Reseña del culto al cordero
HacÃa mucho tiempo que no me obsesionaba de verdad con un juego. Cuanto más viejo me hago, más precioso me parece el tiempo que paso en esta Tierra. Desde este punto de vista, incluso cuando estoy obligado profesionalmente a jugar a un juego, normalmente me resulta bastante fácil dejarlo. Ese no fue el caso de Cult of the Lamb, un juego que me mantuvo despierto más de dos horas de la madrugada mientras lo analizaba.
Cult of the Lamb es el epÃtome del juego que te hace decir: "Sólo una ronda más". Estructurado en torno a un ciclo dÃa-noche perfectamente dosificado, el juego te arrastra a un ritmo. Por la mañana, alimentas a tu secta antes de tu culto diario. Al mediodÃa, todo el mundo está trabajando duro para reunir recursos y generar devoción. Por la noche, puedes recorrer tu campamento, recogiendo los frutos del trabajo de tu culto. Luego llega la hora de dormir, lo que te permite atar algunos cabos sueltos mientras los miembros de tu secta duermen plácidamente en sus tiendas, o en el frÃo y húmedo suelo, si eres ese tipo de lÃder de secta.
Como ya dije en mi avance, la estética adorable de Cult of the Lambno se limita a ironizar sobre los temas más oscuros de la adoración demonÃaca y el lavado de cerebro religioso (no es que esos temas se desarrollen realmente a lo largo del juego). En cambio, el adorable estilo artÃstico de Massive Monster es una herramienta eficaz para conseguir que te preocupes casi inmediatamente por los miembros de tu secta. QuerÃa que vivieran su mejor vida y necesitaba que me quisieran, sin más razón que la de ser tan adorables. Y, como si fueran Pokémon, querÃa atraparlos a todos.
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QuerÃa tanto a mi pequeña secta que no querÃa que nadie se fuera. No querÃa que nadie se alejara. Asà que construà mejores tiendas para que durmieran. Planté mejores alimentos para que comieran. Hice todo lo que me pidieron, incluso si eso significaba encarcelar a otro miembro de la secta por robar. Además, solÃa dejar marchar al prisionero al cabo de un dÃa y les daba un regalo de consolación, un collar casero, para decirles: "Sin rencores". Bailaba con ellos, les pagaba, les daba los fines de semana libres y, de vez en cuando, todos juntos hacÃamos piruetas. Si los dejaba demasiado tiempo mientras estaba matando herejes, me aseguraba de recompensar su paciencia con un banquete. Todo lo que pedÃa a cambio era su devoción, su trabajo, sus cuerpos sólo para la ocasional posesión demonÃaca y, cuando llegaba el momento, sus vidas.
Entonces se acabó. Maté a todos los herejes. Mi deber estaba cumplido. Me quedé con una sensación de vacÃo. ¿Cuál era mi propósito ahora? ¿Qué sentido tenÃa todo esto? Claro, eso se puede decir de muchos juegos, especialmente de los que no tienen historias especialmente atractivas. Pero esta vez me sentà peor, como si estuviera esperando algo que nunca apareció. Aunque definitivamente habÃa más de todo lo que me gustaba de Cult of the Lamb cuando lo adelanté, el juego no se volvió más interesante. Claro, añadÃa un montón de edificios y desbloqueaba nuevos rituales y ganaba nuevos seguidores, pero todo lo que hacÃa el juego era expandirse. Nunca se profundizó.
Esta sensación de expansión sobre la profundidad podrÃa tener algo que ver con el hecho de que Cult of the Lamb es básicamente dos juegos en uno. El primero es un simulador de gestión de cultos en el que haces todas las cosas divertidas que he mencionado antes, como cultivar y dar sermones. El segundo juego es un roguelike en 2D en el que tienes que abrirte paso a través de habitaciones generadas aleatoriamente y llenas de enemigos con armas asignadas al azar hasta que derrotes a un jefe o mueras. Aunque hay un mÃnimo indicio de una historia que te impulsa hacia tu objetivo, la verdadera motivación es reunir recursos y seguidores mientras matas a los infieles herejes de El que Espera.
