One Piece: Los 10 mayores fracasos de Luffy, clasificados

En su conquista para convertirse en el Rey de los Piratas, Monkey D. Luffy ha pasado por todo tipo de pruebas y tribulaciones que han puesto a prueba su temple. A veces, estos conflictos ponen a prueba su carácter, haciendo patentes sus defectos. Otras veces, Luffy falla por completo y no está a la altura de las expectativas de los demás o de los objetivos que se le han fijado.

Pero independientemente de lo que pase Luffy, parece que el futuro Rey Pirata podría aprender mucho de sus experiencias pasadas y de sus defectos de carácter si quiere alcanzar su objetivo al final de One Piece.

Si una cosa es cierta, es que Luffy siempre ha sido muy simple de mente, y esto no muestra ningún signo de cambio. Incluso su misión en la vida de convertirse en el Rey de los Piratas es algo que es mucho más fácil de decir que de hacer. En este momento, las estrategias de Luffy van desde golpear los problemas hasta que desaparecen, hasta insultar accidentalmente las inseguridades de sus oponentes, lo que puede poner en peligro a su tripulación sin querer (como su encuentro con Pica en Dressrosa). Además, Luffy siempre toma el camino más directo y es lento a la hora de entender conceptos que le son ajenos, recurriendo simplemente a llamarlos "un misterio" si se trata de algo que no parece comprender.

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Uno de los patrones recurrentes en One Piece es la lentitud con la que Luffy se adapta a sus situaciones, perdiendo constantemente las peleas con los principales villanos en el primer intento. Todos, desde Crocodile hasta Gecko Moria, pasando por Doflamingo, Big Mom y Kaido, no son peleas que Luffy gane a la primera o, a veces, en absoluto.

En parte se debe a su incapacidad para comprender el alcance de la influencia o el poder de su oponente, pero otras veces, Luffy simplemente no puede vencer a sus enemigos hasta que cambia la forma de abordarlos. Con Crocodile, Luffy le echó agua en los puños para exponer una debilidad. Con Doflamingo, Luffy tuvo que aportar más potencia de fuego con el Gear 4 para salvar el día. Por supuesto, nadie espera que Luffy gane siempre a la primera, pero esta incapacidad para comprender rápidamente las distintas situaciones dificulta su progreso.

En la Isla del Pastel Entero, Sanji despide a Luffy de patada en patada y le deja claro que no desea ver más a su "capitán pirata de clase baja". Luffy, a pesar de no conocer toda la historia, pide obstinadamente que Sanji se reúna con él en ese campo más tarde, afirmando que no comerá hasta que reciba la comida hecha por su chef. Y para cumplir esa promesa, Luffy se escapa de una celda, amenazando con arrancarse los brazos para hacerlo. Pero el hecho de que Sanji mantenga ese trato le pone en una situación difícil para cumplir la promesa de Luffy. Si Sanji no hubiera acudido, Luffy habría muerto.

La tendencia de Luffy a ir de frente sin tener en cuenta las consecuencias es a menudo admirable, pero siempre arriesgada e innecesariamente imprudente. Uno de los principales ejemplos de esto se encuentra en la incapacidad de Luffy para ceñirse al plan en Wano, echando por tierra meses de planificación para enfrentarse a Kaido a la primera oportunidad, lo que se traduce en una vergonzosa e inmediata derrota. Cuando Kaido se da cuenta de la presencia de Luffy, el Emperador del Mar se da cuenta de que el resto de los Sombreros de Paja están presentes en la isla, lo que pone a todos en peligro y hace que su plan pivote.

El color gris no existe en la mente de Luffy: o hay una mala acción que debe corregirse, o no la hay. Puede que esto no sea un rasgo de personalidad inherentemente defectuoso a primera vista, pero cuando Luffy decide actuar según su moral, ya no importa si está actuando por el mejor interés de los demás. A veces, esto funciona bien, como cuando los Sombreros de Paja rescatan a Robin del CP9. Sin embargo, cuando Luffy decide golpear a un Dragón Celestial en la cara, pone a toda su tripulación en peligro. Una cosa es si Luffy tenía razón o no en este caso, y otra si se paró a sopesar las consecuencias de sus acciones, que son el resultado de su brújula moral.

