Las 13 mejores pelĂculas de timadores del cine
Ay, los timadores. ¿Qué tendrán estos tipos que al final siempre queremos que se salgan con la suya a pesar de ser gente de la peor calaña? Solo si una historia es buena y un golpe resulta inolvidable (y a poder ser, real), el espectador sentirá una mágica atracción por su protagonista y detestará su vida por no haber conseguido dar el golpe del siglo. Las 13 mejores películas de timadores del cine pueden servirte como fuente de inspiración. Pero ten cuidado y no te fíes de nadie.
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Hacerse mayor es el hueco que hay entre aburrirse la primera vez y llorar la octava o la novena.
Creo que Tarantino nunca ha querido tanto a sus personajes. Creo que nadie lo ha vuelto a hacer. Un enredo con maletín de por medio y el espíritu de Rashomon acelerado por la habitual verborrea de un director que, por primera vez, adaptaba una obra ajena.
Nueve reinas
Fabián Bielinsky nos dejó muy pronto y con solo dos películas interesantísimas, sobre todo su primera película, Nueve Reinas, la odisea de dos delincuentes de poca monta que se asoman al vacío de la posibilidad de dar el golpe de sus vidas. Gatos y ratones con acento argentino, una canción para el recuerdo y un reflejo de una época oscura de la que salir a cualquier precio. Contó con su correspondiente remake americano.
Un pez llamado Wanda (A fish called Wanda)
Posiblemente la comedia más divertida de todos los tiempos. Al menos en las que se refieren a timadores y ladrones. El reparto es inmejorable y Jamie Lee Curtis, con permiso de True Lies, está más sexy que nunca. Los Python John Cleese y Michael Palin están enormes, pero todos se ven eclipsados ante el Otto de Kevin Kline, puede que una de las interpretaciones más divertidas de todos los tiempos.
El lobo de Wall Street (The wolf of Wall Street)
Como si DiCaprio hubiera viajado en el tiempo para esnifar al joven De Niro y haya sido poseído por su espíritu. Pero qué hermoso reto el que se traen entre manos Scorsese y Michael Bay, por dios bendito.
El Golpe (The Sting)
Un manual sobre cómo hacer una película de estafadores. Un guión vivo, un par de actores inmejorables, una ambientación espeluznantemente real y una banda sonora que sigue en tu cabeza desde antes de que nacieras.
Dolor y dinero (Pain & Gain)
Un monitor de gimnasio y un par de colegas juegan a ser gángsters y lían la de dios. Cosas de Miami, si no que le pregunten a Tony Montana.
La diferencia es que la gente que lo hizo realidad era muy fea y aquí son casi casi Optimus Prime y sus colegas. Cine buenísimo, hermoso y barato.
El color del dinero (The Color of Money)
25 años después de que Robert Rossen encumbrara (más) a Paul Newman como el gran Eddie Felson, Martin Scorsese recupera al personaje, que de nuevo había regresado a la pluma de Walter Tevis, para colocar a su lado a una estrella del calibre del Tom Cruise de mediados de los ochenta. Una secuela con tanta personalidad que mucha gente no se enteró del dato.
La trama (The Spanish Prisoner)
Uno de esos thrillers de relojero que tan bien maneja David Mamet, casi ciencia ficción, con un reparto inmejorable y un sorprendente Steve Martin. Veinte años ya, es necesario reivindicar y recuperar de inmediato.
Atrápame si puedes (Catch me if you can)
El lado amable del lobo de Wall Street, una de esas fábulas que se le dan tan bien al rey Midas de Hollywood cuando no pretende trascender y solo quiere proporcionar un par de horas de entretenimiento de primera a una audiencia a la que cada vez le cuesta más trabajo encontrar artesanía de este nivel. Muy divertida.
Los impostores (Matchstick Men)
Una grandísima película que nadie recuerda que pertenece a Ridley Scott. Es harto curioso cómo cuando realmente se pasa de la raya con películas como El Consejero salen los palmeros que no aparecen cuando rueda, al fin, algo que parece del mismísimo Spielberg. Por supuesto, a recuperar inmediatamente.
Entre pillos anda el juego
Un Landis amable en su primera colaboración, también amable, con Eddie Murphy, con quien dirigiría el mayor éxito de su carrera y también uno de los mayores fracasos de ambos. Aquí era imposible fallar, por supuesto.
Los timadores (The Grifters)
Stephen Frears dota de su habitual sentido del humor azabache al relato original del siempre indispensable Jim Thompson en una película que pasó a ser obra maestra y de culto desde el primer día. Ha llovido mucho desde entonces y ninguna ha conseguido aproximarse a la crueldad de este drama ni a la increíble sexualidad de Annette Bening.
La casa del juego (House of games)
Treinta años ya de esta extraordinaria llegada de David Mamet a Hollywood. De todas las cosas increíbles de la película (banda sonora, ambientación, reparto…) la más increíble de todas es que esto sea una ópera prima.