El combate de Cult of the Lambes fácil, tal vez demasiado fácil, al menos en el nivel de dificultad "medio". Sólo morà una vez en todo el tiempo que pasé con el juego, y esto viene de alguien que apenas consiguió pasar una vez con éxito por Hades. Parte de esto puede deberse a la rapidez y eficacia con la que subà de nivel a mi culto (más adelante), pero creo que Cult of the Lamb no está pensado para ser un juego terriblemente difÃcil. Sólo hay un puñado de tipos de enemigos en cada una de las cuatro zonas de combate, y aunque muchos de ellos son únicos en sus zonas especÃficas, tienden a tener ataques similares.
La lista de tipos de armas que se ofrecen también es relativamente corta. Hay una daga, una espada, un hacha, un martillo y unos guanteletes. Aunque cada una de ellas puede tener sus propias ventajas pasivas (como envenenar a los enemigos o generar un espÃritu de un enemigo muerto que atacará a otro enemigo), su uso es básicamente el mismo. La única arma que parecÃa totalmente única era el martillo, que tenÃa un largo tiempo de respuesta pero un golpe devastador. Fue mi arma favorita del juego, ya que tienes que calcular el tiempo de tus ataques más que con las demás.
Las maldiciones son la otra herramienta que tienes para ayudarte a deshacerte de tus enemigos. Se trata esencialmente de ataques mágicos que utilizan una reserva de maná, que tienes que recargar matando enemigos. Al igual que las armas, sólo hay un puñado de maldiciones en el juego, aunque los efectos que pueden tener también cambian. Una maldición, por ejemplo, es simplemente un poderoso ataque de espada, aunque puedes conseguir un ataque de espada que engendre espÃritus o uno que congele a los enemigos. Aunque las maldiciones son realmente diferentes entre sÃ, tampoco hay muchas.
Si parece que el combate en Cult of the Shadow es superficial, es porque en cierto modo lo es, pero eso no significa que no lo haya disfrutado. Por un lado, hay cartas de tarot que puedes desbloquear y recibir aleatoriamente durante tus combates que te darán bonificaciones temporales, y que pueden tener un impacto en tu forma de jugar o, al menos, en lo fuerte que te sientes. También puedes desbloquear una estructura en tu campamento que te permite convertir temporalmente a tus seguidores en demonios y que te sigan en la batalla. Experimentar con estos elementos puede ser divertido y añadir variedad a tu juego.
Sin embargo, la principal razón por la que disfruté del combate de Cult of the Lambfue por su contexto. Aventurarse en el desierto para asesinar herejes tenÃa sentido porque lo hacÃa al servicio de mi culto. Ayudaba a romper... no quiero decir la "monotonÃa" de gestionar mi culto, pero daba un buen ritmo a mi tiempo con el juego. Pasaba unos dÃas en el campamento, acumulando riquezas y recursos, y ganando la devoción de mi culto, y luego salÃa a la aventura de matar herejes. Pero, además, no sólo mataba enemigos para mÃ. Estaba matando enemigos para poder llevar bienes a mis fieles seguidores.
Hay una sinergia satisfactoria entre las dos mitades de Cult of the Lamb. Los huesos que ganaba matando a mis enemigos podÃan gastarse en rituales en casa. Estos rituales podÃan hacer que los seguidores de mi culto fueran más felices, más productivos o más devotos. Cuanta más devoción (un recurso real en el juego) me dieran rezando al Ãdolo central del campamento, más podrÃa subir de nivel el campamento desbloqueando nuevos edificios como granjas y minas. Cuantos más objetos cultivara y extrajera, más oro podrÃa ganar, que luego podrÃa gastar en cartas de tarot o convertir en lingotes de oro que utilizarÃa para construir versiones más avanzadas de minas, campamentos y demás.
En este sentido, los sistemas de Cult of the Lambse complementan muy bien, pero al igual que el combate, el aspecto de la gestión del culto resulta demasiado fácil. A mitad del juego, ya tenÃa más recursos de los que podÃa necesitar. Nunca me quedaba sin madera, piedra o comida, y si alguna vez me quedaba sin oro, podÃa vender los hongos o materiales que me sobraban. La economÃa del juego parecÃa rota, y como alguien que nunca se involucra demasiado con este tipo de sistemas en juegos similares, me pareció extraño lo fácil que era para mà no tener que preocuparme nunca por los recursos.
