CrĂ­tica de 'Star Wars: El Despertar de la Fuerza'

TROGO AUTO EGOCRÁTICO CÓSMICO COMÚN

Star Wars: El Despertar de la Fuerza,

Cuando el análisis de una película se centra en lo que no es o lo que te gustaría que hubiera sido, pues amigos, no es un análisis.”

- Miguel Ángel Menor, compañero friqui.

La primera ocasión en la que acudí con mis padres a una sala de cine fue para ver una reposición de ‘La Guerra de las Galaxias’. La empresa para la que entonces trabajaba mi padre regaló las entradas a sus empleados antes de verse obligada a cerrar.

Cuando se estrenó ‘La Amenaza Fantasma’, mi padre hizo cola para que mis compañeros y yo no tuviéramos que esperar para comprar las entradas. Esa fue la última película que pude ver con mi pandilla de amigos de la infancia, la última ocasión en la que nos reunimos todos, como grupo. Desde entonces comprendí cuan cierta era la frase del adulto Gordie Lachance en ‘Cuenta conmigo’; “Los amigos entran y salen de la vida de uno como camareros en un bar”

Queda claro por tanto que guardo un profundo cariño por esta saga cinematográfica y que el acudir al cine para poder disfrutar de una nueva película de ‘Star Wars’ ha sido ante todo una experiencia sentimental.

J. J. Abrams es en todo momento consciente de este calado emocional entre los aficionados a la saga concebida por George Lucas y por esa razón se aproxima a la misma desde el respeto y el cariño que él mismo siente consiguiendo evocar el espíritu de la obra original. 

Se contempla en esta nueva entrega los mimbres clásicos de la primera al proseguir con el esquema del Viaje del Héroe de Joseph Campbell que Lucas adoptó para su obra pero, además, nos encontramos con varios elementos tomados de manera directa y siempre consciente de aquel Episodio IV como el androide con información vital para la Resistencia y la esférica arma de destrucción masiva que amenaza a la galaxia, si bien sería injusto pretender quedarnos sólo en este aspecto nostálgico para juzgarla. ‘El Despertar de la Fuerza’ parte del patrón que todos conocemos para relatarnos una historia que toma un camino distinto. No querer reconocerlo es mantenerse, escéptico, sobre la superficie de la narración.

A fin de cuentas, esta narración es desarrollada por los personajes que se nos presentan en esta entrega, personajes excepcionalmente construidos a los que sus intérpretes dotan del carisma necesario para cautivarnos desde el primer instante. Tened presente, a partir de aquí, la presencia de ligeras revelaciones de la película. SPOILERs, ya sabéis. 

Rey

Rey, por ejemplo, la chatarrera que ha crecido en un territorio inhóspito, a pesar de compartir un escenario que pudiera parecernos singular con el del joven Luke Skywalker difiere en lo básico del personaje interpretado por Mark Hamill: no quiere marchar. No alberga esa necesidad de aventurarse a lo desconocido en pos de emocionantes aventuras. Rey guarda sus razones para permanecer en Jakku y no aspira convertirse en una leyenda como ocurriera con Luke. Pero lo más importante en el diseño del personaje se encuentra en su reivindicación como protagonista de la historia, rompe cualquier modelo clásico sobre el rol femenino en una película de género y se impone como un personaje fuerte y válido; Rey representa en este sentido un nuevo paso firme y seguro hacía una manera de entender la ficción que no está supedita a viejos cánones, un paso que en este mismo año ya ha dado con anterioridad George Miller con su Imperator Furiosa en 'Mad Max: Fury Road'.

En lo que respecta a Finn, es un personaje que no puede ser comparado con ningún otro que conociéramos en episodios anteriores de esta saga y sólo por su presencia así como notorio protagonismo deberíamos considerar este nuevo relato como una historia distinta. Finn se enarbola, quizá, como el personaje con mayor humanidad de ‘Star Wars’. Es un cobarde, su principal motivación es huir lo más lejos posible hasta que logra encontrar una razón por la que luchar y esta no es derrotar a la Primera Orden, destruir la Base Starkiller y salvar a la Resistencia sino rescatar a la primera persona que le ha mirado como alguien diferente, como si le concediera con una mirada poder ser aquello que no es. Y para lograrlo, miente a la Resistencia, les da falsas esperanzas y utiliza sus medios para salvar a Rey. A pesar de lo noble de sus motivos, no es en este episodio una figura heroica y podemos comprenderle, nos resulta sencillo simpatizar con él, porque no se mueve por grandes ideales sino por razones mundanas.

Y luego nos encontramos con el antagonista del relato, Kylo Ren, que a pesar de compartir rasgos en su diseño que pueden remitirnos a Darth Vader se mueve por el extremo opuesto. Kylo Ren es un hombre que ha escogido seguir el Lado Oscuro como camino pero al que la Luz le reclama. Es, a diferencia de Vader cuando lo conocimos, un pupilo, un aspirante que todavía no ha completado su entrenamiento; mientras que Darth Vader lograba enfocar sus emociones, Kylo padece ataques de ira. Es un personaje complejo, en absoluto unidimensional como aquel primer Vader que encarnaba la oscuridad total, un villano que muestra sus conflictos y eso le hace tan temible como patético.

