El regreso' es un final aburrido para una temporada anodina de The Mandalorian

Esta crítica contiene algunos spoilers de la temporada 3, episodio 8 de The Mandalorian"Capítulo 24: El regreso".

"Capítulo 24: El regreso" pone punto y final a la irregular temporada 3 de The Mandalorian de una forma aburrida y poco memorable. En una temporada en la que la atención se ha desviado del vínculo entre Din (Pedro Pascal) y Grogu en favor de las maquinaciones políticas, el viaje personal de Bo-Katan (Katee Sackhoff) y el renacimiento de los mandalorianos en su conjunto, resulta extraño volver a centrarse en la relación entre nuestros dos protagonistas. Y aunque muchos de los cabos sueltos se ataron al final del episodio, me quedé con la duda de para qué habían servido realmente las últimas ocho horas de historia.

"El regreso" continúa justo donde lo dejó el último episodio, con Din cautivo y Bo-Katan guiando al resto de su tripulación lejos de Moff Gideon (Giancarlo Esposito) y sus supertroopers. Por supuesto, Mando no permanece encadenado mucho tiempo, y entre esto y The Last of Us de la HBO, es la segunda vez en un final de temporada de 2023 que Pedro Pascal se saca de la manga a dos guardias armados que le escoltaban como prisionero. Aunque supongo que este final fue un poco menos de una zona gris ética y moral que The Last of Us.

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Este capítulo, una vez más dirigido por Rick Famuyiwa y escrito por Jon Favreau, avanza a buen ritmo y cuenta con emocionantes escenas de acción. Me encantó la lucha de Mando contra oleadas de soldados de asalto modificados a través de una serie de pasillos bloqueados por puertas láser. Esta secuencia tenía ecos de Obi-Wan y Qui-Gon luchando contra Darth Maul en La amenaza fantasma, algo que siempre es de agradecer.

También destacaba el ingenio de Mando, que recogía nuevas armas y escudos de sus enemigos caídos en cada fase, lo que destilaba un aire de videojuego muy efectivo. Además, esto se combinó con un gran gag visual de un creciente número de droides ratón chocando contra R5 mientras intenta desbloquear el camino de Mando hacia adelante.

R5-D4 en THE MANDALORIAN de Lucasfilm, tercera temporada, en exclusiva en Disney+. ©2023 Lucasfilm Ltd. & TM. Todos los derechos reservados.

Pero, aunque me gustaron los momentos de acción del episodio, me costó asimilarlos a nivel de estructura argumental. Mi principal problema ha sido que nunca se ha llegado a entender del todo lo que está en juego en la batalla. Cuando Bo-Katan reúne a sus compañeros mandalorianos y les dice: "Recuperemos nuestro planeta", antes de partir todos a la batalla, no tenía ni idea de a qué tipo de adversidades se enfrentaban. ¿Tenían Moff Gideon y la proto-Primera Orden docenas de soldados? ¿Cientos? ¿miles?

Esta falta de claridad en cuanto a los detalles de las motivaciones individuales y el panorama general ha sido un problema persistente a lo largo de esta rocambolesca tercera temporada. Después de varios episodios en los que la historia serpenteaba por varias tangentes, me dio la sensación de que este último acto había pasado volando sin el nivel de desarrollo que me habría gustado ver.

Además de esto, Moff Gideon ha sido un problema persistente para mí durante toda la serie. Giancarlo Esposito es un actor fantástico en todo, desde Do the Right Thing hasta Better Call Saul, pero se sintió extremadamente infrautilizado durante su breve paso por The Mandalorian. Daba la sensación de que cada temporada intentaba meterlo donde fuera que estuviera la trama en los últimos episodios, pero nunca tenía tiempo para respirar o crecer como adversario.

Además de todo esto, la revelación final de que estaba utilizando el Proyecto Nigromante del Dr. Pershing (Omid Abtahi) para crear un ejército de clones de sí mismo imbuidos de la Fuerza fue el tipo de motivación unidimensional que funciona para un solo episodio. Pero como culminación de tres temporadas de preparación, el conjunto se me quedó corto.

Escena de THE MANDALORIAN de Lucasfilm, tercera temporada, en exclusiva en Disney+. ©2023 Lucasfilm Ltd. & TM. Todos los derechos reservados.

En el momento en que aparecen los créditos, este episodio ha conseguido cerrar muchas de las misiones secundarias planteadas al principio de la temporada. Bo-Katan se convierte por fin en líder, y la combinación de la flora que vuelve a crecer en la superficie de Mandalore y el despertar del Mitosaurio apunta a un renacimiento del planeta y su gente.

En cuanto a nuestros dos protagonistas, que Mando adopte a Grogu para bautizarlo como mandaloriano es dulce y estúpido a partes iguales. A esto le sigue Greef Karga (Carl Weathers) dándole a Din un terreno en Nevarro al que llamar hogar y reparando a IG-11 (Taika Waititi) para que se convierta en el nuevo sheriff de la ciudad. Una vez hecho esto, el final se parece mucho a una vuelta al statu quo, por supuesto con la promesa persistente de que Din y Grogu estarán cerca para ayudar con cualquier trabajo sucio que la Nueva República pueda necesitar.

En última instancia, parece que esta temporada no puede decidir si quiere ser un puente entre Rebels y la próxima Ahsoka, un rescate de la serie cancelada Rangers de la Nueva República, o simplemente más de lo que nos hizo enamorarnos de The Mandalorian en primer lugar. Y al no tener un enfoque claro, en su lugar nos quedamos con ocho episodios de un muestrario a temperatura ambiente que no son más que calorías vacías de las que nos olvidaremos mañana.