FRINGE: Ya sabemos dónde está Peter Bishop
SPOILERS A LA VISTA
FRINGE ha arrancado su cuarta temporada con poca audiencia, pero eso no es novedad si se trata de esta serie, que no deja de ser una joyita de estas minoritarias cuya tensión se incrementa por el miedo a que sea cancelada.
De todas formas, confiamos en que la FOX pueda permitirse el capricho de mantener en emisión la serie durante esta temporada e incluso una más, que nos da que si llega será la última. Y es que FOX no es famosa precisamente por las series consolidadas, de buena trama, y no procedimentales. Y al final lo que les importa a las cadenas es la pasta, y no la calidad. Una pena.
Pronunciado el speech, no nos queda otra que centrarnos en el momento más esperado de la serie, tras esa promoción viral de #whereispeterbishop. Cuatro capítulos han tardado los productores. Cuatro capítulos que, para los que seguimos la serie, han sido una experiencia realmente extraña: línea temporal sin que Peter Bishop existiera. Se nos partía el corazón al ver a un Walter no redimido y saneado por la presencia de su hijo, o una Olivia a la que le falta algo, que sigue fría como antes de enamorarse de Peter. Un ambiente realmente enrarecido, como sin chispa, y por supuesto, con ese gusanillo que nos aseguraba que Peter está por ahí y que tenía que volver.
En los episodios anteriores ya nos daban pistas. Y es que los guionistas de FRINGE son muy listos. Si FOX quiere una serie procedimental y parte de la audiencia también, vamos a hacer dos o tres episodios procedimentales, pero con casos que describan a la perfección la situación actual de nuestros personajes. Y así se han marcado tres episodios magistrales, especialmente el segundo, con un secundario enorme y con una Anna Torv interpretando a Olivia por partida doble, muchas veces ambas en el mismo plano: una gozada, vamos.
El caso, que a la cuarta va la vencida, y nuestros amigos se marcan con "Subject 9" un capitulazo que al principio nos tiene perdidísimos y que nos lleva por los derroteros del Cortexiphan del pasado de Walter, para luego darnos un "zas! en toda la boca" con la vuelta de Peter Bishop a esta nueva línea temporal que no sabe de su existencia.
Ante el inminente y habitual parón de una semana que nos espera tras este cuarto capítulo que se ha emitido el viernes, estaba claro que los friki-fans ya echábamos de menos a Peter, y de alguna forma todos coincidíamos en pensar (incluidos los productores y guionistas) que si no nos daban señales más claras de él antes del parón, el asunto olería mal: para la escasa audiencia y para los friki-fans. Así que, bien por la decisión de traerle de vuelta.
Como no me puedo alargar en exceso, sólo diré que el regreso de Peter me dejó con la boca abierta. Como esos niños cuando descubren que Darth Vader es el padre de Luke Skywalker, de esto que te arremolinas las piernas en el sillón de tu casa y te quedas con la boca abierta como diciendo: ¡hala, qué pasada...!
Mira que FRINGE es ciencia ficción pura y dura, que se ha marcado explosiones varias, máquinas enormes que te trasladan en el tiempo entre rayos y truenos... Pero no. El "renacimiento" de Peter ha sido de lo más poético, sencillo y WTF! que podían haber hecho. Y me ha encantado.
Cuando parece que todo está perdido, kilómetros más allá del lugar en el que Olivia y Walter podrían haberse cargado esa "fuerza magnética que rompía el espacio-tiempo" con la forma de Peter, unos borbotones de aire emergen en el famoso Reiden Lake y nos sacan a flote a un Peter Bishop que no tiene ni idea de la que le espera...
Nosotros tampoco sabemos qué c**o nos tienen preparado. Que si en esa dimensión temporal no saben quién es él y va a tener que convencerles de que los conoce, que si hay que restablecer las líneas temporales, e incluso hay quien teoriza (el propio Damon Lindelof, guionista de LOST) que Peter va a terminar siendo un Observer. Y he de decir, que lo veo muy probable. Ah, y en serio: que le den un Emmy ya a John Noble.