Como pirata, algunas de las cosas de las que Luffy disfruta son los tesoros, la comida y la compañía. Pero no pretende utilizar esas cosas para el bienestar de los demás, como se desprende de su cita: "¿Héroe? No! Somos piratas! Me encantan los héroes, pero no quiero ser uno. ¿Sabes lo que son los héroes? Digamos que hay un trozo de carne. Los piratas se darán un banquete y se lo comerán, pero los héroes lo compartirán con otras personas. Yo quiero toda la carne". Y efectivamente, el amor de Luffy por la carne es muy claro y a menudo se representa hasta el punto de la glotonería. Esto le lleva incluso a amenazar con comerse a sus propios compañeros de tripulación de cuatro patas, simplemente porque no podía dejar de pensar en la comida.

Según Luffy, la mayoría de los problemas pueden resolverse a golpes. Durante su viaje inicial en el East Blue, esta estrategia funciona bien, ya que Luffy suele ser capaz de abrumar a sus enemigos. A medida que se acerca al Nuevo Mundo y se enfrenta a enemigos más poderosos, esta táctica deja de funcionar con tanta eficacia. Adversarios como el alcaide Magellan y el almirante Aokiji contrarrestan específicamente los golpes de Luffy con sus propias frutas del diablo mortales. El alcaide, en particular, casi mata a Luffy porque el capitán de los Sombreros de Paja no puede pensar en métodos alternativos de lucha, y sólo se perjudica a sí mismo con cada golpe.

De nuevo en Dressrosa, Law y Luffy se enfrentan a Doflamingo en combate, intercambiando golpes con el temible Señor de la Guerra. Pero justo cuando las cosas están empezando, Luffy obliga al capitán de los Piratas del Corazón a utilizar su movimiento combo definitivo al principio del combate, simplemente porque Luffy quería darle un puñetazo. Law está claramente frustrado con esta decisión, y exclama a Luffy: "¡Eres lo peor!", a lo que Luffy responde: "¡Tú también formas parte de esa generación!". Esta es una gran escena tanto en el anime como en el manga, pero sobre todo pone de manifiesto lo impaciente que es Luffy, y que por el deseo de Luffy de dar un puñetazo a alguien, pierden una ventaja clave en la lucha.

Esto es algo que cambia gradualmente a medida que Luffy se va moldeando para convertirse en un capitán pirata de confianza, pero cuando la serie comienza, Luffy es relativamente incapaz de ser un líder fuerte. Al principio, sólo buscaba gente que se uniera a él en su conquista para convertirse en el Rey de los Piratas, pero pronto se dio cuenta de que eso significaba velar por algo más que por él mismo. Esta responsabilidad se hizo realidad cuando Usopp fue asaltado en Water 7 y quedó golpeado y destrozado en las calles.

En ese momento, Luffy no había velado por su tripulación y había pagado un precio muy literal por ello. Hace lo mejor que puede después de esto, yendo directamente al escondite de la Familia Franky para darles una lección, pero con su dinero robado y gastado, el daño ya estaba hecho.

Después de todo lo que pasó Luffy en Impel Down y Marineford, el mayor fracaso de Luffy fue su propia incapacidad para salvar a su hermano jurado. Y lo peor es que no hay necesariamente nada que Luffy pudiera haber hecho para evitarlo. Ace mordió el anzuelo con algunos comentarios ofensivos y se vio arrastrado a una pelea perdida que acabó con su muerte. Luffy no pudo hacer nada más que ver con horror cómo su hermano era asesinado delante de él. Es difícil decir si alguna acción o palabra podría haber salvado la vida de su hermano, pero la guerra de Marineford siempre marcará el lugar del mayor fallo de Luffy.