Crítica de 'X-Men: Apocalipsis' de Bryan Singer y Simon Kinberg
Crítica de 'X-Men: Apocalipsis', mutantes de tiempos bíblicos
Sexta entrega de la saga iniciada en el año 2000 por Bryan Singer, si alguien esperaba que 'X-Men: Apocalipsis' fuera una revolución que cambiase de arriba abajo la franquicia, ya puede ir cambiando de idea, por que Singer continúa siendo Singer y los X-Men, los X-Men. Es no implica que no ofrezca nada nuevo, pero se trata de una película más centrada en asentar todo lo que se había introducido en 'Primera Clase' y 'Días del Futuro Pasado' que en ponerlo todo patas arriba. Si con 'Capitán América: Civil War' hablábamos de que era el equivalente a la nueva temporada de una producción televisiva de HBO, con esta nueva película de los X-Men la serialización llega a tal punto que prácticamente es como ver un nuevo capítulo de la serie animada de los noventa en imagen real y pantalla grande.
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En este aspecto, si hubiera que comparar la saga de Singer con otra franquicia, con 'X-Men: Apocalipsis' se siente todavía más próxima a las películas clásicas de 'Star Trek', donde -al contrario de 'La Guerra de las Galaxias', donde todo formaba parte de una gran historia, y cada episodio era más grande que el anterior- no parece haber esa necesidad de forzar el siguiente paso, limitándose a presentar una nueva historia y que los personajes y el entorno vayan creciendo alrededor de ella. Si en Star Trek uno sabía que siempre iba a tener a Kirk, Spock o McCoy revisitando su grandes hits, en esta película ocurre lo mismo con el tandem formado por James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence.
En caso de que no tuvieras ningún tipo de conexión con estos personajes, es muy probable que 'X-Men: Apocalipsis' no te vaya a hacer cambiar de opinión. Pero en caso afirmativo, se agradece profundamente que la película conceda a los personajes de espacio para respirar, pudiendo ver desde trivialidades Charles Xavier y Havok / Kaos (Lucas Till) hablando sobre mujeres, a Mistique / Mística lidiando con las repercusiones de sus actos al final de 'Días del Futuro Pasado' o a un Bestia menos servicial que muestra no seguir tan ciegamente los caminos del Profesor como en la anterior entrega. El tiempo supuestamente transcurrido entre las dos últimas partes de la saga se palpa, permitiendo sentir a los personajes y su evolución a lo largo de la segunda trilogía como algo real. Tanto que incluso cuando aparecen casos puntuales en los que da la impresión de que un personaje va volver a la casilla de salida -por medio de una casualidad al borde del disparate-, sabe aprovechar a su favor para darle la vuelta y concluir su historia de forma sensata y coherente.
Aquí cabría hablar también de las disparidades que se establecen entre esta nueva continuidad frente a la de la trilogía original, y como el viaje en el tiempo de Wolverine lo ha cambiado todo, haciendo que lo que antes fue de una forma ahora sea de otra. En algunos casos tampoco tiene más importancia que meras decisiones para introducir personajes antes de la cuenta, ya tenga un sentido activo como el caso del Nightcrawler de Kodi Smit-McPhee o sean meros adornos de cara a la galería como la Júbilo de Lana Condor. Sin embargo, hay otros como Jean Grey, Magneto o la metamorfa interpretada por Jennifer Lawrence donde se juega con el paralelismo inverso, de forma que -teniendo presentes las seis películas- puede apreciarse un visible cambio en el rumbo de sus vidas.
No siendo tan evidente como las dos anteriores entregas en lo que respecta a despliegue visual, es en el guión donde verdaderamente destaca 'X-Men: Apocalipsis', con unos Bryan Singer y Simon Kinberg que renuncian seguir la fórmula del más largo y más grande -aunque paradójicamente lo sea- gozando de más espacio para desarrollar a los personajes, asentando el terreno mientras dan forma a su historia. Aquí habría que preguntarse que película han visto realmente los que dicen que no ofrece nada nuevo, ya que si bien sigue manteniendo la coherencia respecto a personajes y temas, toda la incisiva trama que orquesta la cinta alrededor de la religión y los dogmas de fe que se proclaman absolutos es tan atrevido, como singular e inédito dentro del cine blockbuster habitual.
