Crítica de 'X-Men: Días del Futuro Pasado, Rogue Cut' versión digital HD
Viajamos en el tiempo para un segundo encuentro con los mutantes de Bryan Singer en la crítica de 'X-Men: Días del Futuro Pasado, Rogue Cut', la versión digital HD
En 1973, Estados Unidos se enfrentaba a un momento de cambio en el que el final de la Guerra del Vietnam sacaba a la luz una amenaza mucho más perniciosa: La convivencia entre humanos y mutantes. Decididos a convertir en enemigo a todo lo diferente, la América de la Guerra de la Fría tomó conciencia de la existencia de individuos con poderes increíbles, y la paranoia hizo el resto plantando las semillas de un apocalíptico conflicto fraticida que enfrentaría a padres contra hijos y hermanos contra hermanos. 41 años más tarde, Bryan Singer vuelve a ponerse tras la cámara en la saga de los X-Men, para trasladarnos a un cataclísmico futuro de tierra quemada, en pleno ocaso de mutantes y humanos.
Crítica de 'X-Men: Días del Futuro Pasado'
Versión extendida de 'X-Men: Días del Futuro Pasado' confirmada
Este ese a grandes rasgos el marco por el que discurre la trama de 'X-Men: Días del Futuro Pasado', quinta película de la franquicia -si dejamos fuera las de Lobezno-, que nos invita a pensar en las segundas oportunidades. Alcanzarlas es tan fácil como enviar al personaje de Hugh Jackman a través del tiempo, y así reescribir la Historia poniendo fin al oscuro futuro en el que los mutantes serán masacrados a manos de los implacables Centinelas, mucho antes de que tenga oportunidad de suceder.
Heredera de todos los 'Terminator' y 'Regreso al Futuro' que tanto marcaron nuestra infancia, se trata en realidad de una adaptación de una saga clásica escrita y dibujada por Chris Claremont y John Byrne, mucho antes de que Cameron o Zemeckis ajustaran el condensador de fluzo. Y al igual que los mutantes tienen la oportunidad de desandar el camino recorrido para buscar la luz entre las tinieblas de un desolador futuro, la versión extendida 'X-Men: Días del Futuro Pasado. The Rogue Cut' que ofrece Fox dentro de su apuesta por la descarga digital ha sido la oportunidad de reconciliarme con una película a la que quizás no valoré como debía.
No me voy a andar con rodeos: Cuando vi 'Días del Futuro del Pasado' en el cine, la última película de los X-Men de Bryan Singer no terminó de cautivarme, en parte por sus defectos y en parte por el veneno de las expectativas. Dentro de lo primero, nada me hundió tanto como lo esquemático de una segunda mitad en la que la trama se limitaba a empujar por el metraje a unos personajes que rara vez pasaban de lo esbozado.
Ya por entonces sospechaba que esto podría ser consecuencia de los recortes que Singer y la productora se habrían visto sometidos para adaptar la película a una duración determinada (gran mal capaz de hacer que se estiren historias que no daban para tanto, o que otras queden amputadas hasta verse reducidas al esqueleto). Pues bien, tras ver el Rogue Cut de 'X-Men: Días del Futuro Pasado' no me queda duda de que lo último fue precisamente uno de los grandes problemas de la versión que vimos en el cine, hasta el punto de que los extras añadidos la cinta mejora ostensible.
Sobre cómo puede ser esto posible, toca dejar claro que nunca tuve ningún problema con la trama de los viajes en el tiempo -es más, me parece impecable-, ni con cualquier incongruencia nimia con las películas de Lobezno. Quien sea capaz de orquestar una saga tan longeva como la de las películas de los X-Men sin que haya ningún detalle discordante que empiece a currárselo. No. Fue el desarrollo de su trama y personajes lo que se me antojó frío y en muchas partes aleatorio, y esto es precisamente lo que enmienda la versión extendida de 'X-Men: Días del Futuro Pasado', con una Pícara que nunca debió quedarse fuera del montaje cinematográfico.
Contaba con un minúsculo cameo, sí. Pero teniendo en cuenta que fue el personaje con el que empezó todo -por no hablar de la importancia de su relación con el personaje de Hugh Jackman-, dejarla fuera de este reencuentro de los personajes de la trilogía original de los X-Men era como que te inviten a comer a un McDonalds y te digan que no hay patatas. Recuperar al personaje de Anna Paquin para la historia no solo añade un importante extra de carga emotiva a través de una escena impecablemente rodada por Singer, sino que en todo el proceso que lleva hasta a ella, soluciona uno de los grandes problemas de la versión cinematográfica de 'X-Men: Días del Futuro Pasado' (como fue la falta de contenido y estatismo de la parte ambientada en el futuro).
No es que de repente Mancha Solar o Coloso vayan a disponer de grandes soliloquios para desarrollar sus personajes, más allá de unas palabras para que sepamos que al menos hablan. Como la mayoría de las nuevas introducciones están para lo que están, lucirse en las escenas de acción contra los Centinelas. Pero los que si se ven beneficiados con mayor profundidad, son los personajes que ya contaban con recorrido y que de verdad nos importaban hasta el punto de querer conocer que había sido de ellos.
Aquí es necesario citar a El Hombre de Hielo y Kitty Pryde, personajes clave en el doblete de Bryan Singer y su continuación a cargo de Brett Ratner, y que si bien en la versión estrenada en cine fueron víctima del estatismo servicial, con el metraje añadido se las ingenian para dejarnos claro cuales son sus vínculos afectivos, tomar parte activa en la trama y ofrecer una mayor muestra de su heroísmo. Solo son un puñado de escenas, pero lo suficientemente certeras como para que Ellen Page pase de ser la tía le masajea las sienes a Lobezno durante toda la cinta, a convertirse en el gran personaje trágico de la saga (por razones que es mejor no destripar, pero que cambian por completo la lectura de la escena final de 'X-Men: Días del Futuro Pasado').
