Katy Perry lucha por recuperar la gloria pasada en el plano "143": Crítica del álbum



	
		Katy Perry lucha por recuperar la gloria pasada en el plano

Tiene razón en que el éxito no le llegó por casualidad. Pero desconectar del mundo que la rodea ha tenido un efecto negativo en su producción creativa, al menos en su sexto álbum, "143", que sale a la venta hoy. En muchos sentidos, "143" estaba predestinado al fracaso tras su accidentado lanzamiento (más adelante hablaremos de ello). Llega después de su último álbum, "Smile", de 2020, un disco publicado en el punto álgido de la pandemia que se desplomó de las listas nada más salir (a pesar de la chispa de los singles "Never Really Over" y "Harleys in Hawaii"). Perry no sólo se sentía fuera de lugar -para entonces, la música pop se había alejado del bombardeo a rayas de caramelo en favor de un confesionalismo que desnudaba el alma-, sino también de sus propios méritos creativos. Gran parte de la vitalidad de algunos de sus mejores trabajos se había evaporado; incluso la autocrítica de Perry posando como un payaso triste en la portada del álbum resultaba forzada.Historias relacionadas

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Efectivamente, "143" elimina los restos de la personalidad alegre que catapultó a Perry al estrellato a principios de la década de 2010. El álbum es plano, se apoya en cascadas de clichés líricos e ideas musicales que rara vez llegan a la cresta. En muchas de sus 11 canciones, Perry suena distante y distanciada, como si acabara de entrar entre las grabaciones de "American Idol". Poco del ingenio inteligente que animó algunos de sus mayores éxitos asoma en el álbum, una decepcionante caída lejos de la astucia que una vez exudó sin esfuerzo.

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No se trata de desacreditar lo que ha conseguido hasta ahora. Perry es una de las artistas de más éxito del milenio: no muchas cantantes pop pueden presumir de tener un álbum con cinco sencillos número uno consecutivos (empató la racha de "Bad" de Michael Jackson con "Teenage Dream"). Pero ha perdido impulso creativo a lo largo de los años. Witness", de 2017, marcó un punto de inflexión para Perry, que por primera vez trabajaba sin su colaborador habitual Dr. Luke, probablemente debido a la demanda por acoso sexual que afectó a su reputación y que Kesha presentó un año antes. Ese álbum dio grandes volantazos -algunos dirán que de buen gusto, otros que sin propósito-, pero demostró que desviarse de una fórmula que siempre daba frutos era un error que no podía evitar.

"143" intenta recuperar esa magia, con Luke al timón de la mayor parte del disco. Perry se enfrentó a una reacción inmediata cuando se supo que Luke volvía a su órbita creativa. Luke y Kesha habían resuelto su actual batalla legal, pero las cosas no habían quedado así; los fans se mostraron hipercríticos con Perry, al igual que lo habían sido con otros artistas que habían seguido trabajando con él a lo largo de los años. El error de cálculo agrió al instante el tono de un disco que se perfilaba como su regreso con el lanzamiento de "Woman's World", un himno vacío basado en tópicos de autocapacitación que cualquiera aprendería en Feminism 101. A esto se sumó el hecho de que Luke estaba implicado en el escándalo. Si a esto le añadimos que Luke estaba implicado, la hipocresía sonaba claramente.

Como tal, "143" quedó manchada por la narrativa que la rodea. Perry apenas explicó por qué se reunió con Luke: "Escribí estas canciones a partir de mi experiencia de toda mi vida pasando por esta metamorfosis, y él fue una de las personas que me ayudó a facilitarlo", dijo en el podcast "Call Your Daddy" Algunos fans teorizaron que la habían contratado para seguir trabajando con él, pero la verdad de eso es incierta. Y si ese fuera el caso, admitirlo tacharía el álbum de poco sincero. Por supuesto, Perry no es responsable de las acciones de Luke, pero trabajar con él es una elección, se mire como se mire. Por lo tanto, desde el principio Perry salió perdiendo, e ignoró el discurso a pesar del escalofrío que recorrió el lanzamiento del álbum.

Un producto potente puede ser el disolvente definitivo de la polémica -que se lo pregunten a Kanye West, que consiguió un single número uno a principios de año-, pero "143" es un argumento poco convincente. Es un álbum sobre la naturaleza prismática del romanticismo, que toma su nombre de un código anticuado para indicar "te quiero" a cualquiera que llevara un buscapersonas. Perry está embriagada por la idea del romance, seguramente inspirada por su largo noviazgo con el actor Orlando Bloom. En "143", el amor salva ("All the Love"), el amor pica ("Truth"), el amor satisface ("Gimme Gimme").

Pero Perry lucha por infundir a sus canciones una emoción persuasiva. Parte del mérito artístico de Perry se debe a su agudeza interpretativa. Incluso cuando sus canciones se presentan en su forma más simplista, Perry ha tenido una manera descarada de infundirles especificidad y humor - "Barbies on the barbecue, is that a hickey or a bruise?" me viene a la mente- y su trabajo en "One of the Boys" y "Teenage Dream" rezumaba carácter por ello.

La instrumentación de Luke no está basada en la guitarra -es un instrumentista dotado, y una vez tocó en la banda de la casa en "Saturday Night Live"- y en su lugar se escabulle hacia la pista de baile con sonidos pesados de sintetizador. Estas son algunas de sus producciones más flojas de los últimos tiempos.

Hay, sin embargo, raros destellos de vitalidad en "143". "Lifetimes", uno de los singles de pre-lanzamiento del álbum, fue descartado en el creciente oleaje de mala voluntad hacia el álbum. Pero la denuncia parecía equivocada. Sí, puede que esté más alineado con el dance-pop que dominó la década de 2010, pero ejecuta esa filosofía con precisión. Si cierras los ojos, casi puedes imaginarte esta canción en las listas de reproducción en los albores de Spotify.

"Wonder", que concluye el álbum, es la aproximación más cercana a la sinceridad tangible en "143".

"143" podría haber sido un disco que aprovechara exactamente esa integridad, la misma que marcó el éxito de "Firework" o la triunfante "Roar", pero gran parte de ella se ha perdido con el tiempo, quizá debido al paisaje siempre cambiante de la música pop o a la marea cambiante de la cultura de las celebridades. Perry parece no saber cómo recuperarlo, pero como demuestra "143", mirar atrás no siempre es el mejor camino.

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