NO PARA

Crítica de Pacfic Daydream, el nuevo disco de Weezer

El décimo segundo trabajo de Weezer no formará parte de ningún Top 5 personal de la banda, pero es una escucha estupenda para el fin de semana.

Hace poco más de un año que llegaron con un disco extraordinario, un ejercicio de pop rock clásico desde la arena de la playa californiana, pero ahora Weezer han decidido salir de la playa y entrar a merendar en una cafetería cercana.

Pacific daydream es su décimo segundo disco, que se dice pronto, y probablemente su que termina formando parte de algún Top 5: el de sus trabajos menos inspirados.

Pacific Daydream es una colección de canciones de pop-rock con estructuras de corte clásico, pero que sorprendentemente para alguien con tan buen ojo, se han quedado algo rancias. Pero el álbum es también una visión astuta de lo que se siente siendo productivo cuando en realidad estabas en la retaguardia de la época en que el rock dominaba el pop.

El nuevo disco de Weezer hace honor a las implicaciones puramente californianas de su título con guiños directos de los sonidos de los mismísimos Beach Boys: no solo gran parte de la armonía de Beach Boys, sino también el tono de QB Blitz, los acordes de órgano de La Mancha Screwjob, el ritmo de Sweet Mary y los boyantes coros y contramelodías de canciones como Weekend Woman.

Pero los Beach Boys no son de ninguna manera la única fuente de Weezer; el álbum contiene alusiones a todo tipo de recuerdos de los años 60 y 70 (The Zombies, George Harrison, Todd Rundgren) junto con fragmentos como algunas muestras vocales que parecen salidas de un disco de Kanye West.

Tal y como advirtieron en su momento, Pacific Daydream no es exactamente un retroceso, un paso atrás. Es el acertado reverso tenebroso del disco blanco y payero del año pasado.

Quizás demasiado producido por Butch Walker (Pink, Katy Perry, Taylor Swift) como productor, Weezer ha combinado su afición por épocas pasadas del pop con el arsenal digital del que disponen ahora. Eso incluye muestras y bucles, arreglos y una mezcla de ritmos programados.

Todas estas cosas hacen del disco un trabajo descafeinado a primera vista, pero que con las escuchas puede llegar a emocionar, sobre todo en los momentos en que Cuomo escala de manera épica, como en el puente de Beach Boys o en las estupendas Weekend Woman o Sweet Mary, unos registros que nos llevan a los tiempos de Make Believe, el disco que puede ayudar a comprender mejor la pasión pop de unos rockeros que se acercan a los cincuenta pero que no pueden dejar de trabajar con ilusión.

Una ilusión contagiosa como hemos podido ver en alguno de sus conciertos de la gira europea que los tiene ahora rodando por aquí. Eso sí, no esperes que pisen España, que es terreno vetado.

Puede que Pacfic Daydream no sea el disco que esperábamos ahora de Weezer, tras dos discos seguidos de nivel alto, pero a lo mejor, con las escuchas, resulta que era el disco que sí necesitábamos.

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