El 31% de los clubes nocturnos del Reino Unido cerraron el año pasado, mientras el sector exige medidas al gobierno

El 31% de los clubes nocturnos del Reino Unido cerraron el año pasado, mientras el sector exige medidas al gobierno

Tras las nuevas estadísticas que revelan que alrededor del 31% de los locales nocturnos del Reino Unido se vieron obligados a cerrar el año pasado, el gobierno ha presionado para que se tomen medidas.

La Asociación de Industrias Nocturnas (NTIA, por sus siglas en inglés), que ha hecho un llamamiento urgente al gobierno para que tome medidas inmediatas, ha informado de la crisis que sufren los clubes nocturnos y otros locales de música en todo el Reino Unido.

En las estadísticas se revelaba la existencia de una "marginación profunda y sistemática del sector de los clubes nocturnos", que supone una amenaza para la "vitalidad de nuestro paisaje cultural".

Entre marzo de 2020 y diciembre de 2023, 396 clubes nocturnos se vieron obligados a cerrar definitivamente en todo el Reino Unido, un golpe devastador que representa el 31% del total de negocios del país. Asimismo, datos recientes de diciembre de 2020 a 2023 ponen de manifiesto una espiral descendente continua, con una media de diez cierres al mes y dos a la semana.

También hubo una notable disparidad en los tipos de negocios afectados: los negocios arrendados disminuyeron de 225 a 193 entre diciembre de 2020 y diciembre de 2023 y los negocios gestionados bajaron de 37 a 29 durante el mismo periodo.

Sin embargo, fueron las empresas libres las más afectadas, ya que cerraron 312 negocios durante este periodo. El número de empresas se redujo de 941 a 629, lo que equivale al 33% del mercado.

"El cierre de discotecas trasciende las meras repercusiones económicas; representa una crisis cultural que pone en peligro la vitalidad y diversidad de nuestra vida nocturna. Las discotecas son centros vitales de interacción social, expresión artística y cohesión comunitaria, por lo que es imperativo preservarlas", afirma la NTIA.

"Aunque la pandemia ha exacerbado los problemas existentes, el cierre sistemático de clubes nocturnos no puede atribuirse únicamente al impacto del COVID-19. Es el resultado de años de abandono, regulaciones onerosas e insuficiente apoyo gubernamental. Refleja años de negligencia, regulaciones onerosas e insuficiente apoyo gubernamental.

"A la luz de esta urgente situación, la NTIA exige que el gobierno tome medidas inmediatas para proporcionar alivio financiero a los clubes nocturnos en apuros. Para ello, es imprescindible que el Gobierno reduzca el IVA al 12,5% de forma generalizada, ya que, de lo contrario, será inevitable que se produzcan más cierres en el sector".

El reciente informe sigue a las afirmaciones realizadas por la NTIA en marzo, en las que la asociación afirmaba que el gobierno británico estaba cerrando "intencionadamente" discotecas y locales en todo el país, ya que consideraba que el sector del ocio nocturno era "una carga para la policía y las administraciones locales".

Asimismo, en agosto la asociación comunicó que más de 100 locales nocturnos independientes de todo el Reino Unido se habían visto obligados a cerrar en el último año.

La presión a la que se ven sometidos los locales de música de todo el Reino Unido no es, ni mucho menos, un problema nuevo. En enero del año pasado se dijo que un tercio de las discotecas británicas cerrarían a finales de 2022 y que el problema seguiría agravándose sin la intervención del Gobierno.

Más recientemente, el mes pasado, se compartieron los resultados correspondientes a 2023, que revelaron un "desastre" que afectó a los locales de música de base a lo largo de los 12 meses.

Entre las principales conclusiones de su "año más difícil", se ha informado de que el año pasado 125 locales del Reino Unido abandonaron la música en directo y que más de la mitad de ellos cerraron por completo, incluido el legendario Moles de Bath. Algunos de los problemas más acuciantes son el aumento vertiginoso de los precios de la energía, el incremento de las tarifas por parte de los propietarios, los costes de suministro, las tasas comerciales, los problemas de concesión de licencias, las quejas por ruidos y la conmoción causada por el COVID-19.

En conjunto, se descubrió que el alquiler de los locales había aumentado un 37,5%, y que funcionaban con un margen de beneficio medio de apenas el 0,5%.

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