El Quijote de Terry Gilliam y otros proyectos imposibles
El siempre inconformista ex-miembro de los Monty Python ha conseguido finalizar uno de sus sueños más difíciles de lograr: Terry Gilliam ha logrado terminar su versión del Quijote.
La maldita producción de El hombre que mató a Don Quijote es legendaria, hasta el punto de que incluso hay un documental completo sobre los intentos de Terry Gilliam de hacer la película con Johnny Depp en el año 2000 (con una pre-producción que se remonta al año 1998). Sin embargo, no hay nada mejor que un gran cineasta loco peleando contra las ataduras que lo han mantenido atado y casi hundido, y realmente esperamos que el director de Brazil o 12 Monos finalmente haya podido terminar la película, ya que Don Quijote está en postproducción (presentando un nuevo elenco que incluye a Adam Driver y Jonathan Pryce), finalmente.
Terry Gilliam te felicita la navidad (a su estilo)
Terry Gilliam presenta un trailer del cortometraje 'The Wholly Family'
Pero no todos los directores logran sacar adelante lo que se proponen e incluso directores tan poderosos como Peter Jackson se estrellan de bruces contra proyectos imposibles.
El mítico responsable de las adaptaciones de El señor de los anillos ha intentando con todas sus fuerzas llevar el videojuego Halo al cine desde mediada la primera década de los 2000.
Twentieth Century Fox y Universal Studios fueron tanteadas una vez terminó el rodaje de King Kong, en busca de los cerca de ciento cincuenta millones de dólares que necesitaba. Tras una serie de negociaciones fallidas, Jackson se bajó del barco y Neill Blomkamp fue nombrado sucesor. Incluso había una tercera opción esperando en la sombra, Guillermo del Toro. Finalmente todo se diluyó porque nadie tenía claro que la inversión necesaria fuera a recuperarse, y razón no les falta si nos atenemos a las hecatombes de títulos como Warcraft o Assassin’s Creed. Mientras tanto, el mexicano perdió la oportunidad de continuar las sagas de Hellboy y Pacific Rim y el responsable de Distrito 9 se quedó son sus bocetos sobre la secuela de Alien.
Y es que los videojuegos son mucho más puñeteros que una obra maestra de la literatura mundial, y si no que se lo pregunten al bueno de Gore Verbinski, que ha pasado más años que Edgar Wright en Ant-Man tratando de rodar su versión del videojuego Bioshock.
Y eso de los proyectos imposibles tan modernos es solo la punta del iceberg. El irrepetible Stanley Kubrick se quedó con las ganas de llevar a la gran pantalla la vida de Napoleón en un biopic que intentó llevar a cabo con todas sus fuerzas. El director de El Resplandor había ideado un rodaje de nada más y nada menos que ocho meses, dividido en dos fases: exteriores e interiores.
La producción sobrepasaría las tres horas de duración y además contaría con más de 30.000 extras. MGM, quién si no, se interesó por el proyecto, pero una mala racha de fracasos y el cambio en la dirección ejecutiva del estudio echaron por tierra el proyecto. Kubrick, que acababa de terminar una de las películas más importantes de la historia del cine (como todas sus películas), 2001: Una odisea del espacio, se quedó con las ganas.
Todavía hoy seguimos viendo cómo directores de renombre pelean intentando sacar adelante proyectos que se hacen rogar, pero el pobre Kubrick se fue de este mundo sin lograr el suyo.
Terry Gilliam lo sabe; es un tío muy afortunado.
