Reseña de Rosewater
Como todo buen western, Rosewater comienza en un tren.
La periodista Harley Leger está en camino a la ciudad para asumir un trabajo en el Rosewater Post, un pequeño pero competitivo periódico que busca ampliar su alcance. Su primera asignación es entrevistar a Gentleman Jake Ackerman, un espectáculo del viejo oeste que ha llegado a la ciudad, pero su involucramiento con él rápidamente se convierte en una búsqueda del tesoro que la lleva a ella, a Jake y a su variopinto grupo de inadaptados por todo el oeste.
El oeste en Rosewater es un poco diferente de lo que podrías recordar: la sociedad se está recuperando de las catastróficas consecuencias de recientes desarrollos en el campo de la "aethericidad", continuando la ambientación de historia alternativa steampunk del predecesor de Rosewater, Lamplight City. Este no es un oeste gobernado por hombres solitarios a caballo y duelos veloces, donde los más duros y más rápidos son los que sobreviven, sino uno impregnado de un sentido de intriga y misterio que aleja al género de sus raíces sangrientas.
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Como periodista, Harley es una excelente protagonista para el papel. En lugar de un revólver, sus armas son la curiosidad, la obstinación y un instinto para la verdad; en lugar de una búsqueda de oro, ella está en una búsqueda de una historia.
Rosewater tiene la costumbre de tomar elementos clásicos del western y darles un giro. En lugar del sombrío viaje de un solitario silencioso, Rosewater es un viaje lleno de charlas de Harley y, parece, de todos los demás que puede encontrar: el jactancioso Jake y su talentoso asistente Danny Luo, el encantador líder rebelde Filomeno Marquez (Phil para los amigos), la aspirante a doctora de suaves palabras Nadine Redbird, y su conductora de caravana, la dura Lola Johnson. La mayoría del juego transcurre en la carreta de Lola mientras se dirigen a El Presidio, encontrando colonos, viajeros, bandidos, comerciantes, refugiados, estafadores y trabajadores.
No hay una sola vez en que pasen de largo con frialdad y enfoque en su objetivo. En cambio, se detienen a hablar, a ayudar y a investigar. Cada vez. Ausente de una búsqueda implacable de justicia o oro, Rosewater es tan relajado que llega a sentirse errante.
