Crítica de Rey Arturo: La leyenda de Excalibur, Arturo se vuelve DC
A pesar del éxito de propuestas como Snatch o las dos películas de Sherlock Holmes (más de mil millones suman las dos películas con Robert Downey Jr), la carrera del director de Lock & Stock no ha servido para convertir al británico en una apuesta infalible de cara a la taquilla.
Guy Ritchie es un tipo muy limitado y los pocos recursos que sabe manejar se agotaron hace casi veinte años, pero a veces, muy de vez en cuando y por circunstancias que jamás comprenderá una mente racional, la jugada no sale mal. Sucedió con Sherlock Holmes y volvió a pasar con la deliciosa The Man from U.N.C.L.E., una peli a la que el tiempo pondrá en el lugar que merece.
¿Está su odisea artúrica a la altura de esos dos títulos? Lamentablemente no, pero eso no significa que estemos ante un título que merezca terminar barrido por la marea.
Aquí el problema es que estamos ante su trabajo más agresivo, pero en el peor sentido de la palabra. Es una enciclopedia pirata de la leyenda que va de más a menos y que no tiene miedo a mezclar la espada y la brujería con la parte más mundana y terrenal de una época extraordinariamente sucia. Y ahí se rompe la película, entre secuencias mundanas en un bosque que parecen sacadas de una serie europea, frenesí de flema británica marca de la casa y alguna que otra cinemática de la Playstation.
Trailer de 'El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada'
Saga de películas del Rey Arturo dirigida por Guy Ritchie
Y ahí nos adentramos en el peligroso terreno oscuro, confuso y de malas coreografías. Como en las películas del universo cinematográfico DC. La conclusión que uno saca de ahí es que, a lo mejor, la culpa de todo esto es de la propia compañía. Warner no está sabiendo enfocar el tono a su cine de acción palomitero y, aunque no tenga ninguna trascendencia, como aquí sucede, esa oscuridad juega en su contra al convertirse en multitud de ocasiones en un QTE de nueva generación. El resultado es el que obtendrías al poner los 73 episodios de Juego de Tronos en modo aleatorio y a 32x y te haces una idea de lo que ofrece aquí el director de Lock & Stock. El rato se pasa sin problemas, por supuesto.
Tampoco ayuda la brusquedad de un director que parece montar sus trabajos (a veces) con retales o reshoots: las secuencias de la tierra oscura, las apariciones monstruosas de la película parecen pertenecer a otra película diferente, pasando lo más rápido y aleatoriamente posible a lo largo de sus, por otro lado, dignas y ajustadas dos horas.
En Estados Unidos el batacazo ha sido considerable, recaudando hasta la fecha algo menos de una cuarta parte de sus 175 millones de dólares, desorbitada cantidad para una pelea donde la animación digital canta igual que aquellas peleas a oscuras de Blade II. Con su incorporación a las carteleras del resto del mundo podrían salvar el presupuesto, pero nada hace indicar que vayamos a tener una continuación con los caballeros de la mesa redonda. Y en el fondo nos apena reconocerlo.
¿Es Rey Arturo: La leyenda de Excalibur, una buena película? Desde luego que no, pero es un fabuloso pasatiempo de verano. Ahora depende de tu exigencia al respecto.