Reseña del Videojuego Tunic
A primera vista, el encantador estilo artístico de Tunic y su tono encantador guardan un gran parecido con la serie The Legend of Zelda. Pero bajo su alegre y desarmante exterior se esconde un juego que pretende poner a prueba tu determinación.
Más allá de un comienzo abrupto en el que nuestro amigo el zorro aparece en una playa, la historia es escasa. Y la escasa trama de Tunic es intencionadamente vaga. El misterio de este mundo es un bonito añadido al juego más que una razón para jugar. El mero hecho de adentrarse en su fascinante entorno, luchar contra sus desagradables habitantes y descubrir sus múltiples capas es una historia fascinante por sí misma. La exploración de este mundo isométrico, bellamente construido, es un verdadero placer. Tanto el mundo exterior como las numerosas mazmorras del juego ofrecen entornos intrincados y variados. Algunos están repletos de peligrosos obstáculos, como la sustancia viscosa que devora la vida en la Cantera, mientras que otros ofrecen una búsqueda más directa de tesoros, atajos y el camino a seguir.
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Al más puro estilo metroidvania, necesitarás las herramientas y habilidades adecuadas para llegar a ciertas zonas. Muchas de las localizaciones del juego pueden explorarse directamente desde la playa, pero la dificultad o la falta de equipo impiden que te desvíes demasiado del camino previsto. Por ejemplo, tienes acceso a la Tumba Oscura desde el principio, pero buena suerte al enfrentarte a sus esqueletos y pozos con pinchos sin encontrar primero la linterna. Me gustó volver a visitar zonas con un inventario ampliado que me permitía reclamar tesoros antes inaccesibles.
Aunque el traje verde y la sencilla espada y escudo pueden hacer que el zorro antropomórfico de Tunic parezca un esponjoso Link rojo, muchas de las mecánicas del juego están sacadas directamente de la serie Souls. Las estatuas extrañas proporcionan un lugar para reponer tus pociones de salud y magia, pero también hacen resurgir a los enemigos. Cuando mueres, se te cae el oro y, para recuperar tu riqueza perdida, debes volver al lugar donde caíste. Interactuar con tus riquezas caídas también produce un ataque de área de efecto que daña a los enemigos y los hace retroceder, lo que a veces hace que una muerte táctica sea tu mejor opción. La posibilidad de perder oro añade un sorprendente nivel de tensión, ya que necesitas una cantidad considerable de dinero no sólo para comprar objetos, sino también para subir de nivel. Y subir de nivel supone una gran diferencia en tu capacidad para mantenerte con vida en Tunic, ya que cada aumento da la sensación de añadir algo de fuerza a nuestro zorro héroe.
Hay una significativa sensación de progresión a medida que amplías tu arsenal para incluir bombas y magia. Pero como todo lo demás tiene usos limitados, la mayor parte del tiempo dependerás de tu fiel espada para acabar con los enemigos del juego. Las batallas requieren una cuidadosa sincronización de tus golpes y un uso cuidadoso de tu resistencia mientras esquivas entre los golpes del enemigo, buscando el momento oportuno para atacar. Los enemigos no se andan con chiquitas sólo porque es adorable. Están más que dispuestos a patearle la cola hasta el último punto de control. Cada uno de los tipos de enemigos de Tunic está bien diseñado, y hay una agradable variación a lo largo del juego. Los rápidos y ágiles cocodrilos causan un gran daño si te atrapan con sus mandíbulas, mientras que las hadas -piezas de pared flotantes- utilizan una habilidad de explosión que te congela en el lugar.
En cuanto al combate, sin embargo, lo más destacado son las batallas contra los jefes. Cada encuentro es un espectáculo, aunque no tendrás mucho tiempo para apreciar el arte mientras esquivas poderosos ataques de golpe y huyes de devastadores láseres. Gritarás cosas que no encajan con el tono inocente de Tunic cuando estos temibles enemigos te superen por enésima vez. Requieren paciencia, pero también es tremendamente agradable enfrentarse a ellos: superar cada uno de ellos se siente como un logro.
Cada encuentro es un espectáculo, aunque no tendrá mucho tiempo para apreciar el arte.
Algunos juegos se esmeran en explicar los entresijos de su mecánica antes de dejarte vagar libremente por sus mundos, pero Tunic no lo hace. La lección más importante que aprendes -probablemente después de que tu pequeño zorro haya pasado mucho tiempo perdido sin remedio- es que el juego te ofrece orientación de forma inspirada, haciéndote recoger páginas de un manual de instrucciones de la vieja escuela. Aunque las primeras piezas pueden descartarse fácilmente, pronto se descubre su importancia. Si estás perplejo sobre dónde ir a continuación o necesitas orientación sobre cómo funciona una mecánica concreta, todo está ahí en esas páginas bellamente elaboradas si te fijas bien. El manual en sí es una especie de rompecabezas, su diseño críptico es una forma inteligente de descifrar el funcionamiento interno del juego. Esto hace que sea más atractivo de desentrañar que un tutorial tradicional.
Los defectos de Tunic son, afortunadamente, tan pequeños como su difuso personaje principal. Todas tus capacidades ofensivas sólo pueden asignarse a tres botones, lo que está bien al principio, pero es bastante limitante cuando quieres usar una serie de objetos consumibles en combate junto con tu espada y tu magia. De vez en cuando, al pasar de una zona a otra, los niveles isométricos pueden tardar bastante más en cargarse de lo que cabría esperar para un juego de esta naturaleza. Los enemigos también se cuelan esporádicamente en el entorno, y los enemigos voladores a menudo se alejan justo fuera del alcance de tus golpes de espada, lo que los hace increíblemente irritantes hasta que tienes acceso a los ataques mágicos a distancia.
Aunque se inspira en muchos de los grandes juegos, Tunic tiene una singularidad y un sentido de la maravilla propios. Su estilo gráfico sencillo y colorido y su enfoque en la diversión a la antigua usanza hacen que la experiencia sea innegablemente cautivadora. Al mismo tiempo, el contrastado desafío que presenta añade un nivel extra de inmersión y satisfacción que hace que esta encantadora aventura no se olvide pronto.
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Un combate deliciosamente difícil y una exploración significativa hacen de Tunic una maravilla moderna de inspiración retro.