Scott Pilgrim despega es un juego tonto y consciente de sí mismo (Crítica)
Advertencia: La siguiente crítica de Scott Pilgrim Takes Off, de Netflix, contiene pequeños spoilers de la serie.
Scott Pilgrim despega, de Netflix, rebosa profundidad opcional. Superficialmente, es una comedia de acción animada, irreverente e ingeniosa, con personajes irresistibles y un absurdo desenfrenado. Pero si se profundiza un poco más, se convierte en una historia sincera sobre ser dueño de uno mismo y luchar por lo que te importa. Con el creador de la serie Bryan Lee O'Malley como coprotagonista, esta nueva incursión en el universo Pilgrim es todo lo tonta y autoconsciente que esperábamos que fuera.
La película de Edgar Wright Scott Pilgrim contra el mundo fue una especie de milagro. O'Malley no construyó exactamente esta historia para el cine de acción real, por lo que el hecho de que Wright llevara a cabo su adaptación de acción real de la forma en que lo hizo sigue siendo notable tantos años después. El reparto merece una buena parte de los elogios (hablaremos de ello más adelante), pero lo que realmente eleva la película de Wright es su comprensión de lo que debe llegar a ser para que funcione. La energía aguda y frenética de la historia de O'Malley, unida a la voluntad de Wright de aceptar su escasa conexión con la realidad, la convierten en algo más que una adaptación de cómic de éxito. La transmutó en una experiencia que podía valerse por sí misma.
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Scott Pilgrim despega presume de todo eso y más. El argumento es más o menos el mismo: el holgazán Scott Pilgrim se enamora de Ramona Flowers, una chica misteriosa que viaja por la autopista subespacial, y se encuentra luchando por su vida -y su amor- contra los siete malvados ex de ella. Sin embargo, a diferencia de los cómics y la película, Scott Pilgrim se despega comienza su serie de ocho episodios con un giro narrativo audaz: pone a un personaje principal fuera de servicio y se construye en torno a su ausencia. Brillantemente, cambia el enfoque de una manera que, al mismo tiempo, enriquece lo que vino antes y establece este esfuerzo aparte de la adaptación de 2010. Los personajes terciarios de la película de Wright disfrutan aquí de papeles más amplios, pero rara vez a costa de algo vital.
Digo "rara vez" porque hay ocasiones en las que el deseo de O'Malley de dar cuerpo a personajes secundarios parece demasiado tangencial. ¿Realmente necesitamos 30 minutos (casi consecutivos) de pantalla dedicados a Envy Adams? Es una de las personas menos interesantes en la órbita de Scott, pero los guionistas explotan su personaje -y su relación con el Todd Ingram de Brandon Routh- para un humor que no acaba de funcionar y una subtrama que no importa.
En su mayor parte, sin embargo, la transición de la franquicia de la acción real a la animación es perfecta. A ello contribuye también el reparto. Casi todos los miembros principales del reparto de Scott Pilgrim contra el mundo vuelven a interpretar su papel aquí y el resultado es glorioso. Todos se meten en sus papeles con el mínimo esfuerzo. Michael Cera pronuncia sus líneas con facilidad, creando inmediatamente la ilusión de que ha salido del plató de Wright y se ha metido en un estudio de grabación. Mary Elizabeth Winstead, Ellen Wong y Kieran Culkin se sienten igual de naturales como Ramona Flowers, Knives Chau y Wallace Wells, respectivamente.
En resumidas cuentas: No es perfecta, pero Scott Pilgrim Despega acaba adoptando la forma que la creación de O'Malley siempre creyó destinada a tener.