Muere Charles Manson, el asesino que no mató a nadie

MANSON ES UN ICONO DE LA CONTRACULTURA POPULAR

Muere Charles Manson, el asesino que no mató a nadie

Tras pasar media vida encarcelado, Charles Manson ha fallecido esta madrugada a los 83 años.

Charles Manson fue el autor intelectual de la masacre de siete personas durante dos noches consecutivas que volvieron loco a medio mundo en el verano de 1969.

Los típicos grados de separación entre cualquier cosa y Kevin Bacon podrían ser aplicables a la cultura popular con Charles Manson. Por ejemplo, Neil Young compartió cigarros y guitarras en una de esas quedadas hippies de entonces, ya que Manson lo intentó en el mundo musical antes de dedicarse a comer la cabeza de la gente más idiota de Los Angeles. Dennis Wilson, de los Beach Boys, también tuvo su rato Manson, pero algo más incómodo cuando se lo encontró en la entrada de su casa.

Manson nunca tuvo ninguna oportunidad de llegar a una vida normal, y a los 13 años ya había sido arrestado por robo a mano armada.

Entre 1951 y 1954 estuvo en prisión y saldría a los 19 años por buen comportamiento. Tras un par de arrestos más, por robo de vehículos, falsificación y proxenetismo.

Fue entonces cuando comienza su formación esotérica y su interés por la filosofía oriental.

Muere Charles Manson, el asesino que no mató a nadie

En agosto de 1968, Manson se montó un rancho. Como Neil Young. El Rancho Spahn era un lugar donde a menudo se grababan películas de vaqueros. Y se lo montó después de que el mánager de Wilson dijera a «La Familia Manson» que debían salir de la casa del chico de la playa.

En marzo de 1969, Manson se acercó al 10050 de Cielo Drive, en Beverly Hills, buscando a un productor musical, Terry Melcher, pero se encontró con la residencia de Roman Polanski y Sharon Tate. Tras un par de desencuentros se fue.

Meses más tarde, durante la noche del 8 de agosto de 1969, Manson ordenó a Charles Denton "Tex" Watson a llevarse a Susan Atkins, Linda Kasabian y Patricia Krenwinkel, una de las primeras en entrar a «La Familia Manson», para que fueran a "esa casa donde Melcher solía vivir" y "destruir totalmente a todo el mundo de la manera más horripilante que puedas”.

Esa noche tuvo lugar uno de los momentos más aberrantes del crimen popular americano: Sharon Tate, embarazada de nueve meses, recibiría más de una docena de puñaladas. Cinco personas fueron horriblemente asesinadas.

Al día siguiente, repitieron en el 3.301 de Waverly Drive, donde habían acudido a alguna fiesta por los alrededores. Manson condujo el coche. Según dijeron durante el juicio, éste subió a la casa, amordazó al matrimonio que vivía allí —Leno y Rosemary LaBianca— y volvió al coche. Luego se marchó. Pero se quedaron Watson, Krenwinkel y Leslie Van Houten. Y los tres cosieron a puñaladas a sus víctimas. A Rosemary le asestaron 41; a Leno, 12 y además le grabaron en la tripa la palabra “war” (guerra).

Con el shock de esas dos noches se puso fin a la era de la paz y el amor, y el californiano, la ciudadanía de Hollywood, descubrió que el mal, la bestia, vivía al lado de su casa.

Tras conseguir cambiar la pena de muerte por la cadena perpetua, Manson pasó medio siglo entre rejas y se convirtió en la imagen principal que acompaña la definición de maldad en el imaginario popular.

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