Crítica de 'Total Recall' ('Desafío total'): persecuciones, acción y poco más
Como buenos fans de Schwarzenegger como icono pop, nos fuimos hace unos días al pre-estreno de ‘Total Recall’, el remake de la mítica película de 1990 ‘Desafío total’, que se estrena hoy en los cines españoles. La sinopsis no dista en exceso de la original, al menos al principio: Doug Quaid es un obrero con una vída monótona que, para añadirle un poco de emoción a su vida e intentar darle sentido a un sueño que se repite, acude a Rekall, una empresa que implanta recuerdos en nuestro memoria. El experimento sale fatal y descubre que no es quien cree ser.
Eso sí, en 'Total Recall', la nueva, Marte no aparece en ningún momento, sino que se desarrolla por completo en una Tierra arrasada por unas Guerras Químicas que han dejado solo dos zonas habitables: Reino Unido y Australia (la metrópolis y la Colonia). Bien, hasta ahí la parte descriptiva, ahora vamos a lo que nos interesa.
Tenemos claro que es una película de acción y que sí, a Doug lo persiguen, vale, pero es que el filme se compone en un 90% de persecuciones y de acción repetitiva. Adiós al desarrollo de personajes, adiós a introducirnos un poco más en la distopía que plantea la película. Además, a pesar de tener un presupuesto del copón, los efectos gráficos parecen de videojuego.
Disponible un avance del trailer de 'Total Recall'
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Además, los elementos que supuestamente son novedosos, como la distribución de las ciudades, muy chulas, con varios niveles de edificios que prácticamente tapan el cielo a los niveles inferiores, ya la hemos visto en la última entrega de Deus Ex, por poner un ejemplo. Y, vamos a ser sinceros, las persecuciones con coches gravitatorios están más que vistas con 'Minority Report' y 'Star Wars: El ataque de los clones'.
Si nos ponemos a hablar de los errores científicos de la película, es un no parar: ‘The Fall’, es decir, la “catarata”, ese Cercanías que une al Reino Unido con la Colonia se supone que tarda solo 17 minutos en recorrer todo el planeta. Ni que decir tiene que a esa velocidad el vehículo acabaría ardiendo, pero no, en la película va en “caída libre”. Sí, como los cacharricos de la feria. Y ya, el momento en el que justifican que la Tierra está deshabitada en su mayor parte por unas misteriosas Guerras Químicas pero luego salen a la superficie prohibida con solo unas máscaras de gas, es la risa. Pero bueno, tampoco nos vamos a poner exquisitos en este tema.
En cuanto al reparto, nos duele en el alma, el papel de Kate Beckinsale como Lori, la “mujer” de Doug. Hija mía, más sosa y poco creíble no puedes ser. Compararla con Sharon Stone es un delito. Eso sí, la culpa no es suya, porque ni Bryan Cranston está creíble en su papel de Cohageen, el malísimo primer ministro. Colin Farrel y Jessica Biel se limitan a poner cara de incomprensión y de estrés todo el rato, así que tampoco creemos que los nominen al Óscar.
Lo mejor de la película: los guiños a la antigua: la muchacha con tres tetámenes o el momento en el que se hace una alusión al “Rey de Marte”. Eso sí, la incertidumbre de la de 1990, se ha ido en la de 2012: el eslogan de '¿Qué es real?' nos parece de lo más erróneo, porque en el remake te explican absolutamente todo como si tuvieses la capacidad de comprensión de un niño de 7 años. O menos incluso, que los niños de hoy en día tienen smartphones y esas cosas. Y nada de escenas impactantes como el momento en que Chuache se quita el localizador. Aquí todo es light.
Si lo que quieres es una película de acción, persecuciones, explosiones sin más, pásate a verla. Si quieres algo un poco más original o cercano a la ciencia ficción, mejor que te vuelvas a ver la original.