Crítica de 'The Pelayos': sobredosis de guaycismo y fallo en el ritmo
Este fin de semana llega a nuestros cines 'The Pelayos', una cinta dirigida por Eduard Cortés y basada en las hazañas reales de la familia Pelayo, entregada a desbancar casinos de manera legal y planteada de manera guaycista y modernilla.
Además, el reparto es, en principio, un buen aliciente: Daniel Brühl, Lluís Homar, Oriol Vila, Eduard Fernández y Blanca Suarez deberían dar buenos resultados interpretativos si el guión hubiera sido solvente, pero no es así.
La sensación final que deja 'The Pelayos' es decepción. Así de claro. Porque empieza bien, con un ritmo que emula a la saga 'Oceans' de Steven Soderbergh. Partidas a la ruleta, realización picadita y un Daniel Brühl con una actitud interesante.
Pero todo pasa. De repente el guión comienza a ser inverosímil. No la historia, sino los diálogos. Daniel Brühl y Lluís Homar dejan de creerse lo que están haciendo, pese a que sabemos por 'Eva' que son capaces de hacer un buen trabajo juntos. Simplemente se limitan a resolver.
Y el ritmo comienza a fallar y el guaycismo se va de las manos. Tanto, que da sensación de que está dirigida desde la soberbia y las ganas de demostrar que se pueden hacer cosas molonas. Y así no.
Eduard Fernández está en la corrección que le nace, pero no brilla. No brilla tampoco Blanca Suarez. Probablemente los más solventes de la película sean la pareja de hermanos a la que dan vida Miguel Ángel Silvestre y Oriol Vila.
Y es una pena, porque una película que podría facilitarte entretenimiento activo y divertido se hace un tanto pesada, se pierde por el camino y acabas asistiendo a algo que no acaba de cuajar y que cae en el tópico, para colmo, de acabar cada cada oveja con su pareja.
Postdata: la endogamia es rara.