10 villanos de Star Wars demasiado orgullosos para su propio bien

Las once películas de La guerra de las galaxias presentaron a los aficionados a la ciencia ficción a algunos de los villanos más aterradores, geniales e insidiosos de todos los tiempos, como el icónico Darth Vader y su señor con túnica, el emperador Palpatine. La Guerra de las Galaxias es una saga optimista e inspiradora en la que todos estos villanos afrontan su perdición al final y son castigados por sus muchos crímenes, y a menudo, su orgullo también es castigado.

Algunos villanos de Star Wars mantienen su ego bajo control y no son excesivamente orgullosos, como Boba Fett y el Conde Dooku/Darth Tyranus. Sin embargo, muchos otros villanos de Star Wars se ganan demasiados enemigos porque se dejan llevar por su orgullo y sus ambiciones, lo que les lleva a la perdición. Para otros villanos de Star Wars, su orgullo es la razón directa por la que sufren y fracasan al final.

Algunos de los villanos de la trilogía de precuelas eran totalmente caricaturescos en comparación con Darth Vader y Sidious, pero siguen siendo peligrosos antagonistas que tienen un gran concepto de sí mismos. Un ejemplo es Sebulba, el atleta de carreras de Dug, que fue un enemigo breve pero formidable al que Anakin tuvo que enfrentarse en La amenaza fantasma (1999).

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Para entonces, Sebulba había ganado muchas carreras y era el favorito de los apostantes. Todo eso se le subió a la cabeza, llevando a Sebulba a subestimar al sensible a la Fuerza Anakin durante su última carrera juntos. Sebulba estaba indignado por haber perdido contra Anakin, pero él mismo se lo había buscado.

En la tradición extendida de Star Wars , el Emperador Palpatine/Darth Sidious unió la galaxia por razones desinteresadas, principalmente para preparar la galaxia y su Imperio para la invasión de los Yuuzhan Vong. En el canon actual, eso no es un factor, por lo que el ascenso al poder de Palpatine se debe a su ambición egoísta.

Sheev Palpatine es lo bastante arrogante y engreído como para creerse merecedor de gobernar toda la galaxia, y como resultado de ello dio paso a más de 20 años de miseria bajo el dominio de su Imperio. Pero su orgulloso ascenso al poder hizo que la galaxia se uniera contra él en la Rebelión, e incluso el propio Vader se volvió contra él.

En la era de la trilogía de las secuelas, Ben Solo, el hijo de Han y Leia, cayó en el Lado Oscuro, asumiendo el nombre de Kylo Ren y empuñando un sable láser rojo. Kylo Ren buscaba desesperadamente calmar su confuso corazón y encontrar su destino, y entonces sus nuevos y oscuros poderes se le subieron a la cabeza.

Kylo Ren intentó ser un aprendiz servil de Snoke y trató realmente de ayudar a Rey a través del Lado Oscuro. Pero también era bastante orgulloso y engreído, pensando que sus horribles poderes del Lado Oscuro ayudarían de algún modo a Rey y conducirían a la galaxia hacia un futuro mejor en los días posteriores al Imperio.

El general Armitage Hux es un odioso, ruidoso y sanguinario comandante de la Primera Orden. También tiene sed de poder y le gusta estar al mando, aunque no se lo haya ganado. Pronunció un impresionante discurso en la Base Starkiller y luego intentó sustituir a Snoke como Líder Supremo.

Hux se echó atrás a regañadientes cuando Kylo Ren se hizo con el trono de Snoke para sí mismo, y el orgulloso y resentido Hux le guardó rencor desde entonces. Eso llevó a Hux a ayudar a la Resistencia en secreto, no para luchar por el bien, sino para acabar con sus rivales, que pisotearon su orgullo y sus sueños de villano.

El almirante Kendal Ozzel es el clásico ejemplo de comandante imperial engreído y demasiado seguro de sí mismo para complacer a sus superiores. Kendal Ozzel era, en el mejor de los casos, un táctico dudoso y a menudo se enfrentaba al mismísimo Darth Vader, lo que supuso un desastre en la película de 1980 El Imperio Contraataca.

