Análisis de The Last of Us Parte I

Voy a hacer esto muy sencillo: The Last of Us Parte I presenta la mejor versión de la historia de Joel y Ellie que puedes jugar. Si nunca lo has experimentado y quieres ver de qué va todo el alboroto, esta es la versión que debes conseguir.

Debería ser bastante obvio el porqué de esto. El juego se ve mejor. El sonido es mejor. La animación es mejor. La jugabilidad es mejor (aunque no tanto como las tres primeras áreas). Basta con mirar las comparaciones que PlayStation ha publicado para darse cuenta de que es así. Casi me parece que no he necesitado jugar al juego para llegar a esa conclusión.

Pero después de volver a jugar a toda la historia de Joel y Ellie, y de jugar por primera vez a parte de Left Behind, creo que los materiales de marketing y los tráilers no le hacen justicia. Visualmente, The Last of Us Part I tiene un aspecto absolutamente impresionante, especialmente en el modo Fidelidad del juego, que lo presenta en auténtico 4K con raytracing a costa de funcionar solo a 30 imágenes por segundo. Si me dan a elegir, suelo preferir jugar a los juegos en sus respectivos modos Rendimiento, pero la menor velocidad de fotogramas no me ha molestado tanto como esperaba en este caso. (El juego también ofrece la posibilidad de desbloquear la velocidad de fotogramas en el modo Rendimiento, pero como estaba jugando en una pantalla de 60 Hz, no pude aprovechar esa opción).

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Las texturas en el modo Fidelidad no se veían mucho mejor que en el modo Rendimiento, pero la mayor resolución y la iluminación marcaron una gran diferencia. Naughty Dog ha cambiado un modelo de iluminación más dramático y de alto contraste por algo más realista, pero nunca tuve la sensación de que estuvieran sacrificando nada en términos de narrativa o tono. La historia de The Last ofUs es tan nefasta como siempre, pero la iluminación más creíble y los modelos más detallados presentaban una imagen más clara de un mundo posterior al colapso.

Ahora, para ser claros, no soy alguien que tenga una conexión nostálgica con el aspecto de The Last of Us, ya sea en su forma original o remasterizada. La primera vez que jugué a The Last of Us Remasterizado fue años después de su lanzamiento, como preparación para la Parte II; lo disfruté tanto que jugué la campaña dos veces, pero incluso entonces, ya me parecía que el juego tenía un aspecto bastante anticuado. Después de jugar a la segunda parte, esto era aún más evidente.

Tal vez esto sea mirar demasiado, pero es casi como si el original The Last of Us y The Last of Us Remasterizado se vieran como los jugadores imaginarían un mundo aterrador y post-apocalíptico, mientras que la Parte I se ve más como ese mundo se vería para alguien como Joel, que pasó los últimos 20 años aclimatándose al colapso, o para Ellie, que nunca ha conocido otro mundo. Es cierto que está cubierto de maleza y sucio, con la muerte en cada esquina, pero también puede ser hermoso o incluso mundano. Simplemente parece más real.

Pero incluso más que la iluminación, las texturas y la resolución, el aspecto visual que marca la mayor diferencia en la primera parte es la animación. Es difícil expresar con palabras lo mucho más creíbles y efectivas que son las actuaciones aquí, pero voy a intentarlo: Es como si los actores llevaran máscaras de sus propios rostros en los juegos anteriores y ahora se las hubieran quitado. Todos los sutiles tics faciales, todas las decisiones precisas que tomaron los actores, cada una de las emociones son ahora visibles en los rostros de los personajes, y no puedo exagerar la eficacia de las interpretaciones.