Es como si la inclusión de la Pícara de Anna Paquin diera lugar a un efecto dominó, en el que toda escena añadida refuerza el papel de los personajes y tramas que la rodean, haciendo que la trama se desarrolla de forma más fluida y orgánica. Un enriquecimiento que va más allá de las barreras del tiempo, y del que también se beneficia la trama ubicada en el pasado. Algo en lo que podríamos destacar desde la mayor relevancia que cobra el encuentro de Xavier, hasta la magistral secuencia doble protagonizada por las dos versiones de Magneto de Michael Fassbender e Ian McKellen.
Lo mismo puede decirse en cuanto al mayor protagonismo de Pícara en 'X-Men: Días del Futuro Pasado'. Anna Paquin sabe aprovechar sus minutos de forma que es imposible no sentir los lazos emotivos entre los personajes originales como algo mucho más real y menos impostado. Pero si la parte del futuro se ve mejorada con un desarrollo mucho más fluido y orgánico, tampoco es menos la que tiene lugar en el pasado con la trama a cuatro bandas entre Magneto, Xavier, Mística y McCoy.
Prácticamente reducido a figurante en la original, Bestia es uno de los más beneficiados -por partida doble- por medio de una escena que comparte con Jennifer Lawrence, y que le permite dar continuidad a las tramas de 'X-Men: Primera Generación'. McCoy sigue siendo el mismo patán enamorado que en aquella, y eso no hay quien se lo quite al personaje de Nicholas Hoult. Pero a través de ella, Singer saca a flote una de sus mejores virtudes, usando el mito mutante para reflejar temas de importancia social. Si ya en la original se intuía que había en la adicción del Xavier de James McAvoy un reflejo de aquellos gays que se vieron arrojados a las drogas para mitigar los padecimientos de la represión social, la ampliación del papel de Bestia lo lleva todavía más lejos retratando a aquellos que negaban su condición sometiéndose a tratamientos para silenciar sus deseos e instintos.
Un pasaje doloroso de la historia reciente que desgraciadamente todavía continúa muy presente, y que llevó a muchos a creer que había mal en lo que sentían, y someterse a procesos falaces para luchar contra si mismos. Algo muy presente en el pasaje en el que McCoy le relata al personaje de Jennifer Lawrence como el objetivo de sus tratamientos para mantener su aspecto humano consiste en “dejar de sentir”, y cómo cada vez que siente, teme, se emociona, padece o tiene un brote de ira la Bestia azul y peluda amenaza con salir al exterior. Situación no muy diferente a la que se hayan tenido que enfrentar aquellos que de forma voluntaria o forzada se hayan sometido a tratamientos contra la homosexualidad, como si en la negación de uno mismo pudiera haber algo bueno.
El pasaje añadido de Bestia y Mística -junto al resto de material extra derivada del mismo- contribuye a expandir la cascada mediante la cual se desarrolla mucho mejor el rol de la Raven de Jennifer Lawrence como postura intermedia entre los ideales de Xavier y Magneto, dotando de paso de un sentido mucho más claro a un final como reivindicación del individualismo sobre las ideologías impuestas. A su vez, esto contribuye a que la evolución del Xavier del pasado sea mucho más sólida, a la vez que el contraste con la vía de un Magneto gana peso, como semilla de cara a lo que se atisba en 'X-Men: Apocalipsis'.
Un efecto mariposa desencadenado por el metraje añadido, y con el que mejora notablemente toda la historia de 'X-Men: Días del Futuro Pasado' gracias al Rogue Cut. Pero sería hipócrita conceder toda la mejoría de la cinta al material añadido, cuando lo cierto es que el revisionado me ha permitido apreciar mucho mejor temas como las motivaciones watchmen del Bolívar Trask de Peter Dinlage para convertir a los mutantes en un enemigo a temer. Sigue habiendo problema como un montaje demasiado parsimonioso o una primera mitad en la que la película peca de parca y de intentar torpemente ser graciosa (a pesar de aciertos tan brillantes como la escena de Mercurio).
Sin embargo, toda queja se diluye entre la familiaridad del segundo visionado, la posibilidad de apreciar mejor escenas tan destacables como la charla múltiple a través de los transeúntes del aeropuerto o como se refuerza el conjunto a través de la aportación de las escenas añadidas. En resumen, 'X-Men: Días del Futuro Pasado' es una película de superhéroes que merece una revisión, ofreciendo más contenido para ello de lo que suele ser habitual en un género tan habituado al entretenimiento pasajero.
Mejorando tanto en esta versión que empuja a pensar que fue la que la 20th Century Fox debió estrenar en cines, 'X-Men: Días del Futuro Pasado Rogue Cut' se antoja imprescindible para cualquiera que alguna vez haya disfrutado las películas de los X-Men, así como la continuación -recalcar la negrita de continuación- que siempre debió ser. Acompañada de extras como un 'Mutantes vs Máquinas' que repasa los aspectos técnicos del film, galerías de fotos y el extra 'X-Men: Indefensos', la versión digital HD de 'X-Men: Días del Futuro Pasado, Rogue Cut' es con sus 90 minutos de extras una perfecta segunda oportunidad para reenonctrarse con una cinta que -además de compaginar las virtudes de la inmortal saga de los X-Men en la que se basa y aprovechar el marco histórico que utiliza- otorga a los personajes el volumen que echaba en falta.