Sabemos a dónde debe ir The Handmaid's Tale, pero no cómo debe terminar

Este artículo contiene spoilers de Los Testamentos y The Handmaid's Tale temporada 5, así como posibles spoilers de la temporada 6.

La quinta temporada de The Handmaid's Tale ha sido fascinante. Me he acercado a ella con una intensa curiosidad, sabiendo que solo queda una temporada, una temporada que será tanto un prólogo como una conclusión. Y es que ya se ha anunciado la adaptación de The Testaments, la continuación del libro original de Margaret Atwood para 2019. Lo que hace que The Handmaid's Tale sea tan interesante en este momento es que la certeza se encuentra en medio del caos.

Aunque el streaming se parece cada vez más a la televisión de la vieja escuela, una de las cosas más convenientes del formato es que los creadores no están tan sujetos a los caprichos de la audiencia como en el pasado. Antes, las series de éxito se rellenaban hasta que perdían el rumbo, como Lost. Más a menudo, era que no cumplían con las expectativas de audiencia y se cortaban antes de tiempo. El streaming no ha eliminado del todo esa tendencia: Westworld y Raised by Wolves son cancelaciones muy destacadas de este año. Sin embargo, los planes para cosas como tres temporadas de Dark, cinco temporadas de Stranger Things y seis temporadas de The Crown se anuncian con antelación, lo que aumenta las expectativas de un medio y un final claros.

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Incluso dentro de ese marco, The Handmaid's Tale se siente única. Es el arranque de una historia, más que la introducción de una. Eso habla de la forma en que surgió The Testaments . Atwood ha dicho que se inspiró en parte en la serie, con varias de sus expansiones a la novela original infundidas en la historia de la secuela. Las dos obras se alimentan mutuamente, lo que hace que la relación sea bastante diferente a la de las precuelas de Star Wars o Fantastic Beasts, por ejemplo.

Lo único que conozco que se le acerca es el trabajo de Brian Herbert y Kevin J. Anderson para ampliar el Dune de Frank Herbert, aunque se puede argumentar que el interminable desfile de nuevas novelas no hace sino rebajar el legado de la saga original. Por el contrario, Los Testamentos y las dos versiones de The Handmaid's Tale se integran y crean una unidad narrativa cohesionada gracias a las continuas aportaciones del autor original.

Lo que resulta tan atractivo para el espectador es saber dónde tiene que acabar la historia para ser fiel al material original. El destino no era tan apremiante en las temporadas 3 y 4, pero a medida que se acerca el final, las piezas empiezan a encajar. Los alocados cambios de June (Elisabeth Moss) entre madre cariñosa y decidida y víctima de un frágil trauma responden a algunas de las preguntas que rodean el inicio de Los Testamentos. Sin duda, el establecimiento por parte de Serena (Yvonne Strahovski) del Centro de Fertilidad de Gilead proporcionará a la nación rebelde los avances necesarios para crear la red Pearl Girl en Canadá. El trabajo está bien encaminado para que la serie se adentre en el intervalo de 15 años hasta The Testaments.

Esta brecha es una garantía de hierro para que The Handmaid's Tale evite el destino de Juego de Tronos, con su final que, de forma retroactiva, amargó toda la saga para muchos. A pesar de que David Benioff y D.B. Weiss sabían cómo pretendía George R.R. Martin que terminara la serie de novelas, se mostraron incapaces de entrelazar los hilos de una manera que funcionara. La diferencia clave aquí es que no hay un final definitivo hacia el que trabajar, sólo el siguiente comienzo. No hay necesidad de meter con calzador un giro repentino de los talones o de abaratar una batalla que lleva siete temporadas preparándose.

Gracias a Los Testamentos, The Handmaid's Tale tiene la libertad de dejar algunos hilos colgando después de la sexta temporada. Tiene el cometido de evitar un final feliz estereotipado sin dejar a los espectadores insatisfechos. Si eso no está claro por la situación al principio de The Testaments, debería estarlo por el trauma infligido a June y el análogo a los trenes del Holocausto en el final de la quinta temporada.

Eso no quiere decir que la serie carezca de esperanza. Ya hemos visto cómo se tambalea la creencia de la tía Lydia (Ann Dowd) en la rectitud moral de Gilead, lo que nos permite conciliar las dos versiones del personaje. Del mismo modo, la ausencia de personajes como el comandante Lawrence (Bradley Whitford), Moira (Samira Wiley) y Nick (Max Minghella) en Los Testamentos sugiere que aún pueden encontrar la paz o la justicia retributiva que merecen. Sin embargo, debemos ser conscientes de que el camino hasta allí será tan tortuoso como todo lo que hemos visto hasta ahora. Sus pequeñas victorias serán difíciles de conseguir y, en última instancia, efímeras, ya que The Testaments comienza con Gilead tan fuerte como siempre.

Sabiendo esto, los grandes y esperanzadores avances de la quinta temporada de The Handmaid's Tale se han desvanecido un poco, y eso es algo que continuará en la última temporada. Sin embargo, el conocimiento de las conclusiones previstas inspira más curiosidad que aburrimiento. A estas alturas del juego, cada giro tiene que tener un propósito. Por eso, aunque sabemos que el asalto a la Escuela de Esposas no tendrá éxito, se plantea la cuestión de cómo el inevitable fracaso de la misión afectará a nuestros personajes.

Esas preguntas persisten porque, de nuevo, The Handmaid's Tale no es una precuela. No sabemos que los simios están destinados a ganar la guerra o que Vito Corleone se alzará a la cima de un imperio criminal. Sólo sabemos que algunos de nuestros personajes sobrevivirán, y también Gilead. Existe un hilo roto entre las dos obras. Lo que garantiza que The Handmaid's Tale seguirá fascinando hasta su última temporada y a lo largo de ella es que los bordes deshilachados de la ruptura no necesitan ser atados.