Como ya he dicho, nunca he llevado gafas de nostalgia cuando se trata de The Last of Us. Aunque disfruté de la historia, no creo que haya conectado con ella a un nivel emocional más profundo como lo hicieron los que se enamoraron del juego en 2013. Las cosas fueron muy diferentes esta vez. A pesar de saber todo lo que ha pasado, seguí sintiendo ese subidón emocional, especialmente durante el bombástico y trágico comienzo del juego. De repente, el viaje de Joel de superviviente egoísta a figura paterna egoísta tenía sentido. Ese momento posterior en la casa, cuando Ellie está a punto de marcharse con Tommy y Joel finalmente tiene que tomar una decisión sobre su propia humanidad, se sintió mucho más profundo y ganado. The Last of Us siempre se ha centrado en el hecho de que la gente puede elegir, tanto si lo admite como si no, pero eso me ha llegado después de jugar a la primera parte.

En cuanto a las mejoras en la jugabilidad, son algo más sutiles. La creación de objetos es más intuitiva, ya que se asemeja más al sistema de la segunda parte, y moverse por el mundo es algo más suave y natural. Sin embargo, desde el punto de vista estructural, la Parte I parece un juego más antiguo, especialmente a la sombra de su secuela. El diseño de niveles más intrincado de esta última hace que el de la primera parteresulte demasiado sencillo y obvio. El comportamiento de los enemigos es igualmente demasiado simplista; los enemigos humanos siguen haciendo lo propio de un videojuego: ver un cadáver y caminar lentamente hacia él, sin ni siquiera considerar la posibilidad de que la persona que ha asesinado a su amigo esté simplemente esperando detrás de una pared a la altura de la cintura para que pase. Esto no quiere decir que la jugabilidad de la primera partesea mala; simplemente no esperes que Naughty Dog haya copiado y pegado el combate mejorado de la segunda parte.

Donde The Last of Us Parte I no se siente anticuado es en sus diversas opciones y modos de accesibilidad. El segundo juego se convirtió en el estándar para asegurarse de que el mayor número posible de personas pudiera experimentarlo, y la Parte I lleva eso un poco más allá. Las mismas opciones están ahí, pero ahora puedes incluso ajustar cosas como el comportamiento de los enemigos sin tener que bajar el nivel de dificultad por completo. Las diferentes opciones de contraste están ahí, al igual que las descripciones de audio de las escenas. No estoy en absoluto cualificado para juzgar lo accesible que es un juego para todo el mundo, pero puedo decir que Naughty Dog ha superado al menos el ya robusto conjunto de opciones que estaba presente en el último juego.

También hay una sorprendente cantidad de rejugabilidad. Hay varias opciones de Permadeath, así como un nuevo modo speedrun, para aquellos que estén dispuestos a poner a prueba sus habilidades. Si quieres una nueva experiencia sin complicarte la vida, hay un montón de mods que puedes desbloquear y que tienen diversos efectos en el juego. Hay un mod de espejo que invierte el mundo del juego en su eje horizontal, mods que convierten tus ataques cuerpo a cuerpo o con proyectiles (o ambos) en muertes de un solo golpe, un montón de opciones de audio, como una que hace que suene como si los personajes estuvieran inhalando helio constantemente, y mucho más. Eso sin mencionar que la Parte I incluye tanto el juego principal como el DLC Left Behind, que muestra la vida de Ellie antes de conocer a las Luciérnagas y a Joel. Sin duda, es una pena que no hayamos recibido una versión actualizada de Factions, pero teniendo en cuenta que Naughty Dog está trabajando duro en su juego multijugador independiente de Last of Us, no es demasiado sorprendente.

Si has leído todo este análisis y sigues pensando que no merece la pena jugar a The Last of Us Part I, probablemente no haya nada más que pueda decir para convencerte, y oye, es justo. Al fin y al cabo, esta es la tercera vez que Naughty Dog publica esta historia, y para mucha gente será la tercera vez (o más) que la haya jugado. Pero, en lo que a mí respecta, después de volver a jugar a la historia de Joel y Ellie, esta es la versión definitiva de The Last of Us, y merece la pena volver a visitarla.

Imágenes: Sony Interactive Entertainment