¿Por qué la música es tan importante en nuestra vida?
Nos guste o menos, nos demos cuenta o no, estamos rodeados de música en cada momento del día.
Despertarse con las notas de tu canción favorita es la mejor manera para afrontar un largo día de trabajo. A continuación, se conduce hacia la oficina disfrutando de la compañía de la radio y, por la noche, se escucha una lista de reproducción mientras se hace deporte.
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A menudo no nos damos cuenta, pero la música siempre está ahí. Basta pensar en las bandas sonoras que hacen aún más especiales nuestras películas preferidas, un desafío a los videojuegos con los amigos o una partida de póquer, slot tragaperra y ruleta en el casino.
Pero ¿cuáles son las razones que hacen de la música uno de los pilares de nuestras vidas?
En primer lugar, se han publicado muchos estudios que demuestran que escuchar música es beneficioso para nuestra salud y bienestar general. Actuando sobre nuestras ondas cerebrales, la música desempeña un papel destacado en la reducción del estrés, el alivio del dolor y la mejora de la memoria.
En particular, se observan efectos positivos en los niños y en las personas de edad avanzada. Mientras que para los primeros resulta especialmente útil por sus propiedades calmantes, contribuye a que las segundas mantengan su oído entrenado y, en caso sufran de demencia, logren comunicar más fácilmente con sus familiares.
La música es también conocida desde el origen de los tiempos por su indudable poder cohesivo. Pensemos, por ejemplo, en los miles de fans que se vuelven uno cuando asisten a un partido de su equipo del corazón o al concierto de su artista predilecto.
De este modo, el acto pasivo de escuchar simplemente música se transforma en activo, permitiéndonos dar voz a nuestra creatividad. Consideremos en este sentido a los artistas que, convirtiendo sus emociones en canciones, han dado vida a verdaderas obras maestras.
Además, ¿quién no ha dado nunca los primeros pasos en el aprendizaje de una lengua extranjera a través de la música? Este es uno de los métodos de estudio más recomendados, lo que permite desarrollar habilidades de pronunciación y escucha y expandir el vocabulario.
Imaginemos ahora que ha llegado el domingo y que queremos prepararnos para la semana que viene con un poco de relax delante de la televisión. Tampoco en este caso se debe olvidar el papel de la música.
Lo que el viento se llevó no nos transmitiría las mismas emociones sin la banda sonora del compositor Max Steiner. Similarmente, Psicosis de Hitchcock no nos tendría tan en suspenso sin las partituras de Bernard Herrmann.
Los amantes del juego podrán olvidar difícilmente las emociones únicas experimentadas al entrar por primera vez en un casino. Esto también se debe a la música de fondo que se escucha no sólo en Las Vegas, Macao y Monte Carlo, sino también en las plataformas digitales.
Aunque a cada sala de juego corresponde un género distinto, nunca hay un momento de silencio. Ya sea grabada o en vivo, toda esta música acompaña constantemente a los clientes, exaltándolos en los momentos positivos y animándolos en los más difíciles.
Ya sea que la escuchemos, toquemos, cantemos o sintamos de fondo, la música está siempre con nosotros. Como si esto no fuera suficiente, juega también un rol extremadamente importante en nuestras vidas.
Pensemos ahora en lo que sería jugar a cualquier videojuego bajando totalmente el volumen de la televisión. Sin duda, sería una experiencia casi irreal y nada estimulante.
La melodía de apertura y los efectos de sonido de Super Mario Bros han contribuido a hacer de él un clásico de los videojuegos. También la banda sonora del más reciente Persona 5 es memorable, haciéndote no sólo querer jugar más sino poniéndote de buen humor el resto del día.
La música contribuye a mejorar nuestro estado psicofísico, aumentar nuestro nivel de cohesión social, creatividad y capacidad de aprendizaje, así como hacer únicos nuestros momentos de relax. Estas y muchas otras son las razones por las que deberíamos estar agradecidos la próxima vez que escuchemos nuestra canción favorita.
