Los trastornados más aterradores del cine
El estreno de Split (Múltiple), ha devuelto a los afectados del trastorno de personaildad múltiple al lugar que merecen. Olvídate de Harley Quinn, olvida al Joker, aquí vamos a recomendar lo mejor de lo mejor: los trastornados más aterradores del cine.
Carter Nix – Raising Cain (1992, John Lithgow)
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Una de las mayores bizarradas del maestro Brian De Palma fue este suicidio cinematográfico que, además, venía después del histórico batacazo de La Hoguera de las Vanidades.
Un eminente psicólogo infantil comenzará a experimentar ciertos cambios de humor peligrosos cuando se entera de la infidelidad de su esposa.
De Palma se las arregla para entregar un thriller de primera a partir de un material entre lo absurdo y lo imposible. Estiloso y ácido ejercicio de cámara, la película gana enteros gracias a su puesta en escena habitual y al milagro interpretativo de John Lithgow, uno de los mejores actores peor aprovechados que recordamos, En nombre de Caín es una de nuestros De Palma preferidos. El actor lleva la película a sus espaldas, dotando a su personaje atormentado una dimensión humana, colocando al espectador en un difícil tesitura.
Charlie Bailey Gates – Me, Myself And Irene (2000, Jim Carrey)
Jim Carrey no pasa por su mejor momento ni en lo personal ni en lo profesional, pero aquí seguimos considerando al astro de Ace Ventura como uno de los mejores actores de nuestras vidas. En su segunda colaboración con los hermanos Farrelly, Carrey interpretaba a un don nadie que sacaba toda la mierda de su cabeza transformándose en un tipo de cuidado, harto de ser pisoteado por la vida. Esa transformación pondrá en peligro su nueva relación entre pena, asco y carcajadas. Con mucho tacto, los Farrelly lograron hacer una estupenda comedia sobre algo que no resulta especialmente gracioso.
Malcolm Rivers – Identity (2003, Pruitt Taylor Vince)
De alguna manera, la madre de todas las películas de trastornos múltiples, sobre todo por la forma de narrar e integrarlas en una trama de thriller de terror en un hotel como el que lo empezó todo y que regentaba Norman Bates. Porque, claro, Identidad no podía desarrollarse en ninguna otra parte.
Tramposa, sí, pero infalible hasta su ¿inesperado? desenlace. Gran reparto y dirección férrea de un James Mangold que terminó por acomodarse en la industria.
The Narrator – Fight Club (1999, Edward Norton)
David Fincher es uno de los mejores narradores de todos los tiempos, y su adaptación de la novela de Chuck Palahniuk es un infalible pelotazo que sigue vigente en la actualidad, probablemente más que hace casi veinte años. Una de las mayores y más elegantes piezas de caos y anarquía que nos ha regalado el cine.
Teddy Daniels – Shutter Island (2010, Leonardo DiCaprio)
Leonardo DiCaprio es uno de los tíos que mejor escogen sus papeles, y sus colaboraciones con Martin Scorsese son sinónimo de entretenimiento de primera disfrazado de buen cine clásico. En la que fue su cuarta colaboración con el director de Goodfellas, el protagonista de El lobo de Wall Street se transformaba en un investigador a cargo de un misterioso caso en un psiquiátrico. Pulp de primera, los secretos de su personaje daban una vuelta de tuerca a todo lo que habíamos visto antes. Una joya incomprendida.
Los trastornados más aterradores del cine suelen ser un seguro de vida a la hora de convertir una historia en algo más. Sobre todo si se representan con este equilibrio entre fragilidad y tormenta. Hay más, claro, pero eso será para otro día.