El origen de 'El Planeta de los Simios': lo que pudo ser y no fue
Una idea como la de El Planeta de los Simios, una distopía en la que los humanos dejan de ser (por fin) los reyes del planeta y con ese final tan brutal y sorprendente, no se merecía esto. La novela de Pierre Bouelle no se merecía la bazofia que le hizo Tim Burton (por mucho que admiremos en otros aspectos la carrera del cineasta) ni se merecía una precuela en la que importa más ver cómo un monete digitalizado viene hacia ti en 3D que la profunda crítica social o el personaje tan complejo de nuestro querido chimpancé César. No, no se lo merecía.
La primera media hora de la película engaña. Parece que sí, que se va a desarrollar el personaje del chimpancé hiper inteligente, se plantea bien el por qué de los experimentos y un convincente James Franco nos da la esperanza de que no estamos perdiendo el tiempo. Ahora, cuando empiezan los efectismos, los travellings forzados para que el 3D se amortice y la acción sin ningún tipo de fondo, es cuando acaba la fiesta.
Lo mejor: los numerosos guiños a los otros films de El planeta de los Simios (se menciona el viaje espacial de George Taylor, hay nombres que concuerdan, escenas similares -como la caza de monos del principio, similar a la caza de humanos de El planeta de los simios, etc.). Aún así, uno sale del cine con la sensación de que podría haber visto una gran película y que, sin embargo, sólo ha visto un despliegue de efectos especiales.