The Flash condena a un velocista clásico a un horrible destino futuro
ADVERTENCIA: Lo siguiente contiene spoilers de Future State: The Flash #2 por Brandon Vietti, Brandon Peterson, Will Conrad, Mike Atiyeh & Steve Wands, ya a la venta
El Estado del Futuro ha traído consigo la tragedia para muchos héroes clásicos de DC, con Superman, Batman y los Green Lantern Corps enfrentándose a nuevas y desastrosas amenazas y status quos. Pero quizá lo peor sea el destino que acaba de sufrir Flash.
En Future State: The Flash #2, Barry Allen acaba de ser convertido en un fantasma de la Fuerza de la Velocidad por Wally West, controlado por la Hambruna, condenando al clásico velocista a limitarse a observar cómo el resto del mundo se hunde en el caos.
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Barry Allen se ha comprometido a acabar con su antiguo compañero, sin importar el coste. Sin embargo, cada vez tiene menos aliados con los que trabajar a medida que pasa el tiempo: el corrupto Wally mató a Wallace West años antes, y asesinó a Jay Garrick durante un último intento desesperado de restaurarlo. Mientras tanto, Bart Allen fue asesinado mientras robaba tecnología del Pensador, y Max Mercury ha fallecido a causa de una misteriosa enfermedad. Esto deja a Barry Allen solo para enfrentarse al corrupto Wally, utilizando una mezcolanza de equipos, armas y artilugios construidos originalmente por los Pícaros de Flash. Después de dos meses de manipularlos, Barry está finalmente listo para enfrentarse a su antiguo protegido.
Utilizando la tecnología de sus enemigos, Barry es capaz de enfrentarse a Wally a pesar de su actual falta de poderes de la Fuerza de la Velocidad. Barry consigue una oportunidad para matar a Wally utilizando la tecnología inspirada en la Tortuga para ralentizarlo por completo. Sin embargo, Barry aún tiene la esperanza de poder salvar a su antiguo protegido y se acerca a él una vez más. Hambre intenta utilizar esto en su beneficio, pero Barry se da cuenta de sus artimañas y es capaz de adelantarse a duras penas a las tácticas de Hambre. Es entonces cuando Hambre se revela por completo a Barry, y Flash se da cuenta de que Hambre se alimenta de la esperanza, y ha estado sacando poder de Flash y del resto de sus aliados todo este tiempo. Usando sus poderes, Hambre es capaz de restaurar el cuerpo de Wally y poseerlo de nuevo. Pero esta vez, no ataca a Barry con fuerza física.
En cambio, el velocista corrupto utiliza la Fuerza de la Velocidad para empujar a Barry un momento fuera del tiempo. Barry se transforma en un fantasma de la Fuerza de la Velocidad, incorpóreo e incapaz de llegar al resto del mundo. Transformado en un ser sin edad y sin fin, Barry no tendrá más remedio que limitarse a observar cómo los Jinetes siguen arrasando el mundo y destruyendo lo que queda de la humanidad. Barry acaba desvaneciéndose, aparentemente sin saber que CyBeast al menos encuentra su Flash Ring y un relato de lo que le ocurrió.
Gracias al hecho de que Barry siempre intentará encontrar una forma de superar este apuro -porque Barry nunca abandonará la esperanza de poder salvar el día-, el Hambre seguirá alimentándose de él, potencialmente para siempre. Barry no tiene más opciones que desaparecer en la nada, repitiendo su mantra de centrarse en la ciencia, y encontrar la esperanza a través de ella. La humanidad de Barry siempre ha sido una de las cosas que lo separaban de los demás superhéroes importantes del Universo DC, y su esperanza en un mañana más brillante lo impulsó a través del espacio y el tiempo. Pero ahora, esa esperanza se ha convertido en el arma definitiva no sólo contra él, sino contra los que ama. Además, ahora Barry se ve obligado a no hacer nada más que observar el posible fin de todas las cosas.