Crítica de 'Capitán Harlock', la Arcadia vuelve a surcar el cosmos

Crítica de 'Capitán Harlock', piratas en tiempos oscuros

En los noventa, John Carpenter puso entre la espada y la pared a su Serpiente Plissken -otro eterno bucanero irredimible con parche en el ojo-, frente a un gobierno desquiciadamente totalitario y una revolución ciudadana de métodos no menos brutales. Su respuesta fue la de Alejandro Magno frente al nudo Gordiano. Coger la sartén por el mango y darse cuenta de que el problema no eran unos ni otros, sino que en general nos habíamos convertido en unos capullos y no había otra que cortar por lo sano. Bienvenidos a la raza humana. Hay mucho de aquel Plissken en este Capitán Harlock que se ahora se adentra en las aguas de nuestros cines tras 38 años de historias, en esta ambiciosa producción nipona creada mediante ordenador.

Trailer de 'Capitán Harlock' la película

La icónica exposición ‘Gucci Cosmos’ se vuelve virtual en The Sandbox

Al igual que el personaje de Kurt Russell, el pirata espacial de Leiji Matsumoto es el último bastión de una visión romántica de la humanidad, indoblegable y auténtica, que no entiende de cadenas ni chantajes, o de ceder frente a la hipocresía burguesa, temblorosa y acomodada que se ha extendido entre nosotros. Al timón de la inmortal nave Arcadia, siempre firme frente toda adversidad y siempre cubierta en las brumas del misterio generadas por su motor de materia oscura, Harlock es el estandarte al que han entregado su lealtad y sueños una legión de parias descontentos que buscan una alternativa frente a el estado de las cosas. Para formar parte de la tripulación de la Arcadia no cuenta currículum, recomendaciones o experiencias previas de trabajo que valgan. Todo es tan simple como llevarlo dentro o no llevarlo. O vales o no vales.

Todo ello en un escenario crepuscular en el que la humanidad se ha extendido por todo el universo, y ahora emprende el regreso a la Tierra después de agotar los recursos del cosmos y descubrir que no hay ninguna nueva frontera más allá de las estrellas. El regreso a casa como promesa envenada de un nuevo comienzo con el que dejar atrás los errores del pasado, y que aquí se usa como zanahoria al final del palo con la que mantener unidos los últimos restos de nuestra sociedad.

Y frente a estos tiempos de tormenta, Harlock. El pirata inmortal que se niega a entrar plácidamente en el ocaso de nuestros días, proclamando que si no queda más fronteras que explorar, él creara una nueva. La rebeldía como forma de vida, encarnada a través del capitán de la Arcadia como desafío frente a una humanidad mansa y agotada, recordándonos que hubo otro tiempo en el que no temíamos el mirar con desafío a los ojos del abismo.

Desarrollada durante cinco años, y con otros dos hasta que al fin ha llegado a nuestro país, la película dirigida por Shinji Aramaki devuelve el sello del mítico estudio Toei a nuestras pantallas, con un impresionante despliegue técnico que hace palidecer cualquier otro intento de ofrecer una animación 3D realista en el cine. Octava iteración que el mítico personaje de Matsumoto tiene en la pantalla, la historia creada por Harutoshi Fukui usa a un nuevo recluta en la tripulacion de Harlock como ventana desde la que aproximarnos a su mundo y su particular filosofía de vida.

Y aunque se trata de una reinvención completa que busca ser accesible a las nuevas audiencias, aquellos que han crecido con anteriores encarnaciones del centenario pirata encontrarán en esta ambiciosa película del Capitán Harlock todos los rasgos que definen al personaje y todo el mundo que le rodea, en un escenario de conspiraciones políticas, abordajes en mitad del cosmos y emboscadas entre bajeles, en las que el hombre que sostiene el timón de la Arcadia como el enemigo de todo lo que es considerado bueno y digno por parte del Establishment anquilosado.

Sin embargo, a la película se le hecha en falta la rebeldía que se le proclama a su protagonista central, teniendo más de relato otoñal frente al fin de una era, que de espíritu aventurero en sí. Tirando por la tendencia que a veces tiene el anime a la trascendencia trágica, su argumento peca de un exceso de requiebros innecesarios y discursos enrevesados, que parecen intentar esconder la falta de un timón firme, y que pueden hacer de la película un tanto confusa y de difícil digestión para el espectador poco familiarizados con el personaje de Matsumoto.

Pero para todo el que creciera soñando con poner fin a nuestras grises miserias cotidianas liberando amarras y soltando velas mientras sentía el viento espacial en su cara, Capitán Harlock es una buena oportunidad para reencontrarse con ese mito de nuestra infancia. Quizás no la mejor, pero aunque a este viejo bucanero le pesan los años, sigue manteniendo buena parte de su espíritu, junto a un cascarón de proa que luce tan espectacular como nunca hubiéramos llegado a imaginar.

¿De que va 'Capitán Harlock'? De recordar, ahora más que nunca, que hubo un tiempo en el que unos hombres desafiaron al sistema sin más promesa que la bandera de lo incierto. De que en tiempos oscuros, es el forajido que actúa al margen de un sistema corrupto y agotado el que se puede erigir como nueva figura del héroe. Un héroe inspirador y a través terrible, cuyas manos no están precisamente limpias, pero en las que puede esconderse la solución para el cambio que necestiamos.

Y para terminar soltando el último lastre, 10 razones para ver 'Capitán Harlock' tras el trailer: