Las mejores películas de vigilantes justicieros
La mayoría de las personas que identifican la sórdida Nueva York de la década de 1970, con grindhouses y los shows sexuales en vivo en The Deuce, los vagones de metro cubiertos de graffitis, las montañas de basura, las ratas, los yonquis, los apagones, los huelgas en toda la ciudad, lo ineludible hedor a meados y el crimen callejero desenfrenado, tienden a ser personas que no vivían ahí en ese momento. Su concepto de lo asombroso, post-apocalíptico y punk rock que fue todo proviene principalmente de las películas, y de las resbaladizas películas de Hollywood, que tienen un extraño y glorioso don para idealizar la inmundicia. The Warriors, Midnight Cowboy, Taxi Driver, incluso Panic in Needle Park hacen que todo parezca genial.
Pero en aquel entonces las cosas eran realmente malas. Horribles. Nueva York se ganó justa y honestamente su reputación como la ciudad más sucia y peligrosa de la tierra, un lugar donde se asesinaba a la gente en la calle mientras el sol estaba alto y nadie ayudaba.
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Fue ese ambiente específico, ese sentimiento de cólera, lo que dio lugar en 1974 al Death Wish de Michael Winner, la historia de un arquitecto del Upper West Side de mediana edad que se encarga de deshacerse de las calles y los parques de los punks, los hooligans y los delincuentes que se aprovechan de ciudadanos inocentes. Y aquello solo fue el principio.
Death Wish
La trilogía inicial de Death Wish, aunque las cinco que componen la saga son especiales, es un espectáculo. La elegancia jazz de la primera entrega, obra de una major y de unos artistas irrepetibles, dejó paso a la mucho más neoyorquina y barriobajera Cannon Films. Las tres son clásicos, pero la segunda y la tercera eran mucho más divertidas.
Death Sentence
James Wan supo trasladar la idiosincrasia del vigilante clásico en los tiempos modernos y las habilidades técnicas de un director superdotado. Kevin Bacon puso la emoción y el nervio en una película llena de altibajos pero muy meritoria y violenta.
Dead man’s shoes
Richard (Paddy Considine), veterano del ejército, regresa a su ciudad natal con su hermano menor, mentalmente discapacitado a cuestas. Anthony sufrió abusos por un raído grupo de traficantes de drogas locales, y Richard planea enseñar a los matones una lección mortal… Amigos, esto es una obra maestra.
The big racket
Otra obra maestra de Enzo G. Castellari el genio eternamente recordado por Keoma. Una obra maestra del cine de vigilantes, justicieros urbanos, rape&revenge y thriller policial. Es todo eso y además, un poco de bélico de equipos imposibles. El Equipo A de la violencia callejera con un reparto imparable y una banda sonora que es que no te la crees.
Super
James Gunn se marcó su personal epopeya superheróica para adultos con esta amarga visión del perdedor con responsabilidad y sensibilidad. El reverso realista de Kick-Ass donde las hostias dolían más. La verdadera película de superhéroes del director de Guardianes de la Galaxia.
Vigilante
William Lustig conocía los barrios bajos y las esquinas repugnantes mejor que nadie. Vigilante probablemente sea su obra maestra y una de las aportaciones más virulentas del género.
Prisoners
Denis Villeneuve demostró que sabe moverse en el mainstream mejor que nadie con este nuevo thriller para todos que contaba una historia incómoda como pocas. Sabe hacerlo mejor que nadie.