Por otro lado, habÃa otras formas en las que Cult of the Lamb parecÃa demasiado poco amigable para el usuario. Una de las principales preocupaciones es que tu campamento esté limpio e higiénico, ya que tus seguidores tienen que defecar y ocasionalmente vomitar. Una de las soluciones es construir un armario para el conserje, que asignará aleatoriamente a un miembro de la secta para que limpie el desorden. La otra solución es dar a tus seguidores un lugar para hacer sus necesidades en forma de retrete. El problema de los retretes es que pueden llenarse y desbordarse, por lo que tienes que limpiarlos de vez en cuando (lo que, convenientemente, te proporciona algo de fertilizante para usar en tus granjas). Ahora bien, uno pensarÃa que el conserje también limpiarÃa el retrete y depositarÃa el fertilizante en el contenedor especÃfico junto a la granja que está designado para almacenar el fertilizante. Pero el conserje parece ignorar todo el desorden que se acumula en el retrete, dejando que tú lo revises constantemente.
Este es sólo un ejemplo en el que el simulacro de gestión de Cult of the Lambse siente medio falto. Los seguidores asignados a las granjas, por ejemplo, no esperarán a que los cultivos crezcan por completo, lo que te permitirá obtener semillas que podrás convertir en más plantas. En su lugar, las recogerán lo suficientemente pronto como para que te pierdas esa bonificación adicional. Si la idea es que tu culto trabaje para ti, ¿por qué sentà que estaba constantemente haciendo el trabajo sucio? También está el hecho de que no puedes mover o eliminar los edificios una vez que los has colocado, lo que resultaba molesto desde el punto de vista estético, pero no necesariamente rompe el juego. En definitiva, la parte de gestión del juego, aunque convincente y expansiva, acabó pareciendo también un poco superficial.
Puede parecer que tengo muchas quejas sobre Cult of the Lamb, pero lo cierto es que no me impidió disfrutar menos del juego, salvo por tener que limpiar los retretes constantemente. Pero que algo sea un poco superficial no significa que no pueda ser divertido. Mientras escribo esta reseña, se está emitiendo en EE.UU. la última temporada del reality show británico Love Island. Al igual que los seguidores de mi secta, sus concursantes están atrapados en una pequeña parcela de tierra, realizando las mismas tareas (en este caso, "injertar" y chupar dedos) una y otra vez. A veces juegan, pero ganar no suele suponer nada. El resto del tiempo, los concursantes -que son todos influencers o modelos de algún tipo- holgazanean alrededor de una piscina.
¿Y sabes qué? Me encanta. Es uno de los programas más superficiales y repetitivos que he visto nunca, pero también es uno de los más divertidos de la televisión. A veces la diversión tonta y superficial es exactamente lo que necesitas, incluso si eso significa que no es exactamente la experiencia más satisfactoria. No siempre quiero tener que esforzarme. A veces sólo quiero algo fácil con lo que obsesionarme. Quizá también quiero que me laven el cerebro.
★★★★☆ Cult of the Lamb es dos juegos en uno. En parte roguelike y en parte simulación de gestión, ninguna de las dos mitades se siente totalmente desarrollada por sà misma y proporciona poco desafÃo. Sin embargo, la sinergia entre las dos mitades es innegable y el estilo artÃstico es contagiosamente adorable, lo que te da suficientes motivos para jugar un dÃa más dentro del juego, y luego otro más, hasta que estés despierto durante todo un dÃa fuera del juego, sintiéndote totalmente lavado de cerebro. | Desarrollador Massive Monster Editor Devolver Digital ESRB T - Teen Fecha de lanzamiento 08.11.22 |
Cult of the Lamb está disponible en Xbox Series X/S, PlayStation 5, Nintendo Switch, Xbox One, PS4 y PC. La versión principal jugada fue para PC. El producto fue proporcionado por Devolver Digital para la realización de esta cobertura. Reseñas de EGM en una escala de una a cinco estrellas. |