Contra todo pronóstico, la caracterización de Apocalipsis como villano salido de un programa de Super Sentai no solo no pesa, sino que termina encajando como un guante dentro del revival ochentero presente en toda la cinta. El nuevo antagonista de los X-Men se nos presenta como un ser vendido de tiempos remotos con proclamas de villano de opereta todavía más arcaicas, que encajan a la perfección con la imagen que se nos está transmitiendo en todo momento de él. Por cumplir el ABC de villano megalómano, incluso tiene su fortaleza maligna y su grupo de esbirros a juego con el nombre de los Cuatro Jinetes. Pero si con todo esto estas pensando que es un fantoche ridículo que arruina la cinta, mejor cambia la idea, porque Apocalipsis es con toda probabilidad uno de los mejores villanos de cómic que nos ha dado el cine.
Singer y Kinberg han conseguido algo tan difícil como plantear la imagen más clásica de villano de tebeo, y lograr que no solo funcione y sea coherente, sino que además por momentos resulte aterradoramente real. Prácticamente lo que Marvel Studios lleva intentando sin éxito con cada Cráneo Rojo, Ronan o Malekith, pero ejecutado con un perturbador poso de realidad que invita a pensar que estos maquiavélicos clichés son más reales de lo que pensábamos. Proclamándose como misma encarnación de Dios, debajo de su aspecto de villano naif, Apocalipsis se muestra como una fuerza imparable, que lo puede prácticamente todo y con una omnipresencia más allá de toda lógica. Un auténtico ser omnipresente surgido del Antiguo Testamento, al que Oscar Isaac dota de una arrolladoras fuerza en cada uno de sus discursos -incontestables las monumentales escenas en Auschwitz o frente a las naciones de todo el mundo- y con un terrorífico plan mucho más atroz que cualquier conquista o destrucción mundial.
Siendo especialmente remarcables los escalofriantes guiños a diferentes territorios conocidos donde es posible ver a Apocalipsis tras cada ejecución del ISIS, discursos de odio en pos de una gloria pasada de Donald Trump, de cada líder religioso que alzado su voz a favor de unificación a la fuerza a tavés de la destrucción del individualismo, la última película de los X-Men supera con su villano a la práctica totalidad de las encarnaciones que hemos podido ver de él en cine y televisión, moviéndose en algunos momentos por los territorios del Darkseid de 'Crisis Final'. Con su participación, 'X-Men: Apocalipsis' nos brinda uno de los más vibrantes clímax que ha dado la franquicia, en una escena 100% comiquera que va a tocar directamente la fibra sensible de los aficionados y que sin duda supone la gran escena de acción de la cinta.
El resto tampoco se quedan demasiado atrás, pero en su mayor parte son revisitaciones de momentos ya vistos antes. Revisitaciones fantásticamente rodadas como supone la nueva escena de Quicksilver / Mercurio (Evan Peeters), pero que dejan la sensación de que tampoco se han esforzado demasiado a la hora de idear nuevos planteamientos en sus escenas de acción. Eso sí, alguien debería decirle a Bryan Singer que a pesar de ser uno de los directores más imaginativos a la hora de idear peleas de superhéroes que impliquen poderes extraños, alguien debería recomendarle un reciclado en lo que respecta a las escenas de acción cuerpo a cuerpo. Ese abuso de los cables a esta altura de la película parece más propio de una serie de Sam Raimi con Xena o Kevin Sorbo que de un film de superhéroes de 2016.
En líneas generales, 'X-Men: Apocalipsis' se presenta como un film a cuyo responsable la guerra del ordago entre Marvel y DC aparentemente se la pela. El sigue haciendo las películas de los X-Men como lo lleva haciendo desde el año 2000. Películas más próximas a la ciencia ficción con superhéroes que a los superhéroes en sí, y que probablemente no sean las que cuenten con mejores medios en cuanto a presupuesto y efectos especiales, pero si con un equipo con mucha experiencia y talento creativo a sus espaldas. Ofreciendo un producto muy sólido en el que John Ottman se alía a Singer y Kinberg brindándonos una de sus mejores bandas sonoras para la franquicia. No es que sea perfecta, pero si disfrutaste de X-Men, X2, Primera Generación y Días del Futuro Pasado -y todavía disfrutas con estos personajes y las historias únicas con fuerte carácter de fábula social que nos ofrecen los X-Men-, puede que 'X-Men: Apocalipsis' te guste más o te guste menos, pero lo que es muy seguro que también la vas a disfrutar.
