La tragedia de los atentados terroristas de París y la incertidumbre del día después
¿Con qué cuerpo continúas hablando de Star Wars o películas superhéroes cuando te sacude la magnitud de un acontecimiento como los atentados terroristas de París?
Siendo una web dedicada al cine, la cultura pop y el entretenimiento, cuesta tener claro como proceder ante circunstancias tan graves como las acontecidas esta noche con los atentados de París. El integrismo fanático ha vuelto a atacar para horror del mundo libre, dolor de las víctimas y sus allegados, así como profunda vergüena para todos los que podamos tener algo en común con los que se escudan en la barbarie para reivindicar ni siquiera ellos saben qué. Ya sea pertenecer a la misma raza o especie, o vivir en el mismo planeta, esto no tiene nada que ver con credos religiosos cristianos, musulmanes o judíos, sino en la más pura y llana ignorancia como alimento a la más absoluta indolencia hacia sus semejantes.
Presentada en el Parlamento la "Ley Martyn" para proteger a los asistentes a conciertos de atentados terroristas
El emotivo y precioso homenaje de Joann Sfar tras los atentados de Paris
Solo desde la completa alienación del individuo puede entenderse que alguien considere el acceder armado a la sala de conciertos Bataclan o cargar con una bomba contra el Stade de France en pleno encuentro entre las selecciones galas y alemana, no hablemos ya de cualquiera de los otros incidentes sucedidos a lo largo de toda la capital de nuestro país vecino, desde el centro comercial Les Halles o los restaurantes La Petite Cambodge, Le Carillon y Bonne Bière.
Casi 130 muertos en los atentados de París es lo que suma en estos momentos el que puede ser el peor ataque contra suelo europeo desde la tragedia del 15M. Con la ciudad en estado de emergencia y las fronteras francesas cerradas mientras los ciudadanos de a pie buscan refugio en un panorama de guerra sin precedentes, ¿qué queda hacer desde la entumecedora insensibilidad lejana de un ordenador? Nuestra parrilla cotidiana se basa en hablar sobre cine, curiosidades frikis, series, chicas y chicos ligeros de ropa, cómics, música o cualquier otra frivolidad con las que buscar en lado divertido de la vida, ¿cómo abordar algo con la seriedad de lo sucedido esta noche sin caer en la imperdonable trivialización de lo sucedido?
¿Te centras en los memes de la red y de como “III Guerra Mundial” se ha convertido en Trending Topic en la Twitter? ¿Te cebas en la metida de pata de algún famoso o de esas cadenas de televisión nacionales que, ante una situación insólita, no supieron como proceder? ¿Buscamos cualquier elemento cultural y lo explotamos en busca del clickbait de todo aquel que quiera saber quienes son unos Eagles of Death Metal que acaban de ser catapultados a la fama por unas circunstancias que nada tenían que ver con ellos? Siempre está la opción de marcarte un especial de atentados terroristas en el cine, o hablar de cuales son las imágenes en muestra de dolor más trendies, ese Je Suis Charlie del que nos olvidemos dentro de dos semanas.
Pero cualquiera de estas opciones se antoja dolorosamente frívolo frente a la tragedia de una guerra que tenemos al lado de nosotros cada día, por mucho que la fina barrera de nuestras pantallas parezca protegernos de ella. Sobre todo teniendo en cuenta el significado de este nuevo ataque en un momento de especial de fragilidad, en el que miles de personas continúan viéndose obligadas a huir de sus países, sin que parezca haber ningún lugar a salvo del cáncer del fanatismo integrista, el prejucio venenoso y la severidad homicida.
Con el ataque al corazón de Francia, no solo se ha tambaleado la nación en la que nació el cine, el cómic, el grueso de la literatura contemporánea y buena parte de la cultura que nos ha acompañado durante los últimos siglos, sino también las mismas bases de nuestra civilización con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789. El atentado de París no es solo contra Francia, sino contra todos nosotros y nuestra forma de vida. Esa forma de vida que nos concede la libertad con la que cada día podamos disfrutar de todo aquello que nos apasiona y todas esas pequeñas trivialidades que conforman nuestro día a día.
En muestra de repulsa a los ataques terroristas de Paris y dolor por las vistas, que menos que hacer un alto en nuestro contenido habitual, dejando de lado guerras de sables láser y peleas de enmascarados, para dedicar unas líneas a todo aquello que de verdad importa.
