Las 13 mejores películas sobre distopías, utopías y otros futuros posibles
¿Qué nos depara el futuro? ¿Habrá futuro? Los hombres detrás del poder no paran de tontear con el botón rojo, quitando el polvo a los misiles nucleares y, casi, echando a suertes un objetivo que arrasar. Esperemos que no pase, pero si pasa, el cine ya nos dijo en infinidad de ocasiones cómo podríamos sobrevivir tras el gran reset global. Estas son las 13 mejores películas sobre distopías, utopías y otros futuros posibles.
Perseguido (The Running Man)
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El mundo de los realitys no para. Cocineros, macarras, chonis, vips de medio pelo, supervivientes en una isla remota… Paul Michael Glaser, el Starsky de la televisión, adaptó hace 30 años la novela de Stephen King escrita bajo seudónimo en un colorido pasatiempo demasiado apegado a su época, pero coño, con Schwarzenegger a pleno rendimiento y una galería de estrafalarios secundarios para morir de grima.
Dark City
La obra maestra de Alex Proyas es una pesadilla rompecabezas con influencias expresionistas, noir, horrores cósmicos, Dick o incluso Giger, con un reparto alucinante, una fotografía increíble y una historia tan buena que resulta increíble que no sea una adaptación de alguna obra maestra de la literatura clásica. Quizá, el año que viene, cuando cumpla 20 años, la situarán en el lugar que merece.
Brazil
Una de las madres de la ciencia ficción más actual nació de la retorcida mente de Terry Gilliam en el lejano 1985. Una comedia, una película de terror, otra de ciencia ficción y una de superhéroes conviven en una película que se adelantó tanto a su tiempo que todavía hoy cuesta entrar al 100% en ella. Y ahí, amigos, reside su grandeza.
Días Extraños (Strange Days)
Un thriller impactante como pocos. El guión de James Cameron situaba este futuro irreal en el lejano año 2000. La película es del 95. El efecto 2000 estaba a la vuelta de la esquina y las hermanas Wachowski no serían nadie sin las dos últimas pelis que llevamos de lista. Menuda directoraza Kathryn Bigelow.
Southland Tales
Han pasado diez años desde la película que sepultó al director de Donnie Darko, un talento fuera de lo normal al que, o mucho cambian las cosas, o lo hemos perdido tras el desastre (a nivel de recepción, ojo) de su interesante (y muy loca) La Caja (The Box)
Idiocracia (Idiocracy)
Como si Berlanga hubiera poseído a John Carpenter para mostrarnos un futuro que en realidad ya está pasando. Es imposible mantener el ritmo de gags frenéticos de los primeros veinte minutos, pero como dura hora y cuarto, entra sola.
Si tengo que elegir una coña, me quedo con los niños celebrando el cumpleaños en un restaurante llamado FOLLACULOS. Y Maya Rudolph nunca estuvo más buena.
Battle Royale
Esta adaptación de una popular novela japonesa se adelantó casi dos décadas a esa otra cosa para niños tontos que es Los Juegos del Hambre, una mala imitación para white trash con ganas de cazar ciervos o borrachos. La violencia latente está aquí, en la otra solo hay agua de colonia.
Curso 1999 (Class of 1999)
Una secuela tan innecesaria, inesperada y estúpidamente inteligente, que es buena. La segunda parte de la obra de culto de Mark L. Lester y Tom Holland ponía aún más difícil lo de ser un macarra de instituto con unos profesores cibernéticos que daban unas hostias de campeonato. Francamente divertida.
Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)
Charlton Heston fue el sufridor oficial de toda la ciencia ficción grande de los años setenta. Esta adaptación de la novela de Harry Harrison, inferior a la grandísima Soy Leyenda de Richard Matheson, es, curiosamente, mejor que la adaptación de aquella llena de vampiros albinos.
El quinto elemento (The Fifth Element)
Hortera, tonta, desfasada, absurda… pero increíblemente entretenida. La cargante interpretación de Chris Tucker se veía compensada con el buen hacer de un Bruce Willis en su mejor momento y Milla Jovovich robando corazones. Y Gary Oldman, claro.
Fahrenheit 451
François Truffaut adaptando a Ray Bradbury solo podía tener como resultado un puñado de imágenes, trajes y carteles para la posteridad. Tan aburrida como el Blow Up de Antonioni si uno no tiene el día fino, pero canónica como pocas. Y vigente. Peligrosamente vigente. Como un Tati muy en serio.
V de vendetta (V for Vendetta)
La relación de Alan Moore con el cine es un desastre, personal y artísticamente hablando. No hay más que ver La liga de los hombres extraordinarios o From Hell. El caso de V de vendetta es distinto, porque aquí los responsables entendieron un poco mejor que la forma de trasladar a la pantalla el (un poco) aburrido tocho de Moore era darle vida y adrenalina. La mejor adaptación de su obra al cine con permiso de Watchmen.
La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
Otra vez el viejo Stanley Kubrick adaptando obras polémicas, en este caso del infalible (y complicado) Anthony Burgess, para incomodar a los espectadores de toda generación que se exponga a ella. Alex y sus drugos no nos lo pondrán fácil. Insoportable y clásica. No pasa de moda la tía.