Una vez más, el orgulloso Ozzel pensó que sabía lo que era mejor, y cometió un grave error en el proceso. Sus torpes maniobras avisaron con antelación a los Rebeldes del asalto del Imperio a Hoth, así que un harto Darth Vader se limitó a estrangular a Ozzel hasta la muerte como castigo.

Jabba el Hutt, un alienígena con aspecto de babosa, fue el primer gran antagonista de El retorno del Jedi(1983), un codicioso y cruel señor del crimen que operaba en el desértico mundo de Tatooine. Jabba tenía un ego descomunal y perdía los nervios cada vez que algo iba mal, lo que hacía que tanto sus aliados como sus enemigos le temieran enormemente.

El orgullo de Jabba se convirtió finalmente en su perdición cuando subestimó al Maestro Jedi Luke Skywalker un fatídico día. Jabba jugó con el grupo de Luke con monstruos verdugos como el rancor y el sarlaac, pero entonces Leia y Luke vencieron a Jabba. Eso enseñó a Jabba a no hacer un deporte de torturar y matar a la gente.

El virrey Nute Gunray fue quien condujo a su ejército de droides de la Federación de Comercio a una fácil victoria en el pacífico mundo de Naboo en La amenaza fantasma, y pronto se mostró demasiado confiado con su conquista sin esfuerzo. Incluso proclamó "¡ah, victoria!", pero estaba claro que no era un general curtido en mil batallas.

La única ventaja de Nute era su formidable ejército de droides, y era demasiado orgulloso para darse cuenta de que la joven reina y sus leales guardias eran una amenaza real. Nute quedó al descubierto como el cobarde estúpido que era cuando Padme le dio la vuelta a la tortilla y le obligó a firmar un nuevo tratado.

Al final, el Líder Supremo Snoke no era más que un sustituto de Darth Sidious, pero seguía siendo un siniestro y orgulloso seguidor del Lado Oscuro. Snoke era arrogante y brutal como comandante de la Primera Orden, y soñaba con gobernar toda la galaxia y aplastar a la Resistencia.

Snoke bajó la guardia cuando Kylo Ren llevó a Rey ante él en su sala del trono a bordo de su enorme nave insignia, la Supremacía. Snoke estaba demasiado confiado en que había ganado, así que no se dio cuenta de que Kylo Ren pretendía abatirlo a él, no a Rey, con el sable láser de Luke.

El director Orson Krennic fue el principal antagonista de Rogue One: Una historia de Star Wars de 2016, un oficial imperial arrogante y sediento de poder que anhelaba comandar la Estrella de la Muerte para sí mismo. En ese momento, Krennic era en realidad uno de los muchos oficiales engreídos y egoístas del Imperio, lo que ayudó a establecer el tono de todo el régimen.

Orson Krennic se peleó personalmente con Wilhuff Tarkin por la Estrella de la Muerte, y Krennic proclamó airadamente que el proyecto era un logro suyo, no de Tarkin. De hecho, incluso Darth Vader mostró un poco de humor y, con un juego de palabras, aconsejó al arrogante Orson Krennic que no se ahogara en sus propias ambiciones.

Wilhuff Tarkin rió el último sobre Orson Krennic al concluir la construcción de la Estrella de la Muerte, pero esa victoria engreída no duró mucho. El Gran Moff Tarkin se limitó a sustituir a Krennic como un oficial imperial arrogante y egocéntrico que se puso chulo porque tenía la Estrella de la Muerte de su parte.

Tarkin ni siquiera evacuó la Estrella de la Muerte cuando la Alianza Rebelde la atacó, ya que creía que la Estrella de la Muerte nunca podría caer ante enemigos insignificantes como los Rebeldes. Tarkin seguía a bordo de la Estrella de la Muerte mirando por una ventana de observación cuando Luke Skywalker voló la no tan invencible Estrella de la Muerte de Tarkin, vaporizando a Tarkin junto con ella.