Crónica del concierto de The Stranglers en la Sala Shoko de Madrid

ANTONIO GANDIAGA

concierto the stranglers sala shoko

Lo de The Stranglers en la Sala Shoko fue un concierto especial y no sólo por la cantidad y calidad de lo que se escuchó allí, sino porque cuarenta años de trayectoria es algo que muy muy muy pocas bandas han aguantado, ha habido cambios, unos se fueron y otros vinieron, pero lo que pasó el tres de abril entre La Latina y la Puerta de Toledo fue el testimonio de unos músicos comprometidos con la música, que no con su música, y sin miedo a explorar y explotar el animal que llevamos dentro.

Sobrevivir a la espantá del mítico Hugh Cornwell, primero y de Paul Roberts, después, ponía a Baz Warne en la incómoda situación de ser el frontman de una banda histórica con mucha carga a sus espaldas, pero la jugada ha salido bien y la potencia y compenetración que desprenden desde el escenario genera un show sin complejos donde se mezclan temas como Five Minutes, Something Better Change, No More Heroes, Golden Brown y hasta el All Day And All Of The Night de los Kinks para ir cerrando el concierto.

Puntualidad británica a la hora de comenzar su set, un mensaje en los teclados de Dave Greenfield que decía "NO QUESO NO BOLO" -queremos pensar que refiriéndose a cobrar por tocar, o quién sabe si a una afición extrema por los lácteos fermentados-, sala llena, buen sonido, buena iluminación, gran conexión entre artista y público, y audiencia ecléctica a más no poder: desde hooligans a señores con pinta de catequistas rozándose con maduritas tatuadas y las modernas gafotas de turno; maravilloso.

¿Te gusta? ¡Puntúalo!

6 votos

Noticias relacionadas