No quisiera olvidarme de BB-8. Si bien muchos temíamos que pudiera resultar un émulo de R2-D2 han dado de pleno con el diseño del androide logrando que proyecte emociones no sólo por sus sonidos sino con el movimiento de su cuerpo y haciendo de este pequeño uno de los personajes más adorables de el Episodio VII.

Para acompañarles tenemos a viejos conocidos como Han Solo y Chewbacca. El primero, en este caso, ocupa el lugar del mentor pero de nuevo no puede ser más opuesto al que representó en su momento Obi-Wan Kenobi; Han Solo no es el anciano sabio que era aquel y se aproxima a los nuevos personajes como una figura paternal más amable. En cuanto a Chewbacca, nuestro querido y velludo Chewie, se le ofrece mayor desarrollo en esta entrega que en todas las anteriores, creando para el espectador un personaje simpático que puede ser protagonista de alguno de los momentos más dramáticos del relato. 

La presencia de Leia, C3PO o R2-D2 puede antojarse como anecdótica, si bien decisiva para algunos puntos de giro, pero es justificado por el peso en la narración que se da al desarrollo de los personajes antes citados. En una situación similar nos encontramos a Poe Dameron, carece del protagonismo del resto de nuevos personajes pero se compensa con una introducción donde su personalidad se define con apenas unas líneas de diálogo para luego protagonizar algunos momentos trepidantes en los que se expone su habilidad como piloto.

Considero por tanto que la lectura que se le debe dar a esta similitud entre ‘El Despertar de la Fuerza’ y ‘Una Nueva Esperanza’ ha de ser netamente metatextual, Abrams nos está diciendo que conoce la historia, sabe de dónde proviene y nos lo recuerda para que los viejos aficionados podamos implicarnos emocionalmente en el presente relato, pero toma un camino distinto con personajes originales por tal de fundamentar esta nueva trilogía. Completar un círculo para iniciar uno nuevo. A este respecto, la presencia del escritor Lawrence Kasdan, guionista de 'El Imperio Contraataca' y 'El Retorno del Jedi', es indispensable, siendo posible llegar a sentir las líneas maestras que pudo esbozar para dotar de coherencia este nuevo episodio de la saga. 

El ‘Star Wars’ de Abrams con Kasdan se presenta estructurada de manera inteligente y repleta de guiños autoreferenciales así como de un sentido del humor constreñido que conseguirá hacer partícipes de la historia a los más jóvenes espectadores, acostumbrados a otra manera de entender el cine. De esta manera, director y guionista hacen de ‘El Despertar de la Fuerza’ una película intergeneracional que busca conciliar a los neófitos con los más avezados aficionados. Se podría entender a esta entrega como un episodio de transición que une lo que fue con lo que será pero es mucho más que eso, es por sí misma una sobrecogedora historia de aventuras espaciales que recupera el sentido de la maravilla. 

La labor de Abrams como realizador es, por otro lado, soberbia. Logra que la triangulación de sus personajes concedan un dinamismo particular al relato y nos deja para el recuerdo grandes fotogramas que prometen convertirse en imágenes icónicas de la historia del cine. Se le puede acusar, quizá, de una dirección extremadamente metódica pero en lo que otro autor hubiera supuesto una narración desnaturalizada por lo encorsetada consigue con sus personajes, ¡con esa triangulación!, imponer calidez a esa aparente frialdad académica.

Los efectos visuales son, sin duda, otro de los aspectos más destacados de esta entrega. La apuesta por lo artesanal frente a lo digital confiere una sensación de proximidad y, ante todo, realidad al espectador que se echaba en falta en las precuelas (en las precuelas y, me atrevería a decir, en una mayoría de películas recientes que el género nos ha ofrecido). Lo digital está en esta ocasión delimitado a servir las necesidades de la narración y no a la inversa, eludiendo convertirse en un espectáculo efectista. 

En cuanto a John Williams, aborda como siempre con maestría la labor de componer una nueva banda sonora para la saga y si bien se le reconoce la consecuente linealidad en su trabajo sigue transmitiendo grandes sensaciones a través de sus partituras regalándonos piezas magníficas como el tema centrado en Rey con los ribetes de epicidad requeridos. 

Finn

Para concluir, quisiera hacer mención a la cita con la que he emprendido el presente artículo de opinión. Pertenece a la de un conocido podcaster, compañero en estas lindes, que hizo de su afición profesión y por quien albergo un sincero respeto; aunque son varias las ocasiones en las que no coincidimos, su juicio, en esta ocasión, es el mío. El peor enemigo tanto para la película como, sobre todo, sus aficionados son las expectativas que puedan haber generado a lo largo de estos treinta años respecto a cómo deseaban que continuara la trilogía por la que rinden culto. Saber discernir entre lo que uno espera de lo que se nos ofrece es no sólo necesario sino obligatorio si pretendemos enarbolar nuestra opinión contra cualquier producto. No nos equivoquemos, esta no es la película que nosotros hubiéramos escrito, es la historia que otras personas han escrito para nosotros y debemos ser consecuentes con esto.

‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ supone un retorno espectacular al pasado y la promesa de un futuro emocionante. No es únicamente un nuevo episodio de esta saga cinematográfica que en sus casi cuarenta años de historia se ha erigido como moderna mitología sino que para quienes hemos crecido con este universo de ficción supone un nuevo episodio para nuestras vidas como aficionados.

No rechacéis la llamada a la aventura y permitid que la Fuerza os acompañe. Una vez más, ahora y por siempre. 

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