Despedimos a Manolo Tena
Ayer despedíamos a una de las voces más emblemáticas de la música en nuestro país, Manolo Tena, quien fallecía a la edad de 64 años en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, aquejado de un cáncer. La capilla ardiente se ha abierto en la sede de la SGAE hasta las nueve de la noche.
Nacido en Badajoz pero criado en el barrio madrileño de Lavapiés, de donde heredaria esas maneras que harían de la suya una figura a la que admirar, Tena labró su carrera en la añorada década de los ochenta desde donde su voz arrugada que acariciaba la música del asfalto se convirtió en parte de la banda sonora de varias generaciones con temas inolvidables como ‘Sangre española’ o ‘Tocar madera’.
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Vivió la Transición española como propia, fue en esos años cuando el joven aficionado al rock y el blues formó su primer conjunto, Cucharada, y se convirtió en uno de los cantantes más representativos del rock urbano hermanándose con Leño o Burning. De espíritu rebelde y barriobajero, crítico con una sociedad de apariencias, hipócrita y aburguesada, sus canciones estaban escritas en las paredes de la ciudad y residían en los corazones se arrastraban por las calles bajo la tenue luz de las farolas. Con el albor de los ochenta, el romanticismo de Tena se descubriría con su nuevo grupo, Alarma!!!, deambulando entre ese viejo rock que corría por sus venas y el pop estilizado de la Movida madrileña. A finales de esa década emprendería su carrera en solitario, que le consagraría como uno de los grandes autores de nuestro país.
Extraño en el paraíso, juguete de la desilusión, tal y como él cantaba, Tena llevaba grabada en la piel sinogramas japoneses cuyo significado era “Sobrevivir” pues, como poeta maldito, había sufrido su particular descenso a los infiernos. Pero como el ave Fénix, insurrecta ante la muerte, Tena logró resurgir de las cenizas de los excesos.
Su último concierto fue el 19 de marzo, con el brío del cantante, donde presentó los temas de su último disco, ‘Casualidades’. La enfermedad pudo llevárselo consigo pero se hizo inmortal en sus letras. Descanse en paz, Manolo Tena.