Como peros, en ocasiones el fanservice llega a ser demasiado, especialmente en lo referente a cierta escena revelada en uno de los trailers, y que aunque enmienda en gran medida lo hecho por uno de los más calamitosos spin-offs de la saga -ofreciéndonos lo que todos queríamos ver- se antoja como innecesario e incluido únicamente para dar placer a los fans. No ocurre tanto en el pasaje en el que se desarrolla la misma, y que si bien rompe durante un tiempo el hilo central de la saga incluyendo una ¿tercera? facción, sirve para potenciar esa idea esgrimida por Mistique, de que el que no haya guerra no significa que estemos en paz.
En lo que respecta a los personajes, la mayor parte de los actores demuestran sentirse francamente cómodos en sus respectivos papeles, y aunque no han faltado críticas respecto a lo desaprovechados que están varios de ellos -en especial los Jinetes de Apocalipsis- quizás estemos pecando de falta de memoria. ¿Alguien recuerda el nivel de caracterización de Sabretooth / Dientes de Sable y Sapo en la primera entrega de X-Men, de Lady Deathstrike / Dama Mortal en X2, la Banda Omega en La Decisión Final o de Emma Frost y los sicarios de Sebastian Shaw en 'Primera Generación'? La mayor parte de los Jinetes únicamente responden al gusto de Singer por los sicarios silenciosos, e incluso en ese aspecto 'X-Men: Apocalipsis' supone una mejora: Magneto continúa su crecimiento a medio camino entre el personaje de los ochenta y el dependiente de Fabian Cortez en los noventa, de la misma forma que -a pasar de su breve papel- Alexandra Shipp tiene oportunidad de ofrecer pinceladas con la adaptación de sus orígenes como ladrona en El Cairo, dando un sólido sentido a su afiliación a Apocalipsis mediante su deseo a abandonar esa vida de miseria e irrelevancia para ser alguien que contribuya a salvar el mundo como la heroína a la que idolatra.
Psylocke / Mariposa Mental y Arcángel son los peores parados, pero Olivia Munn se las ingenia para dotar de una gran presencia física a un personaje que no tiene más función que esa, y ambos dan forma a otra de las grandes de acción del film (aunque de su compañero, todo lo que cabe decir es que habría funcionado mejor si lo hubieran llamado “heavy gótico alemán con espolones en las alas”, porque de Warren este Arcángel no tiene nada). En general poco malo se puede hablar en cuanto al uso de los personajes en esta cinta. Hay personajes centrales que cargan con el desarrollo de la película, personajes secundarios que el film se ingenia de desarrollar como algo más que un deux ex machina como es el caso de Quicksilver / Mercurio (Evan Peeters) con su irónico subtexto como supervelocista menos activo de todos los tiempos -un tipo que corre a velocidades imposibles, pero que ha llegado tarde a todos y cada uno de los momentos importantes de su vida- y personajes que solo están como guiños decorativos.
Pero si aun con todo esto todavía no tenéis claro de qué va 'X-Men: Apocalipsis', la mejor forma de resumirla es como un fin de ciclo. Si 'Primera Generación' nos relataba la forja de las ideologías de Xavier y Magneto y 'Días del Futuro Pasado' unificaba dos líneas temporales para dejar claro que la obstinación en ambos extremos solo podía conducir un aterrador futuro, en 'Apocalipsis' es la diversidad ideológica la que tiene que hacer frente a un pasado que pretende aplastar toda nueva vía bajo el yugo de una tiránica uniformidad de pensamiento. Hablando también de cómo si quieres la paz más te vale estar preparado para la guerra, así como de la forma en la que la predestinación y el destino solo tienen poder hasta nosotros, no es otra cosa que la sexta muesca en la que con toda probabilidad es la saga de superhéroes más sugerente y con más consistencia a nivel conceptual y de tono. Para determinar cual es mejor o peor entre las firmadas por Singer y Vaughan, más te vale tener el calibre a mano, porque -dejando de lado cambios de gustos personales- las diferencias son milimétricas.
Para concluir, después del trailer de rigor, 10 razones para ver 'X-Men: Apocalipsis':