Polémico estreno de The Untold History of the United States de Oliver Stone
Oliver Stone estrenó ayer Lunes en la cadena norteamericana Showtime una serie de 10 documentales de una hora llamada 'The Untold History of the United States' y, claro, la volvió a liar parda.
La cosa ya prometía desde el principio dado el planteamiento base de la serie, remover toda la mierda oculta de la historia norteamericana desde la segunda guerra mundial hasta hasta estos días, administración de Obama incluida y plantear lo que podría haber sido si las decisiones hubiesen sido otras.
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El proyecto nació en la cabeza de Oliver Stone en 1996, mientras se tomaba un café junto al historiador Peter Kuznick. Eso sí, nació como un documental único que a medida de darle vueltas durante 15 añazos (solamente) se acabó convirtiendo primero en un libro y después en una crónica televisiva dividida en 10 partes, cada una alrededor de un acontecimiento trascendente en la historia estadounidense.
Partamos de que Oliver Stone no es un tipo fácil. Con tanto o más talento que cualquier otro de los directores de su generación, su trayectoria ha venido marcada por altibajos, desmotivaciones, absurdas obsesiones y todo lo que queráis añadir, que han convertido demasiado a menudo su obra en algo irregular y que tratar con cierta precaución.
Sigamos con que lleva meses diciendo que éste es el trabajo de su vida y que de aquí saldrá 'a hombros o en la cárcel'.
Y acabemos con el hecho de que tanto él como Kuznick han invertido años en recopilar documentos y grabaciones de cada una de las épocas tratadas. La propia cadena Showtime puso como condición poder contrastar cada uno de esos datos antes de que cada episodio viese la luz.
Claro que todo ejercicio de este tipo requiere una fuerte dosis de novelización y, sobre todo, de especulación.
Y de ahí, como era de esperar, es de donde ha surgido toda la polémica, una vez emitido el primer programa, centrado en las pruebas nucleares con fines militares desarrolladas durante la década de los 50 y que comienza con el propio Stone diciendo que la educación que los niños reciben actualmente en las escuelas es justo lo que le ha empujado a hacer estos documentales.
Los sectores más puristas y conservadores de la prensa norteamericana han catalogado su visión de tremendista, imparcial y demasiado subjetiva, sus recursos técnicos de histriónicos y gratuitos. Dudando incluso de la veracidad de algunas de las grabaciones y documentos presentados.
Toda esta polémica no le sienta nada mal a una serie que, precisamente, es lo que busca sin ningún tipo de disimulo o disfraz.
Los primeros datos de audiencia son bastante prometedores y la expectación por el segundo capítulo va creciendo. Definitivamente, es una de esas producciones que hay que ver para poder formar una opinón y tomar un bando.
¿Oís? Una OPINIÓN.